27.04.2024 |
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"El batacazo que se van dar va a ser de órdago"

 
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez.
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez.
"El batacazo que se van dar va a ser de órdago"

 Una encuesta, si está bien hecha, claro, tiene tanto más valor cuanto menos personas la conozcan. Y sí, hay encuestas que manejan los partidos, La Zarzuela, el mismísimo CNI y algunos grandes empresarios que no salen en los periódicos y de las que los informadores nos enteramos a veces de refilón y solo en parte. Mi interlocutor, más afecto al socialismo, creo, que al sanchismo, es persona que conoce sondeos que ni usted ni yo vamos a ver publicados en los diarios. Es también persona poco dada al efectismo y ayer me dijo, hablando de las ya casi inminentes elecciones europeas: "El batacazo que se van dar va a ser de órdago". Textual. Se refería, por supuesto, a la candidatura socialista, que aún ni siquiera tiene una cabeza de candidatura clara, como tampoco la tiene el Partido Popular.

Sí, porque, amortizados, creen ellos, los resultados de las elecciones gallegas, casi amortizado el 'caso Koldo' --que va a quedar como una excrecencia en el partido gobernante, pero que no va a salpicar hacia arriba-- y en la esperanza de amortizar la aún enorme polémica de la amnistía, ahora, en los 'estados mayores' de los partidos en general, y del PSOE en particular, han empezado a pensar en serio en las elecciones europeas del mes de junio. No en las elecciones vascas de abril, no; son casi un tema periférico con resultado final más o menos cantado. Un acuerdo entre el PNV, que tendrá menos votos que Bildu, dicen, y el Partido Socialista de Euskadi. Todos con rostros nuevos, que se estrenan y entrenan en esos desayunos masivos a los que van políticos, empresarios y periodistas.

Pero lo de las elecciones europeas es diferente. Van a ser todo un indicio de hasta qué punto el PSOE se desgasta por casos como el de Koldo, por los efectos de la amnistía --mi interlocutor, el 'hombre de las encuestas', reconoce que a más del sesenta por ciento de los españoles no les gusta-- y, sobre todo, por una forma de gobernar de Pedro Sánchez, siempre al borde del desplante torero. Ese rostro de permanente autosatisfacción, os fastidiáis porque hay gobierno para rato, si no quieres amnistía toma dos tazas, a Sánchez, que es sin duda un fuera de serie como animal político, le beneficia poco, admite mi fuente. Su empatía es más bien escasa.

No, estas elecciones europeas no las va a ganar el PSOE, ni mucho menos, y peor aún le va a ir a su principal aliado, Sumar de Yolanda Díaz, que dentro de poco más de una semana se convertirá, finalmente, en un partido. Perdone que no dé cifras concretas de los escaños que obtendrá cada uno: es pronto para precisar más, cuando aún ni siquiera se conocen las cabeceras de cartel.

Lo que pasa es que el PP de Feijóo, con sus manifestaciones callejeras, sus 'cordobazos' --la declaración de Córdoba de este sábado tampoco es que haya arrasado en la opinión pública--, su crítica un poco átona, sus indudables errores y sus bastantes aciertos, gana puestos y escaños, sí, pero no acaba de romper el muro que le separa de esa mayoría absoluta que la permitiría independizarse de Vox, que va a la baja, sí, pero que existe, sobre todo como quebradero de cabeza.

De momento, la amnistía quedará aprobada en el Congreso a finales de esta semana, lista para entrar en una batalla que sin duda va a dar mucho protagonismo al Senado, donde el PP reina sin paliativos. Va a ser, lo veremos, casi una batalla preelectoral, porque aquí todo se cifra ya en resultados electorales, en cuotas de poder, olvidemos falsos intentos de normalización en Cataluña, de igualdad entre los españoles, de modernización de un país. Esos son objetivos, lo digo con dolor, secundarios.

Lo importante, ahora, son las europeas, que darán paso a las elecciones catalanas, aún sin fecha pero para las que, en todo caso, falta menos de un año. Y ahí, entonces, a comienzos del año próximo, se romperán alianzas, porque el PSOE gobernante no podrá conceder mucho más tras abrir generosamente la mano hacia Cataluña en los inminentes Presupuestos: no hay que subestimar el cabreo de las otras autonomías, que ya se sienten discriminadas. Y de referéndum de autodeterminación, ni hablar; ni siquiera Sánchez se atreverá a dar ese paso. Ahí es donde mi confidente, el hombre de las encuestas y de las prospectivas, advierte que 2025 "tiene mucha pinta de ir a ser año electoral, digan ahora lo que digan desde La Moncloa".

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