Venció con sufrimiento (1-2) al Ourense CF en un partido que dominó en el primer tiempo y que supo sujetar en el segundo acto con mucho trabajo. Dalisson y Mario, los dos únicos fichajes del filial, lograron una renta que el conjunto ourensano minimizó por medio de Borja Domingo superada la hora de juego. El acoso final, ante el bajón físico de los pupilos de Ezequiel Loza, supuso otro reto que el remozado filial solventó con oficio.

Una notable muestra de empaque, personalidad y gestión de diferentes registros manifestó el Rayo Cantabria en la apertura de la temporada. Todo ello pese a presentar una plantilla renovada y rejuvenecida –es la segunda con menor media de edad del grupo tras el Valladolid Promesas– que tiene rebajadas sus expectativas con respecto al curso pasado. No invita a ello el rendimiento mostrado en el descuidado estadio de O Couto ante el debutante Ourense CF, minimizado en un primer periodo en el que chocó contra la solidez de la escuadra que prepara Ezequiel Loza, con pasado como jugador en el extinto CD Ourense. 

Fue la presión el arma principal de ahogamiento al juego rival que empleó el cuadro rayista, y también el origen de la jugada que desembocó en el 0-1, rubricado por Dalisson desde los once metros al señalar el colegiado un derribo inexistente del exracinguista Jerin Ramos poco después de que quedase sin castigo una patada de Jorrín en el interior del área sobre Amin.

Con el marcador a favor, el Rayo Cantabria apostó por el orden y demostró estar cargado de argumentos ofensivos. El entramado cántabro desconectó a muchos jugadores de un Ourense CF desprovisto de recursos para jugar en largo. Hugo Sanz protagonizó la única ocasión clara del bando local con un disparo al lateral de la red después de dos buenas triangulaciones en la frontal del área. El Rayo Cantabria, en auge ante las concesiones, puso a prueba a Marqueta con un chut de Dalisson y otro de Mario. Álvaro Martín, de los más destacados del primer episodio, también rondó la anotación al conectar un zurdazo que se perdió cerca del palo en la segunda jugada de un córner.

La brecha terminó por abrirse en reinicio, en otra fulgurante contra visitante, con Dalisson como protagonista en el rol de asistente para Mario –incorporado desde el Perines– que llegó en carrera por la izquierda para conectar un zapatazo imparable para Marqueta. La réplica ourensana llegó apenas cinco minutos después con un trallazo de Mario Fariña que Pablo Díez voló para sacar de la escuadra. Al cambio de actitud en las filas locales, con Manu Rodríguez y Tiago protagonizando dos buenas llegadas, le quiso dar un impulso Rubén Domínguez con un triple cambio a la hora de juego que tardó muy poco en dar réditos. En pleno acoso, un balón colgado lo cabeceó el espigado Borja Domingo ante las dudas de Pablo Díez, anclado siempre bajo los palos. 

En los momentos de mayor agobio respondieron los pupilos de Loza con una gestión del partido impropia de su juventud. Rebajaron el ritmo del choque, alejaron al Ourense CF de sus dominios y encararon el tramo final con una resistencia que agonizaba. Pese a ello, las fisuras fueron pocas, y solo hubo sufrimiento por alto, motivado por la reiterada falta de capacidad de Pablo Díez para proteger sus dominios. Tres testarazos bocajarro de Amin, Expósito y Ebuka mantuvieron hasta el pitido final el botín comprometido.