26.04.2024 |
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"Se empieza así, y se acaba repintando los bisontes de Altamira"

"En una sociedad democrática, este tipo de actuaciones requieren necesariamente de un proceso de participación ciudadana, en lugar de decidirse de espaldas a la población para facilitar así la imposición de ocurrencias individuales"
El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla durante la presentación del proyecto del Faro de Ajo. / Raúl Lucio
El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla durante la presentación del proyecto del Faro de Ajo. / Raúl Lucio
"Se empieza así, y se acaba repintando los bisontes de Altamira"

La Plataforma en Defensa de la Bahía (DEBA) y Concejo Abierto consideran que el proyecto de "colorear" el faro de Ajo, en Bareyo, del que es autor Okuda San Miguel, es una "horterada chirriante y agresiva" contra el paisaje litoral de Cantabria.

En nota de prensa, DEBA señala que "pintarrajear al completo con todo tipo de colores chillones el faro del cabo de Ajo, es un nuevo ejemplo lamentable de confusión entre cultura y espectáculo por parte de los políticos al frente de las instituciones públicas encargadas de velar por la conservación del patrimonio histórico y cultural, lo que incluye el respeto a los paisajes naturales".

A su juicio, esta iniciativa constituye un "ejemplo de degradación" de un edificio perfectamente integrado en el entorno, que forma parte de nuestro patrimonio paisajístico y herencia cultural.

En este sentido, señala que el faro de Ajo es un "elemento definitorio" del paisaje costero, cuya forma y color originales "guardan una relación lógica con sus funciones y con su razón de ser".

Por ello, el proyecto de "decoración artística" previsto, además de "muy lamentable en su calidad estética", a su juicio, "constituye un precedente muy peligroso".

"Se empieza así, y se acaba repintando los bisontes de Altamira, porque su color no es tan brillante como el turista-consumidor espera encontrar, o por el mismo motivo, se acaban pintando los capiteles de la Colegiata de Santillana, para que destaquen en los 'selfies' que se hagan los turistas", critica DEBA.

"Habrá quien pueda pensar que esta opinión es exagerada y fuera de lugar, pero, por desgracia, la lista de monumentos degradados en aras de su mayor impacto turístico es extensa", añade.

La plataforma precisa que no cuestiona "en absoluto" la importancia del artista ni la consideración de la técnica que emplea, sino la "pésima elección" que, en su opinión, se ha hecho del lugar para realizar este tipo de actuación.

Así, señala que Cantabria "destaca por la alta calidad de sus paisajes costeros e interiores" y su "naturalidad y buen estado de conservación deben considerarse una característica fundamental". Por ello, el paisaje constituye "un valor esencial" que ofrece la región y un elemento estratégico que hay que "preservar y potenciar".

"En una sociedad democrática, este tipo de actuaciones requieren necesariamente de un proceso de participación ciudadana, en lugar de decidirse de espaldas a la población para facilitar así la imposición de ocurrencias individuales. Especialmente en un edificio como el faro de Ajo, considerado de protección integral por la propia normativa urbanística del ayuntamiento de Bareyo", sostiene DEBA.

A su juicio, los responsables públicos que "se empeñan en actuaciones llamativas incluso a costa de desvirtuar nuestro paisaje, muestran una perturbadora falta de seguridad y aprecio hacia las potencialidades y fortalezas reales que tiene el mismo sin necesidad de sobreactuaciones artificiales".

En definitiva, conclcuye DEBA, existen espacios urbanos residuales que con la técnica de los murales se han elevado a la categoría de importantes, "pero no hay necesidad alguna y carece de sentido que un espacio y paisaje relevante como es el faro de Ajo sea rebajado a la categoría de residual por pintar murales donde no se debe".

"Se empieza así, y se acaba repintando los bisontes de Altamira"
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