27.04.2024 |
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La ciudad egoísta: una nueva pandemia

Consumismo.
Consumismo.
La ciudad egoísta: una nueva pandemia

Hace casi dos años sufrí en primera persona la variante más virulenta del COVID. Sí, esa pandemia que nos hizo creer que íbamos a convertirnos en mejores personas, más solidarios y que íbamos a apoyarnos en la colectividad por encima del individualismo.

 Durante un tiempo nuestra antigua realidad quedó a otro lado y nos hizo soñar que vivíamos en un mundo diferente, un mundo sin odio,u n mundo sin catástrofes, un mundo sin egoísmo. Por unos meses la tierra parecía distinta, había esperanza...

Yo aproveché para escribir y posteriormente rodar dos cortometrajes donde ensalzaba la solidaridad (La solidaridad no se cancela) y el valor de la cultura (40 días) para enfrentarnos a los golpes de la vida, ingenuo de mi…

En estos días se habla mucho del valor de la ganadería y agricultura pero me ha indignado tanto oír comentarios por la calle o en el bar  de que la culpa de la subida de precios es de la gente del campo... Sí, de esos ganaderos y agricultores que quieren seguir viviendo de sus explotaciones extensivas, porque según los ciudadanos de la gran urbe, la crisis actual se soluciona invadiendo la España vaciada de macrogranjas, megaparques eólicos y centrales nucleares todo con un fin: Que en las grandes ciudades tengan cubiertos todos los servicios y la calidad de vida se mantenga al menor coste posible, es decir, tras dos años de pandemia el egoísmo ha superado a la colectividad. 

Actualmente trabajo en la postproducción de un largometraje documental sobre la posible instalación de megaparques eólicos en Cantabria titula “La batalla del viento”. 

En él se pone de manifiesto ese egoísmo y ese intento de manipulación para que, con engaños, las grandes multinacionales puedan mantener el ritmo consumista de las grandes ciudades en detrimento de los pueblos y comarcas de la mal llamada “España Vaciada”.

Unas ciudades a las que, en el fondo, les importa un pimiento la sangría demográfica o de cualquier otro tipo del medio rural, por cierto, agravada por el desplome de la natalidad.

Buceo en lo humano, en eso que todos tenemos de uno y  que fluye bajo nuestras singularidades como antídoto contra dos lacras de nuestro tiempo: El egoísmo y la desigualdad

Una de las características fundamentales de la naturaleza humana es el egoísmo. Egoísmo entendido como la búsqueda de la supervivencia del yo. Sin duda en las ciudades pervive insistentemente esa supervivencia, por ello es importante cuestionarse qué papel cumple el mundo rural para el bienestar del país en conjunto y así conseguir un equilibrio necesario pueblo-ciudad-naturaleza-humanidad.

En estos tiempos en los que la cultura es menos libre que nunca y en los que la censura en las palabras, en las acciones y en casi todos los ámbitos de nuestra vida actual está tan presente, no puedo menos que recordar mi infancia rodeada de naturaleza y libertad en mi amado Campoo.

La ciudad egoísta: una nueva pandemia
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