Los Tojos, el municipio más alto del valle de Cabuérniga está «limpio» del coronavirus, ya que, según ha explicado su alcaldesa Belén Ceballos, solo ha habido un caso de contagio y ya está curado. Pero, al ser la hostelería y la ganadería los principales pilares económicos, el Estado de Alarma se vive con especial preocupación.

La ausencia de contagios es debido a que «las cosas se han hecho bien y la gente respeta el confinamiento». Para la alcaldesa «lo poco positivo que tiene la España Vaciada es que la gente está acostumbrada a vivir en los pueblos y por ello cumple las normas a rajatabla», dado que, normalmente, las gentes están habituadas a bajar un día a la semana a hacer compras a Cabuérniga o a Cabezón de la Sal, y a acudir al Consultorio Médico de Valle». Belén Ceballos explica que desde el Ayuntamiento se ayuda a todos los vecinos, poniendo a su disposición de forma permanente dos operarios municipales para facilitarles lo que necesite. Incluso a trasladarles a las consultas médicas. Los niños reciben material escolar del Colegio Manuel Llano, de Terán de Cabuérniga, así como la comida del comedor escolar. El consistorio ha procedido a la desinfección de lugares públicos y de los lugares transitados de todo el municipio, en cuya labor han contado con la ayuda del Gobierno de Cantabria. También reparte mascarillas, guantes y geles.

Habitantes. La población de Los Tojos se reparte en los pueblos de Barcena Mayor, Los Tojos, El Tojo, Correpoco y Saja, y en todos ellos hay restaurantes y posadas. Por ello es un sector «que tanto está sufriendo y va a sufrir, por lo que estamos estudiando a haber cómo se le puede ayudar. «Esperamos primero a conocer las líneas de apoyo del los gobiernos de España y de Cantabria para ver qué podemos hacer nosotros», indicó la presidenta de la corporación municipal. «Ver estos días el aparcamiento de vehículos de Barcena Mayor vacío es una estampa que antes era inimaginable, que causa desolación», apunó Ceballos en los micrófonos de la emisora Onda Occidental Cantabria.

«Es que», continuó, «en estos dos meses se ha perdido, además, la Semana Santa y a ello hay que añadir las pérdidas que tuvo la hostelería cuando nos quedamos aislados con el gran argayo que se produjo el año pasado en Ruente». 

La situación la definió como «catástrofe», pero, aclaró que «no tengo conocimiento de que ningún empresario vaya a dejar la actividad». Preocupación, igualmente, por lo que está sufriendo la ganadería, con la bajada de precios que se está produciendo, pero, pese a que «vienen momentos duros» se mostró convencida de que «entre todos vamos a salir de esta». Por último, Ceballos mandó un mensaje de «tranquilidad, ánimo y fuerza».