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Julia Navarro
10:28
20/05/22

El regreso del Rey

El regreso del Rey

Esta semana hemos escuchado insultos de grueso calibre contra el rey emérito, despachados por parlamentarios y dirigentes políticos de partidos que quieren acabar con nuestro actual sistema constitucional.

Y, aunque no se puede juzgar toda una vida por un tramo de la misma, hay que reconocer que la del Rey emérito don Juan Carlos no ha sido todo lo ejemplar que debería de haber sido, aunque tampoco se puede negar que tuvo aciertos importantes durante su reinado.

Sí, don Juan Carlos no siempre ha sabido estar a la altura de lo que se esperaba de él. Ser rey no es obligatorio, quien lo es tiene el privilegio de representar a todos sus conciudadanos, a su país y por tanto tiene el deber de ser ejemplar y no dejarse llevar por sus apetencias personales y mucho menos enriquecerse.

Quienes formamos parte de la generación de la Transición hicimos oídos sordos a esas historias, nada edificantes, que se contaban sobre el Rey. O bien no nos las queríamos creer, pensando que serían exageraciones, o bien preferíamos mirar hacia otro lado porque nos parecía que lo sustancial de la biografía de don Juan Carlos es que había sido una pieza importante en la recuperación de la democracia. Así que las cosas que se contaban no pasaban de conversaciones de pasillo.

Sin duda, los Presidentes de Gobierno sí tuvieron una responsabilidad directa para poner coto a las actividades del Rey, porque ellos sí disponían de información precisa. Por tanto deberían haber puesto a don Juan Carlos frente al espejo de la realidad: sí, se le reconocían sus méritos en la Transición y en la consolidación de la democracia pero eso no le daba carta blanca para hacer lo que le diera la real gana sino que debía de atenerse a unas normas de comportamiento impecables, dignas de un rey. Pero nadie se atrevió a ponerle el cascabel al gato y quien lo intentó, como el que fue Jefe de la Casa Real, Sabino Fernández Campos, terminó siendo "despedido".

Saber, como se ha publicado, que don Juan Carlos estuvo a punto de poner la corona en manos de Corinna Larsen, produce, cuanto menos decepción, y que además haya habido un ir y venir de dinero, testaferros y reyes de petrodólares por medio, además de decepción, una profunda indignación que ha provocado un desprestigio de su figura.

Pero vuelvo al principio, una vida está hecha de muchos instantes, de aciertos y errores, y al día de hoy Juan Carlos de Borbón es un rey jubilado y por tanto ya está descontado.

El presente es su hijo Felipe VI, que viene reinando de manera impecable en medio de muchas dificultades, unas heredadas por el comportamiento de su padre, otras por las circunstancias políticas ante el desafío de las fuerzas independentistas. Lo cierto es que el rey Felipe VI se ha ido ganando, con su buen hacer, el afecto y el respeto de los ciudadanos y sin duda debe de ser difícil y dolorosa para él la relación con su padre.

¿Puede perjudicar al rey Felipe que su padre regrese a España? En mi opinión no. Es más, don Juan Carlos no tiene ninguna cuenta pendiente con la ley, y por tanto nada le debería de impedir regresar a su país, que es el nuestro, y vivir con discreción como un rey jubilado.

No obstante, los partidos anticonstitucionalistas, socios de nuestro gobierno, son los que lanzan improperios contra el emérito, no tanto por sus afanes de limpieza democrática, sino como vía para socavar lo que denominan despectivamente "régimen del 78" que no es otra cosa que nuestro actual sistema constitucional que nos ha permitido vivir en democracia y libertad los últimos cuarenta años. La Monarquía fue clave para el armazón de nuestro sistema por tanto es una pieza a batir.

Así que don Juan Carlos se ha convertido en una figura controvertida. Por lo pronto va a pasar un largo fin de semana en nuestro país antes de regresar a su exilio dorado.

Hay quienes disfrutan humillando al prójimo, y más si ese prójimo ha sido todopoderoso como es el caso del rey emérito.

Juan Carlos de Borbón es un personaje que ya está en la Historia con sus aciertos y sus errores, y serán los historiadores los que den la verdadera dimensión de él y de su reinado. Mientras tanto no exijamos a su hijo, el rey Felipe, que humille al padre.

El nuestro es un país muy dado a los autos de fé.

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