Desde hace años soy portavoz en el Senado en la Comisión sobre Transformación Digital. Como Ingeniero de Telecomunicaciones es algo que me apasiona, porque me permite desarrollar gran parte de lo aprendido en mis años de estudio y de profesión en la empresa. Y sobre todo puedo gestionar un área de futuro para toda la sociedad.

Parte de mi trabajo supone estar al día en las tecnologías que nos facilitan la vida a los ciudadanos, desde el acceso a internet, la privacidad o las compras digitales, por poner algunos ejemplos. Y es evidente que hay países que van muy por delante de España. Por eso es preciso viajar y conocer de primera mano experiencias pioneras que podemos traer a nuestras ciudades.

En este ir y venir por el mundo hay algo que cada día me queda más claro: vivir en Santander es un privilegio. Por la dimensión de la ciudad y por el desarrollo de los servicios que ofrece. Quien no ha salido de nuestra ciudad puede ver como normal que la señalización se encuentre en buen estado, que los autobuses se ajusten a los horarios previstos, que el carril bici esté bien marcado, que tengamos escaleras mecánicas en las zonas con pendientes o que las oficinas de atención al vecino sean capaces de responder con agilidad. Por desgracia, no todas las ciudades de España o Europa reúnen esas condiciones.

El buen funcionamiento de una ciudad es un trabajo en equipo, como en una trainera. Todos los factores son importantes y también la actitud de los vecinos, con una cultura del respeto y educación cívica que facilita las cosas. Pero para que la trainera esté a la altura en todo momento es preciso contar con un timonel que sepa marcar el rumbo y un buen equipo de gestión.

De estos últimos años en Santander recuerdo especialmente los momentos de pandemia. Un periodo crítico, donde las medidas de precaución pusieron al límite todos los servicios sociales, donde hubo que establecer prioridades y tomar medidas que no gustaban a todos. Y ahí es donde se ha visto la capacidad de la alcaldesa de la capital de Cantabria y todo su equipo de concejales. En jornadas donde lloviese o soplase sur, ahí estaban, saliendo a la calle y dando la cara proponiendo alternativas y ayudando a los santanderinos. Con una actitud así, es normal que revalide su cargo en la alcaldía de una ciudad que mejora cada vez que viajas.