La Consejería de Medio Ambiente ha concedido la declaración de impacto ambiental para el proyecto de construcción de una planta de producción de un nuevo producto gel de apatita, de nombre comercial Capterall, en las instalaciones de Solvay Química en Barreda. La planta se situaría en la orilla del río Besaya, contando con una zona de producción de apatita de 307 metros cuadrados y otra de almacenamiento de ácido fosfórico y cal de 192, donde se espera alcanzar una producción de 2.000 toneladas al año, según publica el Boletín Oficial de Cantabria (BOC). Fuentes de la empresa ya explicaron a Efe el pasado noviembre que el gel de la apatita es un producto surgido tras varios meses de trabajo en investigación y desarrollo del departamento de I+D de la empresa en la planta de Barreda lo que ha supuesto la inversión de casi un millón de euros. El gel de apatita, que Solvay prevé comercializar como Capterall, tiene importantes aplicaciones en la captación de metales pesados durante los procesos de tratamiento de las aguas residuales industriales debido a su capacidad para atraer muchos iones metálicos. La producción se realizará en un proceso por lotes que comienza con la formación del elemento denominado ‘brushita’ mediante la reacción de cido fosfórico y una suspensión de carbonato cálcico en agua.

Tras ello, se hace reaccionar este elemento con lechada de cal, aunque dependiendo de la composición de las aguas a tratar puede realizarse una tercera etapa, añadiendo una pequeña proporción de distintos aditivos para que aumenten el número de contaminantes a tratar.

El gel de la apatita es un subproducto que la empresa maneja derivado de la producción de diferentes tipo de carbonatos, lo que supone una forma de valorizar unos residuos que hasta el momento no tenían gran aplicación industrial.

Por su parte, la apatita es un grupo de minerales que se presenta en diversos colores que van desde los incoloros hasta los verdosos, y que encuentran de manera frecuente en forma de cristales hexagonales.

Para sacar adelante el proyecto, la dirección de Solvay solicitó en noviembre de 2019 a la Consejería de Medio Ambiente la modificación sustancial de la Autorización Ambiental Integrada (AAI) con la que cuenta, así como del procedimiento de evaluación de impacto ambiental ordinaria asociado a la modificación.