​Hay que tener una falta absoluta de seriedad y de decoro para acudir a un acto del grupo socialista del parlamento europeo y acusar a Feijóo de hacer, junto a Vox, una propuesta reaccionaria de gobierno.

¿Por qué no lo dijo Sánchez en el debate de investidura de Feijóo, comocorrespondería a un presidente de gobierno en funciones, al que el supuesto reaccionario presenta un programa con el que intenta  arrebatarle el puesto? ¿Qué pasa, que Pedro Sánchez prefirió a través del dóberman Oscar Puente debilitar al candidato o, lo que es peor, no encontró el coraje suficiente para hacerlo él mismo?

Hasta ahora siempre ha jugado con ventaja en sus cuerpo a cuerpo con Feijóo en el Senado, él sin límite de tiempo mientras Feijóo estaba circunscrito a los minutos que marca el reglamento. La única que vez que se enfrentaron en las mismas condiciones, eldebate electoral, Feijóo le dio hasta el carnet de identidad. A lo mejor tienen razón los que consideraron que el silencio de Sánchez era silencio cobarde, y nos equivocamos los que pensamos que pretendía demostrar su desprecio a Feijóo confrontándolo con un diputado de a pie, por muy alcalde de Valladolid que haya sido.

Pedro Sánchez, presidente de gobierno durante cuatro años,  hoy presidente en funciones y previsible presidente al menos durante un tiempo en el futuro gracias a pactos innobles, se ha cubierto de gloria. Por no enfrentarse con el candidato -los primeros sorprendidos fueron los diputados socialistas e incluso algún ministro lo  confesaba abiertamente- y también se ha cubierto de gloria al declarar ante diputados afines políticamente lo que tendría que haber declarado en la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados.

Gobernará Sánchez con los votos que Feijóo dijo que jamás aceptaría -ni Feijóo ni probablemente dirigentes socialistas que tampoco querrían gobernar condicionados por partidos a los que Sánchez acoge en su seno-, a no ser que Puigdemont anuncie en el último minuto que no le apoya. Que puede ocurrir,  dependemos de la decisión de un prófugo de la Justicia.  En este último caso, e iríamos a elecciones el 14 de enero.

Más vale estar alerta si eso ocurre, Sánchez podría tener la tentación de envolverse en la bandera de España para presumir de que sus principios le impiden aceptar las exigencias del prófugo. Podría haber colado hace unos meses, pero ya no, cuando hemos visto lo que hemos visto, las negociaciones con quienes alardean de su objetivo secesionista y de su falta de respeto a la Constitución.

Sánchez se ha presentado ante los parlamentarios socialistas europeos como un hombre de Estado,  pero también en Bruselas empieza a decaer su figura. Entre otras razones  por el mínimo esfuerzo que ha dedicado a la presidencia de turno europea. Pocos países, a mitad de mandato, presenta tan pobres resultados. Y eso que Sánchez ha destinado a la tarea más dinero que nadie… Pensaba que le daría votos.