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Pilar Cernuda
12:42
3/09/23

Feijóo y Sánchez: Jueces y cafés

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (d), y el presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, al inicio de la reunión mantenida este miércoles en el Congreso. EFE/Zipi Aragón
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (d), y el presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, al inicio de la reunión mantenida este miércoles en el Congreso. EFE/Zipi Aragón
Feijóo y Sánchez: Jueces y cafés

​Feijóo fue con unos pactos de Estado en una legislatura de dos años, y Sánchez le respondió exigiendo fecha para la renovación del CGPJ; Feijóo le ofreció café pero Sánchez lo rechazó, se conformó con el vaso de agua que le habían puesto en la mesa. El encuentro en el Congreso no llegó  a una hora. Y no fue menos porque Feijóo se quedó sentado mientras el presidente de gobierno amagaba con levantarse y finalizar la reunión. Tenía prisa. Consecuencia, ni habrá renovación del CGP a corto plazo … ni seis pactos de Estado en una legislatura de dos años que concluiría con la convocatoria de elecciones de nuevas elecciones generales en cuanto concluya ese plazo.  Sánchez, se sabía de antemano, no tenía la menor intención de que saliera nada, ni bueno ni malo, de aquel encuentro con Feijóo.

​Se acerca el 27 de septiembre, fecha en la que Feijóo intentará ser investido presidente de gobierno y no hay un solo indicio de que pueda lograrlo. El PNV, su posible tabla de salvación, se ha negado tajantemente a apoyar a quien es apoyado por Vox, con un talante y tono de voz de sus dirigentes muy similares al “no es no” de Pedro Sánchez hace unos años. Una posición de intransigencia que, no lo olvidemos, provocó que Sánchez fuera defenestrado por su propio partido, al que después regresó triunfantepara recuperar su puesto de secretario de general. Además, ganó las elecciones que le convirtieron en presidente de gobierno.

Eso le permitió desmantelar el partido, inventar un nuevo Psoe con caras incondicionales y, de paso, promover y potenciar unas políticas que han transformado la sociedad española a su medida,  porque desde Moncloa, y con la ayuda inestimable de su socio de coalición, Podemos, Sánchez ha capitaneado un profundo cambio en la sociedad que,  parafraseando a Alfonso Guerra, no la reconoce ya ni la madre que la parió. La mayoría de los pensionistas votan a Sánchez, y también mujeres que se definen como progresistas y  han abrazado las causas impuestas por Irene Montero e Ione Belarra. Feminismo que fue rechazado por las mujeres realmente progresistas del Psoe que durante décadas han luchado por los derechos de las mujeres y su igualdad ante los hombres. Varias de ellas, lamentablemente, han acabado abrazando el sanchismo, no fueran a quedarse sin escaños ni cargos.

Con estas mimbres,  más una parte de la juventud que simpatiza con  Vox, pelean por el gobierno Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez y aunque el primero ha ganado las elecciones, el segundo tiene más posibilidades de ser elegido presidente si falla Feijóo el día 27.

Se ha repetido hasta la saciedad:  los obstáculos de Feijóo son prácticamente insalvables, porque mientras Sánchez traspasa todas las líneas rojas que se marcó él mismo tiempo atrás – empezando por la amnistía y la celebración de un referéndum, como le exige Puigdemont- Feijóo sin embargo se mantiene imperturbablemente fiel a sus principios, entre ellos el de seguir al pie de la letra lo que marcan la Ley y la Constitución. El por tanto difícil que consiga salvar su investidura, con una izquierda que se coloca como un solo bloque junto a  Pedro Sánchez y los nacionalistas tradicionalmente conservadores decididos a apostar por Sánchez porque les garantiza aquello que siempre buscaron: más autogobierno y menos presencia  española en sus territorios. La mayoría de los españoles hoy hacen ascos a la ultraderecha de Vox, pero no hace ascos a la ultraizquierda, a los independentistas y a Bildu, con un uso interesado y discriminatorio de la vara de medir.

URKULLU SALTA A LA ARENA

Cuando Iñigo Urkullu envió su artículo al diario El País en el que proponía una España “plurinacional” sabía de antemano que a los socialistas de Sánchez les atraería la idea, porque tragan con todo con tal de mantenerse en el gobierno. Con una excepción, Ximo Puig. Acaba de perder el gobierno valenciana y expresa sus reticencias a la propuesta de Urkullu porque el lehendakari pretende con su iniciativa un trato prioritario para Cataluña, País Vasco y Galicia,  las consideradas autonomías histórica. Puig no quiere que se excluya al Reino de Valencia, al que pretende regresar algún día como presidente.

