Los 13 euros de la sandía, los 100 por llenar el depósito, los 120 más de la factura de la luz… Desde hace tiempo, en Cantabria todos tratamos de cuadrar las cuentas. Familias numerosas, jóvenes con sueldos bajos, autónomos, jubilados… Quienes más sufren la inflación, como siempre, son quienes tienen las rentas más bajas. Por algo se dice que la inflación es el gran impuesto a los pobres. 

En medio de una inflación disparada, con la cesta de la compra por las nubes, nuestros representantes políticos hacen otras cuentas. Con un balance económico desastroso, su gran preocupación es saber cómo mantener el sillón en las próximas elecciones. Las cuentas económicas no les salen, el programa económico está demostrado que es un desastre cuando 2 meses después de presentar un plan, tienen que modificarlo. Recordar que la inflación antes de la guerra ya estaba descontrolada con un 7,6% y no se hizo nada.

El que en plena crisis económica, con el liderazgo en desempleo de la Unión Europea nuestros representantes se dediquen a armar sus propios proyectos políticos da idea de su desconexión con la realidad. Lo que quieren los ciudadanos es que sus representantes trabajen por reducir la inflación, por evitar que la cesta de la compra esté por las nubes, por fomentar que haya oportunidades laborales. 

La respuesta del Gobierno, nacional y regional ante los problemas reales es pasear por el mundo, hacerse fotos ‘guay’ en Nueva York, alardear de medidas con perspectiva de género y realizar contundentes declaraciones de intenciones. Eso cuando no se interesan por contar lo que han vendido sus últimos libros gracias a meses de promoción televisiva. Mientras tanto, las cuentas de las personas trabajadoras no cuadran. Y es que la realidad rompe totalmente con las buenas intenciones de un Gobierno dividido y desnortado. 

Han creado un Estado donde la mentira tiene valor de ley. Se miente con total impunidad y se trata a los ciudadanos como si no pudiesen pensar por si mismos. Mienten en las estadísticas oficiales o en las encuestas que prepara el fiel Tezanos para su amado líder. 

Todo ese mundo de mentira se derrumba ante la realidad cotidiana que vivimos en Cantabria. Se derrumba ante el surtidor de gasolina, ante la caja del supermercado, ante la factura de la luz. Son las sumas que llevan a la gente a confiar en un proyecto político o en unos generadores de sueños, vendedores de libros vacíos y contadores de nubes. 

La verdadera suma que preocupa a los cántabros es la de cómo bajar la inflación, cómo reducir los impuestos, cómo reducir el abultado gasto improductivo y las decenas de chiringuitos, cómo deflactar el IRPF, cómo crear empleo y apoyar a los autónomos y pymes que son los que lo generan, cómo apoyar a los jóvenes para que su única salida no sea el Aeropuerto Severiano Ballesteros, cómo ayudar a nuestros ganaderos, agricultores, pescadores y sector primario en general,..En ello estamos amigos. Volveremos a hacer que España y Cantabria estén en el lugar que les corresponde y tengan un gran futuro. Lo sabemos hacer.