29.04.2024 |
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La falta de fósforo en nuestro políticos cántabros

Manuel Revilla Marcano, Santander

Miguel Ángel Revilla.
Miguel Ángel Revilla.
La falta de fósforo en nuestro políticos cántabros

Motivado porque ostentaba en aquellos años la vicepresidencia sindical de banca, estuve presente en el acto de gran regocijo público como fue la inauguración en 1969 del -muy alto- edificio sanitario que representa la residencia Cantabria, acto presidido por el entonces -doblemente alto- príncipe Juan Carlos hoy rey emérito.  He subrayado la incidencia de «altura» porque además, con este duplo de coincidencias, ambos también en situación semejante de «salud», si se me permite el símil.

Así, la residencia Cantabria tras 47 años funcionando como emblemático edificio de nacimientos, denominada por sus propios trabajadores como ‘cuna de Cantabria’, lleva varios años sin uso, por causas centradas, al parecer, en las estructuras… por «amianto», pero que ningún político determina exactamente. Ni tampoco su próximo destino, pues todavía el Plan Director de la residencia, que se adjudica este año, decidirá entre rehabilitación o nueva construcción.

Por otra parte en relación con el rey emérito -al que tanto le debe la democracia en España- es público el también ‘amianto’ en sus facultades físicas que conlleva desde... su ‘doble alta figura’, con 85 años, unidas a ‘otros’ problemas de familia y... sobre todo de políticos, incapaces de determinar ¡de una vez por todas! la exacta posición ciudadana y representativa que demanda su persona. Ni uno solo de los ‘nuevos’ políticos se ha permitido señalamiento alguno a estos temas... por lo que todo lo expuesto pone en evidencia la ¡absoluta falta de entendimiento, agudeza e ingenio!.

De lo expuesto, en lo que concierne a los miembros del Gobierno de Cantabria, el hecho de que Revilla no se presente nuevamente a las elecciones, pasaría desapercibido, si no fuera por el hecho de que dejará sin solución el tema de la residencia Cantabria, no acabará con esos ‘prolijos chiringuitos’ que, pese a su racional sentido del que siempre viene haciendo gala, tenía obligado efectuar y que dejará sin solucionar.  Y tampoco ha sido capaz de asumir la máxima responsabilidad -que tanto venía cuestionando hacia los demás- en todo este «follón de irregularidades» con lo que junto a deponer su cargos respectivos hubiera hecho prevalecer la coherencia culminando su larga carrera política exitosamente.

Pero… desoyendo la propuesta (de haber atendido mi llamada) no ha extrañado que todo ésto le haya pasado factura y... seguirá a sus 80 años, minando su dilatada referencia de honradez... y ese homenaje, en su día, que vendrá precedido por esa falta de nitidez en su palabra.

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