04.05.2024 |
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Las luces de Las Vegas vuelven a llamar a ‘El Niño’

El promotor Sampson Lewkowicz, el mismo que reclutó a Sergio García para sus dos aventuras anteriores en Estados Unidos, ha confirmado que formará parte de la velada del combate más esperado del año: el Spence contra Crawford

Sergio García ‘El Niño’, durante un combate. / AC
Sergio García ‘El Niño’, durante un combate. / AC
Las luces de Las Vegas vuelven a llamar a ‘El Niño’

No hay dos sin tres. Lo dice el refranero español, pero es mentira. No siempre hay una tercera oportunidad. Para tenerla hay que ser muy bueno y haber dejado buenas sensaciones en las dos anteriores. Por eso a Sergio García le han vuelto a llamar para pelear allí donde se cuece el pulpo, donde se mueve el dinero y donde hay más cámaras, más focos y más de todo. El cántabro va a volver a Estados Unidos. Va a volver a pelear en Las Vegas como parte de una velada que tendrá como plato fuerte el combate más esperado del año.

El entorno del boxeo estaba pendiente del próximo paso de ‘El Niño’. Ya tocaba tener noticias después de su esperada reaparición del pasado mes de abril. Lo hizo en casa, en Torrelavega, ante la gente que le ha visto crecer, pero todos sabían que era circunstancial, que su lugar ahora mismo es otro. Gustó, demostró que está en forma y por eso ha recibido una nueva llamada. Las luces de Las Vegas volverán a iluminarle el próximo 29 de julio. Él ya ha demostrado que no le ciegan y que no le intimidan pero tiene una deuda pendiente con la ciudad del juego.

La liebre la destapó el de siempre, el mismo promotor que un buen día se fijó en él y que le llevó a pelear a Estados Unidos, a Los Ángeles primero y a Las Vegas después. Se trata de Sampson Lewkowicz, a quien ‘El Niño’ ha caído en gracia. Que hable perfectamente castellano ayuda a que se haya forjado una buena relación entre ambos. Con todo, un promotor se mueve siempre por dinero y si llama al campeón cántabro no es porque sea simpático y quede bien en las fotos, sino porque sabe que puede brindar un buen espectáculo.

De hecho, Sergio García ya fue protagonista del combate de fondo de aquella velada que Lewkowicz organizó en el Staples Center de Los Ángeles. Fue para pelear contra Sebastián Fundora en una eliminatoria mundialista. Alguno pensó que el torrelaveguense iba allí como un cerdo camino del matadero pero no fue así.

Dio la cara, puso contra las cuerdas a uno de los superwelter más prometedores del panorama norteamericano y, aunque perdió, muchos de los presentes le dieron como ganador a las cartulinas.

Lewkowicz no fue de esos. Él dijo abiertamente que, en su opinión, había ganado el espigado Fundora. Lo bueno fue que ambos ofrecieron un buen combate que dejó al público californiano con ganas de más. Por eso volvieron a reclutar a Sergio García meses después para volver a pelear.

Esta vez fue en Las Vegas y no fue ya el combate de fondo, sino el de semifondo. Eso sí, fue para cruzarse ante una de las estrellas de los últimos años (Tony Harrison) y como plato previo al combate entre Erickson Lubin y el citado Fundora. Ganó éste. Ganó con más facilidad que a ‘El Niño’.

Sergio García no se marchó contento de Las Vegas. Perdió de manera clara mostrándose demasiado impotente ante un Harrison que se lució. La inferioridad fue manifiesta y el cántabro tuvo la sensación de no haber sido él mismo sobre el ring, lo que resulta mucho más frustrante que la propia derrota. Tan decepcionados volvieron él y Víctor Iglesias que éste decidió no continuar al no sentirse motivado, lo que hizo que el propio boxeador tuviera un pie fuera del boxeo. No fue la primera vez.

De la primera volvió y de la segunda también.

Durante el verano del 2022, a Sergio García le ofrecieron volver a pelear en Estados Unidos por una bolsa interesante. Pensó que eso haría resucitar la motivación del hombre del Kronk pero no fue así. Por lo tanto, no pudo aceptar el ofrecimiento porque habría resultado muy precipitado buscar un entrenador a contrarreloj. Decidió dejar pasar el tren y llegó a pensar que no habría otro, pero se puso en funcionamiento a inicios de año. Supo que Ángel Fernández, un tipo que se ha labrado una buena reputación como entrenador en otra de las grandes cunas del boxeo, como es Gran Bretaña, hizo público su interés en entrenar a ‘El Niño’ y éste contactó con él.

El púgil torrelaveguense se desplazó a suelo inglés a principios de año para probar la rutina y ver cómo llevaba estar lejos de su gente y de su tierra.

No lo llevó mal. Y se instaló en la Universidad de Loughborough, al nordeste de Birmingham, para pensar sólo en boxeo. Es consciente de que necesita un salto de calidad y ha realizado una firme apuesta por asentarse en las grandes ligas. Volvió al ring en el Vicente Trueba para medirse con el argentino Sebastián Cabana y ganó con solvencia y claridad y enseñando trabajo. Tuvo buenas sensaciones y se puso de nuevo en el escaparate.

Si seguía boxeando era para estar en grandes escenarios y aprovechar sus últimos coletazos para hacer dinero. Y sabe que éste está tanto en Inglaterra como en Estados Unidos. En Las Vegas sabe que nunca va a tener delante a un rival pequeño.

Su rival será otro de los superwelter a quien están mimando en Estados Unidos porque, de partida, ha acumulado ya un récord mediático: 20 victorias en otros tantos combates con 16 KO. Está claro que le pesa la mano, que tiene pegada y que es uno de esos boxeadores ante quien uno no puede tener ni un mínimo despiste. A la mínima, uno se despierta en la camilla del vestuario.

Ramos tiene 22 años, es de Casa Grande, Arizona, y lleva desde el 2019 midiéndose y ganando a rivales con dinámicas y números positivos.

Es un peligro con tremenda ambición que será una nueva prueba de fuego para Sergio García, cuyas únicas dos derrotas han sido en territorio estadounidense.

El cántabro ya se está preparando, suma tres semanas en suelo británico y allí va a seguir hasta que salga el avión a Las Vegas.

Los focos de todo el mundo estarán apuntando porque cuando él abandone el ring subirán Errol Spence y Terence Crawford a disputar por fin una pelea que se lleva años esperando. En principio, el cántabro peleará a diez asaltos pero no es descartable que sea a doce. Dependerá de cómo quede definitivamente diseñada la velada.

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