27.04.2024 |
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Nuevos ataques de lobos al ganado doméstico en el monte Caviña

Restos de las ovejas matadas por los lobos. / Saja
Restos de las ovejas matadas por los lobos. / Saja
Nuevos ataques de lobos al ganado doméstico en el monte Caviña

Los lobos siguen llevando la preocupación a los ganaderos del municipio de Valdáliga, por los frecuentes ataques al ganado doméstico. Concretamente, el pasado lunes los cánidos mataron tres ovejas y dejaron dos heridas de la Ganadería González Torre, propiedad de Pablo González, Noelia Torre y Gabriel González, en el barrio La Ganceda, (Roiz), en una finca situada dentro del monte valdáligo de Caviña. Los ataques son obra de tres cánidos que frecuentan la zona y que han sido avistados en varias ocasiones. Concretamente, uno de los lobos se grabó en un vídeo desde la ventana de una vivienda de La Ganceda, mientras atacaba a una ovejas.

La Ganadería González Torre, que cría vacas, potros y ovejas, viene sufriendo daños en sus animales. En primavera la mataron dos potros en La Florida, en un lugar próximo a la cueva de El Soplao y en septiembre del año pasado varias ovejas, al igual que a la ganadera Ana Alonso, del barrio de La Vega, en mayo, mientras que otro criador vio heridos varios potros que pastaban en libertad en el monte Escudo. Uno de los ganaderos más afectados ha sido Juan Tárano, que ha padecido en los últimos tiempos tres ataques a su rebaño de ovejas en el barrio de El Mazo.

Ganaderos de Cabezón de la Sal, Ruente y Valdáliga, también, registraron bajas en el ganado que sus propietarios tenían en la fina El Jaro, en terrenos pertenecientes al municipio de Cabezón de la Sal. Concretamente, mataron dos potros y dejaron otro herido, propiedad del ganadero Marcelo Gutiérrez, de Herrera de Ibio. Y con anterioridad, los cánidos salvajes, en el mismo lugar, volvieron a matar un potro e hirieron a otro, también, de Marcelo Gutiérrez. En el Alto del Turujal, en el límite entre los términos de Cabezón de la Sal y Valdáliga, mataron varias ovejas.

Los lugareños creen que los daños causados son obra de, al menos, tres canidos salvajes que habitan en la Sierra del Escudo y frecuentan terrenos de Ruente, Valdáliga y Cabezón de la Sal. Si bien, algunos lugareños se extrañan de que en esta época del año los lobos no estén en las zonas alta, otros expertos consultados, aseguran que viven en esta zona «porque nacieron aquí» y se han acostumbrado al ruido y no huyen. Además, «aquí lo tienen más fácil porque no les falta comida». Por ello, algunas de las batidas que se han realizado, no consiguen abatirlos, porque no huyen. «La Guardería podrá abatir alguno a la espera, a cualquier hora del día», nos dijeron.

Ahora que las brañas de Sejos acogen a un buen número de reses de los municipios de Los Tojos, Cabuérniga y Ruente, también se han producido allí estos días algunos daños en los animales que pastan en libertad hasta el final del verano.

Durante una cacería de jabalí a finales del año pasado, en el monte de San Cifrián, uno de los miembros de la cuadrilla avistó a cuatro lobos.

Noelia, de la Ganadería González Torre, nos comentó que los vecinos están atemorizados porque por las noches oyen desde sus casas berrar a las vacas y correr a las ovejas. «Aunque nos indemnicen, no vale, porque yo lo que quiero son a mis animales». «No pierdo una oveja, sino su producción. Si tengo que reponer, no me alcanza la subvención», aseguró, mientras se mostró partidaria de que «los lobos ocupen el lugar que tienen que ocupar, es decir, la alta montaña», porque con tantos ataques, «en Valdáliga ya no quedan ovejas; a este paso tendremos que Esperar a que los lobos se nos metan en casa. La Administración no va a reaccionar hasta que ataquen a las personas».

«Somos un sector que no estamos valorados», continuó. «Si bien durante la pandemia se ha resaltado la importancia del sector primario, la verdad es que no se nos ayuda». «No nos prestarán atención hasta que no se coman a un turista».

«Desde el despacho es muy fácil hablar de ecologismo, hay que ir más allá para opinar, hay que saber cómo se vive en los pueblos, porque los perjudicados somos nosotros, soy yo y mis animales» y deben saber que «mejor que nosotros, nadie los cuida», se lamentó Noelia.

Un total de 21 lobos se mataron la pasada temporada de caza en los terrenos venatorios de Cantabria. Unos fueron abatidos durante la celebración de monterías de jabalí, otros en batidas extraordinarias y uno murió por atropello. Como se sabe, el Servicio de Montes autoriza a matar un cánido salvaje durante el desarrollo de cacerías de jabalí en determinados montes donde se considera su presencia excesiva. A su vez, los Agentes Auxiliares del Medio Natural, con ayuda de cazadores locales, han venido organizando batidas específicas en determinados lotes donde se producen ataques a los animales domésticos. El Plan de Gestión del Lobo, que entró en vigor el 4 de abril del año pasado, establecía que se podrían matar un máximo de 34 cánidos salvajes.

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