El partido regionalista de Revilla que lleva toda la legislatura pactando con Sánchez, Bildu e independentistas y la izquierda radical se atreve a decir que su línea roja es Vox. Desde prácticamente su nacimiento VOX ha sido demonizado por los partidos de izquierdas y especialmente con gran agresividad por los dirigentes radicales de Unidas Podemos. "Es la ultra derecha fascista que promueve la homofobia, dicen, el racismo y el machismo". Repiten estas tres acusaciones como mantras sagrados.  Estas acusaciones vienen de un partido que añora el  comunismo chino y soviético, apoyan los regímenes dictatoriales de Venezuela y Cuba y gobierna junto a un  líder del PSOE que ha vendido su alma a los independentistas y filo terroristas de ETA, como Arnaldo Otegi. Todos ellos enemigos de la Constitución y de España. 

Pero todo eso parece no importarle al PRC de Revilla que ha advertido al PP que Vox es «una línea roja infranqueable» para cerrar el acuerdo de investidura, por lo que ha pedido al partido que «se aclare» y asuma que la disposición de los regionalistas a propiciar la investidura de la líder ‘popular’, María José Sáenz de Buruaga, como presidenta autonómica, «no es un cheque en blanco» y dicen que quieren «garantías para asegurar que la extrema derecha no acceda a labores de gobierno» en la comunidad autónoma. Pero no tiene ningún reparo en estar con Unidas Podemos: un partido anti constitucionalista y radical de izquierdas.

El PRC ha respondido así al comunicado remitido esta mañana por el PP, en el que anuncia que rechaza el documento que los regionalistas le han remitido para el acuerdo de investidura por ser «un programa de Gobierno completo» y, además, reivindica su capacidad de negociar con el resto de las formaciones políticas que obtuvieron representación parlamentaria y de llegar a acuerdos puntuales.

Revillla reconoce «como ganador de las elecciones, el PP está en su derecho de hablar y alcanzar acuerdos con quien quiera», pero dicen «tender la mano desde el primer momento para propiciar la investidura implica mantener a Vox fuera del Gobierno, para evitar cualquier recesión en la evolución de la comunidad autónoma y en los derechos de los cántabros». Algo que en ningún momento ha ocurrido en Castilla y León, con PP y Vox gobernando.

Por ello, ha pedido a los populares que aclaren «si ya están en negociaciones con Vox o si tienen la intención de abrirlas, como sugiere su comunicado», dado que esa posición es «incompatible» con la postura que defendida en los contactos mantenidos hasta hoy entre las dos formaciones.

El PRC ha explicado además que el documento remitido ayer a la dirección popular es «un acuerdo de máximos» y que sus contenidos están abiertos a la negociación entre los dos partidos, «salvo en lo que respecta a Vox y su posible acceso al Gobierno de Cantabria de la mano del PP», que considera «un límite insuperable», tal como ha manifestado reiteradamente su secretario general, Miguel Ángel Revilla, «antes, durante y después de la campaña electoral».De hecho, el objetivo del PRC al estar dispuesto a abstenerse para que el PP gobierne en solitario es evitar que pacte con Vox.

En consecuencia, espera que el PP «clarifique cuanto antes» su postura para determinar si es posible o no el acuerdo de investidura «en los términos que había sido planteado por las comisiones negociadoras».

El pasado jueves, el Comité Ejecutivo ha aprobado, con 56 votos a favor y tres abstenciones, presentar una propuesta al PP para que pueda gobernar en solitario, sin necesidad de Vox, que le trasladará este viernes.

SOBRE LA CORRUPCIÓN

Revilla se desdice sobre exigir que no le investiguen por la corrupción a cambio de la investidura al PP, un asunto en el que ha insistido el secretario regionalista. «Queremos decir públicamente que jamás hemos planteado ni lo haremos que no haya comisiones de investigación; el PRC no tiene nada que ocultar y no hay ningún partido en España tan limpio como nosotros», sin ningún condenado, ha dicho. En este sentido, Revilla abre la puerta «a todas las comisiones de investigación porque no tengo nada que ocultar». Pero llevamos una legislatura plagada de casos de corrupción en el PRC y el PSOE. Como las decenas de condenas en CANTUR, los varios condenados por corrupción del PRC, el caso de las Marías o el mayor escándalo de corrupción de Cantabria, perpetrado durante los años de Gobierno de Revilla, el caso carreteras.

En cuanto a las condiciones para apoyar la investidura, ha asegurado que son «lógicas», «algo muy inhabitual» en la política y consecuencia de la campaña electoral, en la que el PRC puso la única línea roja de Vox. «El PRC es un partido coherente», ha enfatizado. Pero los cántabros dijeron con total claridad en las elecciones del 28 de mayo que quieren un cambio de políticos y de políticas, lo que es incompatible con trasladar al Gobierno regional el programa de Gobierno del Partido Regionalista, que no ha recibido la confianza mayoritaria de los ciudadanos en las urnas.

Tras asegurar que el PRC no tiene nada en contra de los votantes de Vox, sí ha enfatizado que la formación de Abascal está «en las antípodas del PRC». Pero el Partido Popular no va a aceptar, en ningún caso, que se limite su capacidad de dialogar con el resto de las formaciones políticas que obtuvieron representación parlamentaria en las pasadas elecciones y, en su caso, de llegar a acuerdos puntuales.

Además, siguiendo la «coherencia», el PRC «ha tenido claro desde el primer momento que teníamos que intentar por todos los medios que no se viese forzado para gobernar el PP a pactar con Vox y que nos prestábamos a facilitar la investidura sin ningún límite en el tema de las comisiones de investigación y sin ningún cargo ni prebenda a nivel de cargos en consejerías, direcciones generales...». Ante esta propuesta el PP advierte que el documento remitido por el Partido Regionalista excede el alcance de la propuesta trasladada a la presidenta por el secretario general del PRC, Miguel Ángel Revilla. De lo que se habló fue de un acuerdo puntual de investidura y lo que se ha remitido es un programa de Gobierno completo que, como ganador de las elecciones, el Partido Popular no va a aceptar, puesto que tiene el suyo propio que, además, es el que han votado los ciudadanos.