18.05.2024 |
El tiempo

PENSIONES

La realidad económica de Cantabria: este es el pueblo con las pensiones más bajas de la región

Más allá de la majestuosidad de sus paisajes, Cantabria enfrenta un desafío económico en sus pueblos: la dignidad de sus ciudadanos se ve comprometida por pensiones que apenas alcanzan para cubrir las necesidades básicas

Una pensionista enseña un billete de cinco euros. / ALERTA
Una pensionista enseña un billete de cinco euros. / ALERTA
La realidad económica de Cantabria: este es el pueblo con las pensiones más bajas de la región

En un escenario donde el pulso económico del retiro marca el ritmo del bienestar, Cantabria se revela como una tierra de contrastes en lo que respecta a las pensiones. A pesar de la fragancia de sus paisajes y la calidez de su gente, hay rincones donde el eco de las arcas estatales resuena con menos generosidad.

Según los datos más recientes del Sistema de la Seguridad Social, apenas menos de 150.000 pensionistas cántabros reciben un promedio de 1.327 euros mensuales, superando holgadamente la media nacional que se ancla en los 1.249 euros. Sin embargo, tras esta lente de promedios, se revelan realidades más ásperas y desafiantes para algunos de los pueblos que conforman esta región.

San Pedro del Romeral, un pequeño enclave montañoso que parece detenido en el tiempo, emerge como un símbolo de esta disonancia. Aquí, poco más de 200 jubilados ven cómo sus bolsillos se llenan con una media de 756 euros al mes, una cifra que se tambalea en la delgada cuerda del sustento. No muy lejos, en San Roque de Riomiera, la situación apenas varía, con apenas unos magros 20 euros más que apenas maquillan la realidad económica de sus ancianos.

Vega de Liébana y Lamasón comparten esta nota discordante, con pensiones que no superan los 800 euros mensuales: 788 y 796 euros, respectivamente. En Soba y Vega de Pas, la melodía sigue la misma partitura, rondando los 816 euros, mientras que en Miera, aquellos que han dedicado sus años al engranaje laboral de la Seguridad Social, reciben un modesto respiro de 822 euros cada mes.

San Miguel de Aguayo, Peñarrubia y Arredondo no quedan exentos de esta narrativa de austeridad, con cifras que se asoman tímidamente por encima de los 800 euros, con medias de 828, 835 y 838 euros, respectivamente. En estas tierras de valles y montañas, el flujo monetario parece correr con menos vigor, dejando tras de sí una estela de necesidades y carencias.

Si bien la riqueza de Cantabria se cincela en la majestuosidad de sus montañas y la sal de su mar, estas cifras arrojan una sombra sobre el panorama económico de aquellos que han forjado su vida en estos parajes. Detrás de la postal de los prados verdes y las cumbres nevadas, se ocultan historias de lucha y sacrificio, donde la jubilación se tiñe de incertidumbre y la pensión se torna en una tabla de salvación endeble.

En un contexto donde el precio de la vida parece crecer al ritmo de la inflación, la realidad económica de estos pueblos se presenta como un llamado urgente a la reflexión y la acción. Mientras los relojes avanzan y los días se suceden, es imperativo no perder de vista aquellos que, tras décadas de trabajo, se ven relegados a una vejez marcada por la escasez y la precariedad.

Porque, al final del día, la verdadera riqueza de una sociedad se mide no por la opulencia de sus monumentos, sino por la dignidad con la que trata a sus ciudadanos más vulnerables. Y en esta medida, Cantabria aún tiene un largo camino por recorrer.

La realidad económica de Cantabria: este es el pueblo con las pensiones más bajas de la región
Comentarios