14.05.2024 |
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RACING

Más de tres años después

La última vez que el Racing estuvo fuera del descenso en Segunda División fue cuando el equipo de Iván Ania ganó 4-0 al Mirandés en septiembre del 19 | Sólo duró una semana

Mboula y Matheus, el pasado domingo en el Ciutat de Valencia. / LA LIGA
Mboula y Matheus, el pasado domingo en el Ciutat de Valencia. / LA LIGA
Más de tres años después

El Racing está respirando estos días un aire que hacía mucho tiempo que no respiraba. Tras ganar el pasado miércoles al Zaragoza y enlazar su segunda victoria consecutiva, logró salir de los puestos de descenso en los que ha estado desde que perdió 0-2 en la primera jornada contra el Villarreal B. Su mal inicio liguero enlazó, en el fondo, con su mala actuación la última vez que había pasado por Segunda División, cuando estuvo descendido mucho antes de terminar el curso. Tanto es así, que el conjunto cántabro no estaba en la situación en la que está hoy, fuera de las cuatro posiciones marcadas en rojo, desde hace prácticamente tres años y un mes.

En la última experiencia del conjunto cántabro en la categoría de plata, sólo salió del pozo tras aquella contundente victoria por cuatro a cero contra el Mirandés que quiso servir como aliciente, que se quiso interpretar como bisagra entre un antes y un después. El equipo entrenado entonces por Iván Ania llegó a ese 17 de septiembre con la sensación de tener menos puntos de los que merecía y entendió que aquel contundente triunfo iba a cambiar su pobre dinámica, que fue especialmente castigada por goles en los últimos tramos de los partidos que penalizaron mucho el proyecto. Sin embargo, poco duró aquella alegría porque cinco días más tarde, el 22 de ese mismo mes, empató a uno contra el Sporting y de nuevo volvió a caer al pozo. Ya no volvería a salir. Hasta ahora. Lo hizo el pasado miércoles con dos nuevas travesías por el desierto de la Segunda B (o Primera RFEF) en medio.

El objetivo del equipo verdiblanco es que, como entonces, no vuelva a ser flor de un día. Ahora cuenta con una mayor garantía porque ha pasado un mes más de competición y porque el equipo ya tiene tres victorias, algo que no logró el Racing en aquella campaña hasta navidad. Con todo, más allá de los resultados y de la situación clasificatoria, lo que más invita ahora mismo al optimismo es la constante evolución que mantiene el equipo, ya que parece dar un pasito más en cada partido que juega. Fue así incluso cuando perdía, pero los resultados hacen más difícil ser crédulo.

Fernández Romo siempre ha dicho que intenta no condicionarse por los puntos que tenga el equipo y siempre habla de procesos, relaciones y, sobre todo, evoluciones. Siempre ha pedido tiempo porque entiende que construir un equipo con todas las letras demanda una paciencia por parte de los dirigentes y del entorno con la que a menudo no cuentan los de su profesión. Él la ha tenido. Ha contado con la confianza de dirigentes y aficionados, que han entendido en todo momento lo que pasaba y que no se han llegado a poner nerviosos ni cuando daba la impresión de que al equipo no le daba para competir en la categoría. Ahora quizá recojan la recompensa por ello porque el Racing parece que ha comenzado a carburar. Fuera del pozo se ve todo con un poco más de luz.

Clara evolución. Se llevan disputadas diez jornadas, que es prácticamente un cuarto del campeonato, y éstas han quedado divididas claramente en dos. Si sólo se cuentan las cuatro primeras, el conjunto cántabro sería el peor de toda la categoría. En cambio, si sólo se contabilizaran los seis últimos encuentros, estaría peleando por los puestos de ascenso directo. Es como haber pasado del blanco al negro, de la noche al día. El Racing ha levantado el ancla pero su entrenador mantiene su mismo discurso, demostrando que lo que defiende tras una derrota no pretende engañar a nadie ni vender ninguna moto, ya que es lo mismo que dice cuando su equipo gana. A Fernández Romo se le puede llamar el hombre tranquilo sin problema.

El Racing ha empezado a marcar goles pero no demasiados. Su penitencia sigue estando ahí. Al principio no generaba demasiado y, cuando empezó a generar, se encontró con su falta de puntería o incluso con la mala suerte, porque es como hay que llamar a haber dado nueve balones al palo en diez partidos. El noveno fue el de Matheus el miércoles tras un remate que fue repelido lo suficiente por Cristian Álvarez. Si no llega a estar tan inspirado el portero del equipo zaragocista, quizá se hubiera producido un auténtico destape goleador porque el Racing disfrutó de ocasiones claras suficientes como para haber marcado al menos cuatro, pero sólo acertó con uno.

Basta echar un vistazo a los marcadores que se dan en cada jornada para confirmar que hay pocos equipos a los que les sobren goles. Los resultados son ajustados y los del conjunto cántabro están obligados a serlo al promediar un gol cada dos partidos (ha anotado cinco en diez jornadas). De este modo, resulta de obligado cumplimiento dejar la portería a cero para sumar de tres en tres. Conseguirlo significa que con un gol puede bastar para ganar y es lo que ha conseguido el conjunto cántabro en cinco de las últimas seis jornadas. Sólo ha encajado en Eibar, cuando dos errores defensivos valieron otros tantos goles, y, aún así, el conjunto cántabro se fue con la buenas sensación de haber merecido incluso la remontada en el segundo tiempo.

Dejar la portería a cero en cinco de las últimas seis jornadas ha permitido levantar el vuelo. Buen ejemplo de lo valioso que es lo da el Burgos, que está peleando en la zona alta habiendo marcado sólo un gol más que el Racing pero, a cambio, no habiendo recibido ninguno. Es una barbaridad lo que está haciendo el equipo de la comunidad vecina y parece que los hombres de Fernández Romo quieren seguir ese camino. Está disfrutando del gran estado de forma que están mostrando tanto Pol Moreno como Rubén Alves, que se han visto también favorecidos por contar a sus costados con laterales ganadores de duelos y con dos medio centros que trabajan como los que más.

Con todo, si algo empieza a destacar del Racing, si hay algo que le está haciendo reconocible y concediéndole incluso personalidad propia es el hecho de aparecer en todos los campos con las ideas muy claras. En eso, ya suele ser superior a muchos rivales. Los hombres de Romo saben a lo que juegan y lo ponen en práctica cada vez mejor, intentando robar tras mantenerse bien replegados para construir veloces ataques con los que llegar al área rival. Y cada vez lo hacen con más frecuencia. Por eso ha empezado a ser un equipo que ni mucho menos se está comportando como la cenicienta que parecía que iba a ser en el primer mes de competición. Entonces ya mereció algún punto que se escapó y ahora parece que ya no se escapan tantos.

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