26.04.2024 |
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EL PADRE

Anthony Hopkins soberbio en una película insoportablemente desgarradora

Hopkins, ganador del Oscar da un giro conmovedor como hombre con demencia en una película llena de interpretaciones inteligentes, desorientadores lapsos de tiempo y poderosos efectos teatrales
Sutilmente conmovedor ... Anthony Hopkins en The Father, de Florian Zeller. Fotografía: Film4/Allstar
Sutilmente conmovedor ... Anthony Hopkins en The Father, de Florian Zeller. Fotografía: Film4/Allstar
Anthony Hopkins soberbio en una película insoportablemente desgarradora

"¡No me dejes enloquecer, no me dejes enloquecer, dulce cielo!", dice el Rey Lear, una súplica que es abrumadoramente triste porque nunca puede ser escuchada por nadie con el poder de concederla. Anthony Hopkins, que interpretó a Lear en la producción de Richard Eyre para la BBC, ofrece ahora otra interpretación de un patriarca enfermo con una hija favorita y sin lugar donde quedarse, en una película dirigida por Florian Zeller y adaptada por Christopher Hampton a partir de la premiada obra de teatro del propio Zeller.

Hay una angustia insoportable en esta película, por la que Hopkins se ha convertido en el ganador del Oscar al mejor actor más antiguo de la historia, y también un miedo genuino, como el que se puede experimentar viendo Repulsión, de Roman Polanski, o El sexto sentido, de M Night Shyamalan.

Hopkins es Anthony, un viejo viudo pícaro y cascarrabias, un ingeniero jubilado que vive solo en un apartamento espacioso y bien equipado en el oeste de Londres, y que recibe visitas regulares de su cariñosa y exasperada hija Anne, interpretada con la máxima inteligencia y perspicacia por Olivia Colman.

Pero las cosas van muy mal, porque Anthony tiene demencia. Está sujeto a cambios de humor y a ataques de mal genio relacionados con su repentino terror a no ser capaz de entender lo que está pasando. Su comportamiento ya ha provocado la renuncia de su actual cuidadora, y ahora Anne le dice que simplemente tiene que seguir con la nueva, Laura (Imogen Poots). Y es que Anne, tras el fin de su matrimonio con Paul (Rufus Sewell) -al que nos presentarán más adelante- ha encontrado por fin una nueva pareja y la oportunidad de ser feliz que se merece. Se va al extranjero con él y ya no puede cuidar de Anthony.

Lo que da mucho miedo de The Father es que, sin trucos obvios de cámara en primera persona, nos mete en la cabeza de Anthony. Vemos y no vemos lo que él ve y no ve. Se nos invita inteligentemente a asumir que ciertos pasajes del diálogo están sucediendo en la realidad - y luego se nos muestra que no lo son. Experimentamos con Anthony, paso a paso, lo que parece ser el deterioro progresivo de su estado, los desorientadores deslizamientos y bucles temporales.

Las personas se transforman en otras personas; las situaciones se eluden; el mobiliario del apartamento parece cambiar repentina y desconcertantemente; una escena que parecía seguir a la anterior de forma secuencial resulta haberla precedido, o ser un delirio de Anthony o su recuerdo de otra cosa. Y nuevas personas, personas que no reconoce (interpretadas por Mark Gatiss y Olivia Williams) siguen apareciendo en su apartamento y le responden con esa misma dulce sonrisa de paciencia cuando pregunta qué hacen allí. El universo está dando luz de gas a Anthony con estas personas.

Anthony Hopkins soberbio en una película insoportablemente desgarradora
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