La pedanía de Castellar-Oliveral fue escenario de una movilización masiva y tensa cuando más de 300 personas, convocadas por el empresario Daniel Esteve y Alvise Pérez, conocido agitador, acudieron con la intención de expulsar por la fuerza a los okupas de dos fincas. La Guardia Civil y la Policía Local de Valencia, conscientes de la posible escalada, desplegaron un imponente dispositivo de seguridad en la zona.

La convocatoria, que terminó siendo en vano debido a que las viviendas ya estaban deshabitadas, no impidió que los ánimos se caldearan. Esteve y Pérez, los primeros en inspeccionar las casas, se encontraron con un panorama desolador: escombros, basura y muebles en ruinas esparcidos por doquier, y heces dispersas por el suelo.

La propietaria de la vivienda se aleja de la concentración tras haber visto los destrozos. / GERMÁN CABALLERO

Mientras tanto, fuera de las viviendas, la multitud esperaba ansiosa. Entre ellos, vecinos como Raquel y Álex, que expresaron su frustración y justificaron su presencia en el acto. “Si no se puede hacer de otra manera... lo que haga falta”, declaraba Raquel, mientras que Álex reflexionaba sobre la necesidad de que el pueblo se organizara para expulsar a los okupas.

Alvise Pérez se dirige a los centenares de personas concentradas en Castellar-Oliveral. / GERMÁN CABALLERO

El clímax del evento se alcanzó cuando Esteve y Pérez salieron a la puerta de la vivienda, siendo recibidos por una multitud que clamaba por la justicia por mano propia. "La única solución son las deportaciones masivas ya", exclamó Alvise Pérez, mientras que Esteve celebraba "la recuperación" del domicilio. Vito Quiles, otro de los oradores, incitó a la audiencia con un mensaje político contundente.

Este episodio en Castellar-Oliveral no solo revela la creciente tensión en torno a la problemática de la okupación, sino que también pone en evidencia el peligro de las respuestas extraoficiales y la polarización social en torno a temas de seguridad y propiedad. La Guardia Civil y la Policía Local, aunque presentes, enfrentaron el desafío de mantener el orden ante un tumulto de ciudadanos decididos a tomar la justicia por sus manos.

Interior de la vivienda okupada en Castellar-Olivera. / GERMÁN CABALLERO

Desalojo “según nuestras costumbres”

El acto de Desokupa y las declaraciones de sus líderes han generado un amplio debate sobre los límites de la acción ciudadana y el papel de las autoridades en la gestión de conflictos sociales, especialmente en contextos donde la ley y el orden se ven desafiados por la acción directa de la comunidad. 

La multitud convocada por Desokupa se agolpa en la vivienda. / GERMÁN CABALLERO

Fijado el foco del problema, tanto Desokupa como Alvise se han dedicado a terminar con la delincuencia con mensajes del tipo "o acaban detenidos ellos, o acabamos detenidos todos nosotros". De hecho algunos de estos seguidores ya habían tomado la delantera y han estado merodeando la casa marcada como conflictiva, grabando vídeos para demostrar que dentro aún había actividad.

Si el Estado no quiere garantizar la propiedad privada ni la seguridad, tendremos que hacerlo nosotros. Hoy, en Valencia, con Dani Esteve y Alvise Pérez. pic.twitter.com/Rbi2keNNs8

— Vito Quiles 🇪🇸 (@vitoquiles) January 22, 2024