27.04.2024 |
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Germán, medio siglo cuidando de los más pequeños

Torrelavega, le ha dedicado una calle muy cerca del Centro de Salud La Vega-Zapatón, donde ejerció su profesión hasta su jubilación
El doctor Germán Castellano Barca
(Cartes, 1939) puede presumir de
haber atendido en sus 55 años de
ejercicio profesional a tres generaciones de niños torrelaveguenses. / PARADELO
El doctor Germán Castellano Barca (Cartes, 1939) puede presumir de haber atendido en sus 55 años de ejercicio profesional a tres generaciones de niños torrelaveguenses. / PARADELO
Germán, medio siglo cuidando de los más pequeños

El doctor Germán Castellano Barca (Cartes, 1939) puede presumir de haber atendido en sus 55 años de ejercicio profesional a tres generaciones de niños torrelaveguense, quizá más de 20.000 hayan pasado por sus manos, y haber alcanzado en este tiempo un récord casi absoluto de cientos de miles de consultas. La ciudad de Torrelavega, agradecida, acaba de hacer justicia a este pediatra entusiasta que a sus 80 años aún sigue impartiendo sabios consejos a padres e hijos, y le ha dedicado una calle muy cerca del Centro de Salud La Vega-Zapatón, donde ejerció la mayor parte de su vida profesional hasta la jubilación hace año y medio. Número 1.121 del Colegio de Médicos de Cantabria, hijo de enfermero y nieto de médico, Germán Castellano asegura en una entrevista que su dilata vida profesional «da para mucho», y de esa experiencia nace la encarecida recomendación a los actuales padres paraa que no sean sobreprotectores con sus hijos. A su juicio, la adolescencia de los jóvenes de ahora es más problemática que la de hace algunos años «porque los padres han perdido la autoridad, no saben cómo afrontar los problemas del niño y tienden a la sobreprotección, y eso tiene mal arreglo», sentencia.

FIRMEZA PERO NO AUTORIDAD Por eso, desde su dilata experiencia de más de medio siglo también pide a los padres «que sean firmes, que den consejos, apoyen y ayuden», pero que no sean autoritarios como «esos que chillan mucho pero ayudan poco», y tampoco negligentes como «esos no hacen nada». «Hay que actuar con sentido común y saber que los padres no son amigos de sus hijos, son padres y nada más», asevera a la vez que aboga por recuperar las escuelas dirigidas a las familias que funcionaron hasta hace unos años «y que tan buenos resultados dieron a la hora de formar a los progenitores sobre cómo tratar a sus hijos». Medio siglo de experiencia le ha hecho comprobar que en la actualidad «la Pediatría gusta menos que antes» y que hay escasez de profesionales porque a los más jóvenes les tira más la práctica hospitalaria que la atención en el centro de salud, modelo esté último que considera «inmejorable» en España y que otros países toman como modelo. Asegura tener muy claro que el pediatra se implica enormemente en la salud de sus pacientes, hasta el punto que, después de pasar consulta, «muchas veces nos vamos con el niño a la cama» cuando se teme alguna complicación y hasta, incluso, se llama a la familia para interesarse por la evolución del pequeño. Esa entrega y dedicación es la que le lleva, pese a estar jubilado, a llamar la atención ante el «aumento alarmante» de la obesidad entre los niños y adolescentes, por tratarse «de una pandemia, igual que el coronavirus», y a insistir a los padres sobre la necesidad de modificar los hábitos de alimentación y ejercicio de sus hijos.

LAS PANTALLAS Y LA MELATONINA «La adolescencia es un misterio, envuelto en un enigma, dentro de una incógnita», dice mientras resaltada que ahora se detectan más problemas psicológicos entre los jóvenes que antes, debido al uso excesivo de tabletas o teléfonos móviles, y también al reflejo luminoso de las pantallas que inhibe la melatonina -la hormona del sueño-. Ese mal uso de las nuevas tecnologías preocupa al pediatra, pues considera que las pantallas de las dispositivos son nocivas para el desarrollo del adolescente, ya que permanecer muchas horas frente a ellas hace que el niño «no tenga paradas mentales para reflexionar sobre lo que hace», de ahí la necesidad de que los padres regulen el uso de las mismas. También da la voz de alarma ante el significativo aumento de los casos de agresiones de hijos adolescentes a sus padres, un problema existente ante de la pandemia pero con los sucesivos confinamientos se ha agudizado. Desde 2012 y hasta hace sólo unos meses, la trayectoria de Germán Castellano también ha estado muy ligada al proyecto Pontesano contra la obesidad infanto juvenil, que creó junto al catedrático de Pediatría Miguel García Fuentes y otros profesionales como Roberto Valdés. Desde su fundación, este proyecto ha editado libros y folletos educativos referentes a la alimentación y prevención de la obesidad, y ha dado centenares de charlas en colegios e institutos, una labor de la que Castellano dice estar «especialmente orgulloso», ya que el modelo Pontesano se exportó a otros lugares de España.

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