No sorprende el silencio de los restantes barones del Psoe, que en más de una ocasión se han declarado contrarios a las exigencias nacionalistas. Quizá dejen de estar en silencio una vez tengan la seguridad de que Pedro Sánchez sortea todas las barreras que tiene por delante y consigue mantenerse en Moncloa.

Las cosas están regular, tirando a mal, para Núñez Feijóo. El primer encuentro, el que mantuvo el miércoles con Pedro Sánchez, fue fallido, no hay posibilidad de  acuerdos de gobierno. Ha anunciado su disposición a hablar con todo el mundo excepto con Bildu, lo que ha provocado malas caras en su partido, incluso en varios de sus dirigentes.

Tan es así que se ha visto obligado a explicar que conversar no es negociar, y que en ningún caso aceptará nada que sea contrario a la Constitución. Fue más lejos; dijo en una entrevista en El Mundo que él sería presidente de gobierno si estuviera dispuesto a aceptar lo que otros partidos exigen a Sánchez y que el presidente en funciones está dispuesto a asumir. Pero él no va a pasar por el aro.

Esta semana Feijóo reúne a la Directiva Nacional del PP para dar toda clase de explicaciones sobre qué piensa hacer: conversación telefónica con todos los presidentes de gobiernos regionales -telefónicas porque no dispone de tiempo suficiente para trasladarse a las 17 comunidades más Ceuta y Melilla- y personales con los partidos que quieran mantener encuentros con él. Si no es con sus líderes, con el interlocutor del PP del mismo nivel.

De momento, Yolanda Díaz ha advertido que no tiene la menor intención de mantener un encuentro con Feijóo. Se comprende, el presidente del PP conoce como nadie la trayectoria de la dirigente de Sumar … y sus fracasos en Galicia, que en julio se han dado también en otras regiones españolas. Díaz ha dicho que de las conversaciones con el PP se encargaría la portavoz parlamentaria de Sumar.

EL PULGAR DE PUIGDEMONT

Feijóo no renuncia a verse con quien se quiera ver con él, aunque pintan bastos, lo sabe perfectamente. Sin embargo, las conversaciones le serán útiles para el debate de investidura, porque sabrá qué es exactamente lo que exigen  los partidos que apoyan a Sánchez como presidente. No lo mencionará solo en su propia investidura sino también en la de Sánchez cuando se produzca. Si se produce, que parece  lo más probable.

En estas próximas semanas se producirán tres posibles escenarios. Primero, investidura de Feijóo que le convierta en presidente de gobierno. Segundo, tras el fracaso de Feijóo, investidura de Sánchez que le conviertaen presidente de gobierno. Tercero: nuevo fracaso con la investidura de Sánchez, y elecciones generales en enero.

En el PP sin embargo manejan un cuarto escenario: tras una fallida investidura de Feijóo, Sánchez podría pedir a sus futuros socios que hicieran público el apoyo que le darían la mayoría absoluta. En ese caso, no habría nueva ronda de consultas del Rey, sino que propondría directamente a Pedro Sánchez a la presidencia, en un debate de investidura muy breve al que seguiría la obligada votación y Sánchez se mantendría como presidente.

¿Qué va a ocurrir finalmente? Nadie lo sabe, porque hay un elemento clave que Sánchez todavía no maneja: la posición de Carles Puigdemont. La mayoría de  los analistas catalanes que le conocen bien aseguran que el ex presidente de la Generalitat está encantado con el recuperado protagonismo, que  disfruta estos días al verse tan mencionado,  y que le gusta que se hagan cábalas sobre cuál va a ser su decisión sobre los 7 votos de Junts.  Pero, dicen estos analistas, en el último minuto, como es habitual en él, Puigdemont mostrará el pulgar señalando hacia arriba: convertirá a Pedro Sánchez en presidente.

El capítulo siguiente se centrará en qué decisiones tomará Pedro Sánchez para cumplir las exigencias de amnistía y referéndum.

Feijóo y Sánchez: Jueces y cafés
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