27.04.2024 |
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El imperio americano

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El imperio americano

Ha sido muy afortunado el que ha dado a la palabra relato esa nueva acepción que se refiere, no a la acostumbrada de sinónimo de narración con animo de atenerse a la realidad sino, precisamente a hacerlo con animo de disfrazarla  para conseguir unos objetivos.  Y ahora vemos que nos faltaba una palabra para denominar esa intención tergiversadora que se ha producido en todos los tiempos. No es solo mentir, es adobar unos hechos o ideas con ánimo de conducir a individuos, grupos, masas o naciones por el camino que a alguien le interesa. No es solo «Acción de relatar un acontecimiento de palabra o por escrito». Es hacerlo con ánimo de engañar.

Se me ocurre este preámbulo cuando estoy enredado con el admirable «relato» que EE.UU. ha hecho de su historia y que le ha ayudado a convertirse en lider de un nuevo imperio.

Ha sabido utilizar, magistrálmente, el cine, nuevo «cantar de gesta», como un medio todopoderoso de propaganda para «relatarnos» lo que podría considerarse su «leyenda blanca».

Primero como se formó su nación. La epopeya de los «desvalidos» colonos blancos que no tuvieron mas remedio que ocupar, a sangre y fuego, las tierras de los «malvados» indios aborígenes, a los que exterminaron por no dejarse ocupar, pacíficamente, las tierras que  habían poblado ancestrálmente.

Despues nos «relatan» como «se vieron obligados» a arrebatar, mediante guerra, un buen trozo de su nación a  los «malvados» mejicanos que incurrieron en la misma falta de hospitalidad. También nos cuentan, con orgullo, como fueron pioneros en la defensa de los derechos y libertades de los ciudadanos, establecidos en su Constitución de 1787, lo que no les impedía el mantenimiento de la esclavitud.

Recuerdo la anécdota de aquel visionario griego, que predicaba la democracia en la plaza del pueblo (Agora), reclamando la igualdad y libertad de todos los ciudadanos. «¿Y quien cultivará los campos?. Le preguntaba un ciudadano suspicaz. A lo que el «progresista» contestaba mosqueado: ¡Hombre, los campos los cultivarán los esclavos!».  Los americanos no nos explican lo chirriante de esta contradicción pues no se dispuso de la Ley de Derechos Civiles, en la que se reconocia la igualdad de derechos de negros y blancos hasta 1964. Y no se permitió el matrimonio interracial hasta 1967. Y hoy es el día que, con ley o sin ley, no se atisba el propósito de mestizaje.

Su «Leyenda blanca» nos «relata» como los pacíficos y pacientes americanos se han visto arrastrados a intervenir en todas las guerras del siglo XX y….las del XXI, bien en apoyo de su belicosa estirpe europea, bien en defensa de la democracia y la libertad. Y quizá como premio a su desvelo, se han convertido en el país mas rico y poderoso de la Tierra. «Leyenda blanca», como digo, «relatada», durante todo un siglo, en películas del Oeste, de guerra, de West Point, de la Casa Blanca, políticas, etc…    

Hasta a nuestros intelectuales no les cae de la boca el nombre de John Ford, gran director, pero cuyo cine es eminentemente militarista y patriotero y está dedicado, sin disimulo, al «relato» de esa «leyenda blanca».  En fin, amigos, hay que aplaudir a EE.UU. por su habilidad. Y mas los españoles que dejamos, tontorronamente, que nos endilguen «la Negra».

Y si hay que pertenecer al Imperio Americano se pertenece, que peor es estar fuera, pero las cosas como son…..y no como se relatan.

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