Mientras el fiscal del caso de la supuesta violación grupal por parte de unos extranjeros a una joven en el verano de 2022 en Santander presenta sus conclusiones finales, exigiendo más de cien años de cárcel para los acusados y 100.000 euros de indemnización para la víctima, el silencio del PSOE de Cantabria sobre este tema es palpable. Este silencio contrasta con su reciente iniciativa legislativa para prohibir el proxenetismo, destacando su compromiso con los derechos de las mujeres.

La joven, entonces de 22 años, fue sometida a una "situación tan salvaje", según palabras del fiscal, tras una noche de fiesta que acabó en una pesadilla. Las pruebas periciales confirman el consumo "importante" de alcohol y otras sustancias por parte de la víctima, mientras que los acusados, algunos de los cuales cambiaron su versión en la vista oral, mantienen su inocencia. Sin embargo, la acusación es clara al afirmar que lo ocurrido fue un acto de "sometimiento, que no de consentimiento".

En medio de este drama judicial, la secretaria de Organización del PSC-PSOE, Noelia Cobo, resalta el compromiso del gobierno de Pedro Sánchez en avanzar hacia una sociedad libre de explotación sexual. La Proposición de Ley presentada busca perseguir el proxenetismo, cerrar locales donde se ejerce la prostitución y castigar a los clientes.

"Mientras otros generan ruido, avanzamos en derechos y libertades", asegura Cobo, recordando el cierre del primer prostíbulo en Cantabria por el entonces alcalde y actual secretario general del PSOE en Cantabria, Pablo Zuloaga. La diputada reitera la necesidad de abolir la prostitución, describiéndola como una "aberración que vulnera los derechos humanos" y una forma de violencia de género.

Este enfoque en la lucha contra el proxenetismo, sin embargo, no aborda directamente la problemática de la violencia sexual y las agresiones grupales, dejando a la opinión pública y a los defensores de los derechos de las mujeres preguntándose sobre la eficacia y el alcance real de las acciones políticas en la protección contra todas las formas de violencia de género.

¿Es este el camino correcto? ¿Pueden coexistir la lucha contra el proxenetismo y la acción decidida contra la violencia sexual? Mientras el debate continúa, una cosa es clara: la necesidad de leyes más fuertes y de una sensibilización global para erradicar esta lacra de nuestra sociedad.