La asociación RIA, con la financiación del Ayuntamiento de Camargo, ha presentado un proyecto que está desarrollando desde 2012 aprovechando la planta autóctona carrizo para el tratamiento de sedimentos contaminados que se encuentran en la Ría del Carmen y de Boo, y que esperan poder testar sus estudios a mediados de 2021 en la propia ría.

Así lo ha señalado el presidente de la asociación RIA, Diego Cicero, en la presentación de cómo ha avanzado el proyecto de descontaminación de la ría del Carmen.

Cicero ha estado acompañado por la alcaldesa de Camargo, Esther Bolado, el concejal de Desarrollo Local, Eugenio Gómez, y la concejal de Medio Ambiente, María José Fernández.

«Desde el Ayuntamiento de Camargo consideramos que es un antes y un después en el futuro de nuestra ría, sobre todo un presente porque va a ser una realidad», ha asegurado Bolado, quien ha agradecido a la asociación todo el trabajo que desarrolla. Cicero ha explicado que la asociación en los últimos años lo que ha desarrollado es una fase para estudiar qué es capaz de hacer esta planta autóctona, el carrizo, en cuanto al tratamiento de sedimentos estuáricos contaminados por metales pesados.

Y ahora pasan a desarrollar técnicas para aplicar «in situ» esos conocimientos.

De la fase de investigación, la asociación ha concluido que el carrizo tiene dos principales maneras de actuar sobre el sedimento contaminado, y es que desde el punto de vista físico tiene una gran capacidad de cohesión del sedimento.

Esto quiere decir que cuando se aplica esta planta en un sedimento fangoso, que prácticamente tiene la textura casi de un líquido, con el paso de unos meses es capaz de cohesionarlo y convertirlo en un sustrato sólido y estable.

Y, desde el punto de vista metabólico, se ha conocido que la manera de actuar de la planta es fundamentalmente acumular los contaminantes en sus raíces y limitar su paso a su parte aérea, tallos y hojas.

«Éste es un mecanismo adaptativo que ha desarrollado esta planta para poder sobrevivir en espacios altamente contaminados. De esta manera la planta acumula los contaminantes bajo el suelo en el entorno de sus raíces y dentro de ella misma», ha explicado Cicero.

Este último mecanismo, inhibe el paso a los tejidos fotosintéticos protegiendo así los tallos y hojas, que es lo que le permite hacer la fotosíntesis y sobrevivir, con lo que «es un mecanismo de supervivencia».

Además, esta propiedad tiene dos maneras principales de explotarse desde el punto de vista de técnica de remediación en el medio real de esos contaminantes, a través de la fitoestabilización y otra que es la rizo filtración.

Estas dos técnicas son los protagonistas de los experimentos que la asociación ha puesto en marcha este año para determinar cuál de ellas, o en combinación, se podría, aplicar en el medio real la filtroremediacion con el carrizo.

«Esperamos testar estas tecnologías a mediados del año que viene de 2021 ya en la ría, y con los resultados que obtengamos sería cuestión de plantear para 2022 un proyecto a gran escala, que es nuestro objetivo», ha señalado Cicero.

Se trata de un proyecto que, de funcionar, podría llevarse a todo el ámbito europeo y asiático, que es el área de distribución natural del carrizo. En Estados Unidos es una especie invasora, no es una especie autóctona.