He leído su libro, ‘Politica Para Adultos’ y no puedo evitar estas consideraciones.

Los españoles tenemos la costumbre de hacer salir por la ventana a nuestros Presidentes cuando terminan su mandato. Mariano Rajoy no podía ser una excepción y cumplió, una vez mas, la costumbre.

El intrépido Adolfo Suarez, en su afán de forjar un hierro que todavía no estaba caliente, se creó demasiados enemigos y agotó sus fuerzas.

Calvo Sotelo, había cometido el error de nacer demasiado pronto y se nos presentó como un político europeo cuando Europa no existía para los españoles.

Felipe Gonzalez hizo patente, por primera vez, que España es un país de centro-izquierda. Parecía eternizarse en el poder pero tropezó con la incapacidad de la izquierda de entender la economía a la que creen un bien silvestre y en la que la creación de riqueza no necesita atención. Además, ¡oh desencanto!, la corrupción tambien era de izquierdas.

Aznar hizo creíble que el partido formado por Fraga, con materiales de derribo franquista, era el clavo ardiendo para salir de las aguas movedizas. Y lo era, pero la borrachera del éxito, el mal de altura que sufrió Aznar y la innata picardía del socialismo hizo que este ganara el partido de las elecciones, que el PP creía ganadas, en el tiempo añadido.

Zapatero vivió de las rentas, que el PP había acumulado, durante gran parte de su mandato, pero, con él penetró, ahora lo vemos, la avanzadilla del comunismo con centro en Cuba.

Izó su bandera mientras permanecía sentado al paso de la de EE.UU., abrió las heridas que los españoles veníamos cicatrizando, acabó con la etapa del convencimiento y abrió la de la sectarización, puso el gobierno, no en manos del pueblo sino en gente del pueblo cuya única capacitación era su fidelidad e inició la era de lo «politicamentecorrecto» para sembrar las «recetillas» con las que el comunismo iberoamericano, en el que ahora le vemos comprometido, va logrando el desarme ideológico de la sociedad occidental.

Se dio de bruces contra la realidad económica que le echó, tambien, por la ventana.

Nuevamente España llamó a la derecha para arreglar el desaguisado económico: pero la etapa Rajoy representa ya, solo una pequeña horizontal en la rampa iniciada por Zapatero.

Rajoy y «su propósito de mantener una mirada templada y amable con todo el mundo» no encajan, ya, con la despiadada y sin escrúpulos lucha por el poder.

Su libro es de obligada lectura pero, aunque considera el 15 M y la irrupción de populismos en España como el hecho mas importante de su mandato no parece entender que ese movimiento ha sido colonizado por el Comunismo que nos llega, ahora, de Iberoamérica.

Y vimos como salieron, de riscos y cavernas, enemigos que se odiaban a muerte entre ellos, llamados por un odio aun mayor a lo que representa un hombre como él, la moderación, la elegancia, el convencimiento del servicio al pais y la obligación de atenerse al orden jurídico, que nos dimos en el 78, para arrojarle, tambien a él, por la ventana.

Y ahora, amigos jugamos otro partido. La sed de poder de Sánchez y su ausencia de ideario (el PSOE ya lo ha cumplido), le ha hecho recurrir, no se si por necesidad o por afición, a los enemigos del orden constitucional, con el convencimiento de que él sabe cabalgar al tigre, como creían aquellos «moderados» de La Repùblica.

Sánchez, como sus antecesores, será arrojado por la ventana, siguiendo nuestra costumbre; pero, esta vez dejará una situación mucho mas inquietante, todo el entramado de 1978, muy averiado.