Bajar a hacer la compra se ha convertido en un desafío para muchos ciudadanos de Cantabria. Productos que durante los últimos años se mantenían estables, cambian mes a mes la suma final. Llenar el carrito de la compra es una incógnita que, a muchas personas, les rompe todas las previsiones. Y todo a la espera de que llegue una factura de la luz que cada mes nos da un nuevo calambre.

La respuesta que dan nuestras autoridades es unánime: Tenemos una guerra en Europa y es algo que afecta a todos los países y que va a seguir afectando. Un planteamiento sensato si no fuera porque parece que el conflicto de Ucrania solo sirve de excusa y no de incentivo para poner en marcha iniciativas.

No necesitamos un Gobierno, regional o nacional, para que nos diga que las calles se han inundado por la lluvia. Es algo evidente.

Necesitamos un Gobierno capaz de mejorar las canalizaciones del agua y el alcantarillado para prevenir las lluvias. Liderazgo significa ir por delante de los acontecimientos, no siempre por detrás. Y es precisamente lo que llevamos años sufriendo en nuestra Comunidad y lo que queda en evidencia en una situación de guerra.

Necesitamos un Gobierno que, en plena guerra en Europa, sepa adaptarse a las circunstancias, sepa recortar el gasto público innecesario, sepa concentrarse en las personas que peor lo están pasando por la crisis. No pueden limitarse a plantear la guerra como justificación del aumento del paro o de la subida de los precios.

Es verdad que estamos en guerra. Desde el mes de febrero. ¿Ha anunciado alguna medida especial nuestro gobierno regional en estos meses? ¿Han reducido determinados gastos administrativos o protocolarios? ¿Han planteado un plan de choque para ayudar a empresarios y familias? ¿Se ha convocado alguna junta de gobierno extraordinaria para estudiar medidas?

Hace años que tengo la sensación de que nuestras autoridades están como vacas mirando al tren. Da igual la velocidad, da igual que descarrile o no, aquí nadie se inmuta. Da la sensación de que los grandes problemas superan, y mucho, a aquellos que deberían gestionarlos. Son buenos a la hora de detectar los problemas y geniales en encontrar culpables, siempre fuera de Cantabria, pero falta liderazgo y determinación a la hora de proponer soluciones.

Gobernar es saber gestionar adaptándose a las circunstancias. No se trata de sobrevivir a los acontecimientos buscando siempre una justificación. Si no hubiera cambios externos, si no hubiera conflictos en el mundo, el gobierno regional lo podría gestionar un algoritmo. Pero no es el caso. Necesitamos personas con iniciativa, con ilusión y con entusiasmo por sacar adelante Cantabria. También en tiempos de guerra.