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El Diario de Cantabria

El enemigo de mi enemigo es mi amigo

Traiciones politicas.
Traiciones politicas.
El enemigo de mi enemigo es mi amigo

Este viejo proverbio árabe, tan utilizado en las relaciones internacionales donde en el siglo pasado las potencias occidentales anticomunistas se aliaron con Stalin para unir fuerzas y derrotar a Hitler, o los norteamericanos con los poco amistosos talibanes en un Afganistán ocupado por sus enemigos los soviéticos, por solo citar dos ejemplos, viene a propósito para describir lo que está sucediendo en el Ayuntamiento de Santander con los dos concejales de Ciudadanos.

Pese a no resultar necesario su apoyo, acaban de sumarse a una petición de la oposición para intentar forzar la convocatoria de un Pleno Extraordinario que iniciará el camino para la puesta en marcha de una comisión de investigación sobre el contrato de basuras. Las indagaciones afectarán, no puede ser de otra forma, a los populares, sus socios en el Gobierno municipal de la ciudad que han sido los responsables de ese contrato y que hasta la fecha venían retrasando la iniciativa.

Pues bien, hay una parte de la oposición que aplica la regla que da título a este artículo y considera que siempre es bienvenido cualquier apoyo en la labor de crítica a los actos de la Alcaldía, provenga de donde provenga y mejor todavía si tiene como protagonista a sus propios socios.

Además, añaden, los populares ya deberían estar acostumbrados desde hace tiempo a la deslealtad de los naranjas, una de sus señas de identidad y que además se han empeñado en mostrar a lo largo de la geografía española donde obtuvieron una representación política que todo apunta a que ya no podrán revalidar en las próximas elecciones. Pero no hay que olvidar que Ciudadanos está en el Gobierno de Santander, según afirmaban, para regenerar y viene desarrollando una política que merece el mayor de los reproches, aunque la oposición de izquierdas esté dispuesta a olvidarla a cambio de ver reflejadas algunas de sus iniciativas.

El retraso de más de dos años y medio en el inicio de la redacción del Plan General de Ordenación Urbana, que anda perdido entre unas mesas vecinales en las que existe una clara falta de representación y cuyas propuestas, si se desea que sean tenidas en cuenta, tendrán que repetirse una vez comenzada su redacción, ha culminado con la elección a dedo de un jurado internacional cuyos miembros no conocen Santander y, no obstante lo cual, decidirán, a espaldas de los demás concejales, a quién se asigna la definición del modelo de ciudad.

En otra de sus áreas, la cultural, a pesar del tiempo transcurrido, tampoco existe el Plan de acción que les ha sido solicitado en varias ocasiones. Y en deporte, la actuación de la concejalía no ha dado tregua al escándalo después de que el primer director del IMD tuviera que dimitir al saberse que su pareja había sido contratada por un club deportivo que percibía subvenciones o que el actual director hubiese sido compañero de pupitre en la infancia del propio concejal que le nombró, cualidad que compartía por otro de los directores contratados en su concejalía, el de innovación. Y

lo mismo ha ocurrido con los proyectos técnicos para acometer obras en el Instituto Municipal de Deportes por importe de 4.162.419,71 euros, que han sido adjudicados a dedo y en muchos casos a profesionales de la misma titulación que el concejal responsable, pero sin experiencia en las instalaciones deportivas.

Si el primer ministro británico Winston Churchill afirmó en su día si Hitler invadiera el infierno, le gustaría hacer al menos una referencia favorable al Diablo en la Cámara de los Comunes, en el Pleno en que se debata la comisión de investigación, es casi seguro que no se hará referencia alguna a Ciudadanos.

El enemigo de mi enemigo es mi amigo
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