29.04.2024 |
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La cultura no era solo la ceja

Un filósofo de espaldas
La cultura no era solo la ceja

En medio del clamor popular, inmenso, del sábado pasado en Madrid contra la Amnistia aunque la delegación del gobierno sanchista pretenda, con su cuenta de la vieja, dividiendo por 4 si es en contra y multiplicando por 10 si es a favor, reducirlo a un pequeño alboroto, se escucharon en Cibeles voces no muy comunes en estos actos considerados de derechas y donde flamean, ¡qué escándalo!, banderas de España y encima en la capital de España, ¡inaudito!.

Eran voces de la cultura, con peso, con libros, con notoriedad muy ganada. Escritores y hasta un filosofo, Fernando Savater, este sí que curtido en plantarse en la calle, cuando nadie se plantaba, ante el terror etarra. Su mensaje caló hondo y dolió, se notó en las redes, a quienes han traicionado principios, ley, dignidad y palabra.

El impacto de la gran manifestación, dejó en un discreto plano pero vino a arropar también, un manifiesto, que el propio Savater también rubricaba, de más de un centenar de literatos, pintores, escultores, dramaturgos e intelectuales de diversas disciplinas, todos con obra publicada y en muchos casos muy relevantes, de los que tienen sitio en los escaparates y estantes de privilegio en las librerías. Era un documento reposado, medido pero contundente en sus argumentos y claro en sus conclusiones.

Lo que esta sucediendo en España es un atropello constitucional a los derechos de los ciudadanos españoles, a su constitución y sus leyes. Un servidor lo ha rubricado también y se siente orgulloso de poder acompañar en el listado a autores a quienes admira como a Juan Eslava Galán, Luz Gabás, Gonzalo Giner, Jorge Molist, Maria Oruña, Isabel San Sebastián, Jorge Díaz, Emilio Lara, José Luis Alonso de Santos, pintores y dibujantes como Ferrer Dalmau, Nieto y Puebla y a tantos otros con quienes la democracia y la cultura nos une.

La lista ha tenido también su impacto y algo más que por el tema abordado, que sin duda entraba de lleno en la política aunque se señalara que se hacia desde lo personal y sin adscripción a sigla, partido ni organización de tal tipo alguna, ni tan solo por los firmantes, sino por un hecho que en los comentarios en las redes sociales comenzó a aflorar.

La sorpresa era que los abajo firmantes no eran los de siempre en tales manifiestos y no estaban con el dedo en la ceja y pidiendo el voto, por supuesto para la izquierda, o esta cosa que es ahora. Pues, la duda ofende, sabrán que no se puede ser considerado de "la cultura" si no se profesa acatamiento y fe a las doctrinas progrecráticas y el pensamiento único y se cae de no hacerlo en el lado oscuro de la fuerza y pasar a ser facha sin remedio. Y resulta, que sí, que se puede.

Aunque algún valor hay que echarle, porque el atreverse supone ser condenado a las tinieblas exteriores, ser señalado como un apestado y no entrar en el Olimpo de los buenos y virtuosos donde ellos dan carnet de entrada. Pero este empieza a ser un carnet que más que dar lustre lo que empieza a ser es manchar de cieno.

La cultura no era solo la ceja
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