03.05.2024 |
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El último vuelo del Águila

Decenas de aficionados participan en el homenaje que la ciudad de Toledo ha rendido este domingo al exciclista profesional Federico Martín Bahamontes, conocido como "el Águila de Toledo", coincidiendo con su 95 cumpleaños. EFE/Ángeles Visdómine
Decenas de aficionados participan en el homenaje que la ciudad de Toledo ha rendido este domingo al exciclista profesional Federico Martín Bahamontes, conocido como "el Águila de Toledo", coincidiendo con su 95 cumpleaños. EFE/Ángeles Visdómine
El último vuelo del Águila

Estos días ha sido noticia el fallecimiento de Federico Martín Bahamontes, el águila de Toledo, primer español en ganar el Tour de Francia, prueba en la que, además, consiguió, hasta en seis ocasiones, el Gran premio de la Montaña, convirtiéndose así en un escalador de leyenda, obteniendo este galardón tanto en el Giro de Italia como en la Vuelta a España, en dos ocasiones. Con él se ha ido un mito del ciclismo, una de esas figuras que hicieron grande el deporte español en unos años en los que vivíamos encerrados en nuestro país, padeciendo un aislacionismo internacional roto, de alguna manera, en muchas ocasiones, por hazañas deportivas, como las protagonizadas allende nuestras fronteras por personajes tan singulares como Bahamontes.

​En aquella España en blanco y negro de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, figuras como el águila de Toledo nos llenaban de orgullo y nos hacían disfrutar de sus hazañas, algunas con tintes novelescos, como la del famoso episodio en el que, tras ir escapado en una etapa en los Alpes, una vez coronado el col de la Romeyère, se puso a comer un helado que le dio un espectador en la cima del puerto mientras esperaba al pelotón, aunque lo cierto es que a quien realmente tuvo que esperar fue al coche de asistencia para reparar varios radios que se habían roto en su rueda trasera, y que le imposibilitaban afrontar el descenso con unas mínimas garantías.

En cualquier caso, fue un personaje legendario y, como suele ocurrir en estos casos, el mito y la realidad se funden para forjar una de esas personalidades irrepetibles.Bahamontes fue también un precursor, un pionero, que, junto a otros grandes ciclistas de la época, como Jesús Loroño, popularizaron un deporte en el que España llegaría a alcanzar la cima, con otros gigantes que también ganaron el Tour de Francia como Luis Ocaña, Perico Delgado, Miguel Induráin, Óscar Pereiro, Carlos Sastre y Alberto Contador.

Esto fue una constante en nuestro deporte, en varias disciplinas, en las que alguno de estos adelantados abrió el camino para que, años después, otros tomasen el relevo alcanzando las cumbres más altas en las mismas. Así ocurrió con Santana, que popularizó en España el tenis para que, luego, una auténtica legión de tenistas, siguiendo su estela, llegasen también a conseguir el número uno mundial, como ocurrió con Arantxa Sánchez Vicario, Carlos Moyá, Juan Carlos Ferrero, Rafeel Nadal, Garbiñe Muguruza y, en la actualidad, Carlos Alcaráz. Otro ejemplo señero fue el del motociclismo, donde Ángel Nieto alcanzó la mítica cifra de doce más uno títulos mundiales, dando paso a un enorme número de motoristas españoles que también ganaron multitud de estos títulos, hasta el punto de que su enumeración resultaría casi interminable, pues ya se cuentan por decenas.

Y qué decir, en Cantabria, de Severiano Ballesteros y la impronta que ha dejado en el mundo del golf donde, desde entonces, muchos golfistas españoles también han brillado a gran altura. Fueron, todos ellos, personajes que, a base de tesón, sacrificio y esfuerzo, fueron abriendo camino para así convertirse en referentes y ejemplos de generaciones futuras y, por ello, siempre permanecerán en nuestra memoria, entrando, por méritos propios, en la categoría de héroes eternos, cuyas hazañas se seguirán transmitiendo, convertidas en leyendas, que nos seguirán haciendo disfrutar del mismo modo que lo hacían cuando, desde Francia, llegaban las noticias de las gestas y los vuelos protagonizados por el águila de Toledo.

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