10 minutos. Es el tiempo que le ha dado Ana Rosa en su programa del Grupo Vocento al presidente del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla. 10 largos minutos para hablar, yo creía, de su gestión en el gobierno regional, sobre los proyectos no ejecutados, y sobre las tramas de corrupción latentes que sobrevuelan su equipo de gobierno. Ni mucho menos.

El programa de Telecinco, presentadora y colaboradores, todos ellos, de izquierdas y de derechas, sin distinción, se han dedicado a alabar a este personaje político, y lo han hecho destacando nada menos que su edad, su humor, y sus profecías sobre lo que ocurrirá el 28M.

Como cántabra me quedo perpleja, a lo que llega la inmundicia humana, cuando por dos duros (aunque sabemos que son millones de euros), se venden al mejor postor. La jet-set televisiva de Madrid, considera que Cantabria es como antaño, un retiro veraniego para todos ellos, y que da igual lo que ocurra en su Sanidad, Educación, Obras Públicas, Industria, Empleo, etc. Da igual. Lo que importa es la ‘pasta’.

Bandoleros del siglo XXI, eso es lo que son, que cuando se les planta un presidente del Gobierno como Revilla, en este canal, supuestamente con alta audiencia, (cada vez tiene menos por su contenido malicioso), en vez de plantear cuestiones que les preocupan a los cántabros y españoles, como es la corrupción y malversación del dinero público, o si tendrán su vivienda segura y no será ocupada por delincuentes, o si tendrán empleo estable en condiciones, en vez de eso, se dedican a reír las gracietas a un octogenario desvariado que ha colocado a toda su familia en el Gobierno regional y empresas afines. Pero eso da igual.

Lo que importa es la pasta. Y 10 minutos de audiencia con Revilla y sus chistes, les compensa. Que desvergüenza, que hipocresía, que banda.