El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha desafiado al Kremlin al realizar una estratégica incursión en Latinoamérica, marcada por su destacada presencia en la investidura del presidente argentino, Javier Milei, seguida de una visita a Estados Unidos.

Este periplo transatlántico busca consolidar el respaldo a la causa ucraniana en un momento crítico, mientras Kiev enfrenta tenazmente la contraofensiva rusa. Simultáneamente, Zelenski busca contrarrestar el apoyo regional a Rusia, encabezado por países como Venezuela, Cuba y Nicaragua.

América Latina, clave en la geopolítica de Putin, se convierte en un escenario de disputa. Aunque el presidente ruso, Vladímir Putin, aún no ha visitado la región, considera este continente como fundamental en su visión de un mundo multipolar.

La conexión estratégica entre Zelenski y Milei se materializó en un abrazo prolongado durante la investidura, simbolizando el agradecimiento del líder argentino por el esfuerzo del presidente ucraniano en pleno conflicto bélico. Milei, crítico de la campaña militar rusa, ofrece su país como posible sede para una cumbre de paz.

El viaje de Zelenski resulta estratégico, aprovechando que casi medio millón de argentinos tienen raíces ucranianas desde 1897, según historiadores. En reuniones con representantes de esta comunidad, el presidente ucraniano busca consolidar un apoyo unificado en América Latina en respaldo a Kiev.

La eficacia del viaje se refleja en los intentos de la maquinaria de propaganda rusa de ridiculizar a Milei, calificándolo de "loco". Milei, a su vez, alerta sobre el peligro que representa el "autócrata" Putin para la seguridad mundial. Zelenski confía en que la posición de Milei aumente el respaldo político a Ucrania en la región, reflejándose en el apoyo a resoluciones ucranianas en la ONU. En sus encuentros con líderes de Uruguay, Paraguay y Ecuador, invita a participar en la próxima reunión de la Fórmula de la Paz en enero.

El presidente ucraniano continuará su periplo en Norteamérica, donde se reunirá con el presidente estadounidense, Joe Biden, tras el bloqueo de un proyecto presupuestario en el Senado que incluía asistencia militar para Ucrania.

Mientras tanto, Putin aguarda la visita de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, antes de que finalice el año. A pesar del respaldo mutuo en antagonismos con la OTAN y la oposición, Rusia aboga por la resolución pacífica del conflicto entre Venezuela y Guyana.

En el horizonte, Putin planea visitar la región en 2024, invitado por el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, aunque este último advierte sobre las consecuencias de la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional por supuestos crímenes de guerra en Ucrania.