Fue como para estar contento. Por eso Fernández Romo hizo una «valoración muy positiva» de lo sucedido en el campo del Levante, ya que recordó que ganar allí «es muy complicado por el nivel de jugadores que tiene el equipo». Tenía claro que era un sitio «en el que hay que hacer las cosas muy bien con balón y sin balón y tener acierto en tu portería, como hemos tenido con Miqui (Parera) y el buen hacer de nuestros centrales y aprovechar alguna de las que tengas». En ese sentido, todo bien. «Sólo acertamos con una y eso hizo que al final se fuera todo complicando porque la sensación en el setenta era de que el partido se podía haber cerrado a nuestro favor», recordó.

Afirmó el técnico verdiblanco que la intención inicial fue «jugar a golpear», algo que suele tener sus consecuencias: «Cuando juegas a eso, el equipo contrario, con el nivel que tienen además sus atacantes, te puede hacer daño». Pero entendían que merecía la pena. Entiende que lo normal es que hubiera habido al menos tres o cuatro goles en el primer tiempo repartidos entre ambos dígitos del marcador pero al descanso se llegó cero a cero. «En la segunda parte hemos estado mejor organizados, hemos llevado la pelota a los últimos de mejor manera y hemos marcado el 0-1, que eso te ayuda», explicó.

Incluso tras el gol contó el Racing con «situaciones muy claras» para haber matado el partido, sobre todo la que tuvo Juergen y se fue al larguero. «A partir de ahí, todo lo que ha ido pasando te va generando una emoción en la que tú tienes que defender y pelear lo tuyo y los demás pelear por lo suyo», explicó.

Fernández Romo entendió que Juergen pudiera haber visto una cartulina roja porque, tuviera o no mala intención, lo cierto es que podía ser interpretado de mala manera y cree que no hay que dar pie a eso. Con todo, recordó que, tras la equivocación de su jugador, después llegó la equivocación «por el otro lado», ya que se formó una tangana en el momento en el que el jugador colombiano entró al túnel de vestuarios. «Tenemos que dar ejemplo de deportividad y de comportamiento y mi sensación es de que, más allá de que haya aplaudido a la grada en general, se puede interpretar como un gesto mal considerado por su parte y él ha de asumir la expulsión y la sanción, pero lo que ha pasado después es un acto vandálico por parte del equipo contrario». Así de tajante se mostró.

Al parecer, los jugadores del Levante se habrían levantado increpando al propio Juergen y a alguno de sus compañeros. «Aquí estamos todos muy nerviosos por sacar adelante nuestros puntos. Hay un jugador que se ha equivocado y la consecuencia es clara. No podrá jugar el miércoles, pedirá sus disculpas y, a partir de ahí, a tener tranquilidad para no generar lo que se ha generado», apuntó.

El acta. En una expulsión así, en la que no queda claro qué ha podido interpretar el árbitro, es importante consultar lo que éste ha escrito en el acta. Y escribió que, mientras Juergen iba al vestuario tras ser sustituido y retirarse por la línea de fondo, «fue aplaudiendo de manera provocativa durante 10-15 metros, en forma de mofa a todos los aficionados locales». Por eso le enseñó la roja y, a partir de ahí, sigue con el siguiente episodio del suceso: «Una vez alcanzada la zona de banquillos, continuó con estas provocaciones, lo cual derivó en una tangana entre jugadores de ambos equipos, todo esto provocado por el  jugador en cuestión». Teniendo en cuenta esta redacción, es fácil temer que incluso le puedan caer dos partidos y no pueda jugar ni el miércoles ni el sábado.