El hombre de 45 años acusado de abusar de una menor de 15 años, a la que conoció a través de una aplicación en línea, ha admitido los hechos y aceptado una condena de cinco años de prisión, en lugar de los 11 solicitados inicialmente por la Fiscalía, tras llegar a un acuerdo que incluyó la indemnización a la víctima.

El juicio estaba programado para la mañana de hoy en la Audiencia Provincial de Cantabria. Sin embargo, al inicio de la audiencia, la acusación particular informó por escrito que la víctima había sido indemnizada, lo que posibilitó un acuerdo entre la fiscalía, la acusación particular y la defensa.

El tribunal, tras conocer el acuerdo, emitió una sentencia firme condenando al hombre por un delito continuado de abuso sexual a una menor de dieciséis años. La sentencia incluye atenuantes como la reparación del daño y circunstancias análogas de toxicomanía y alcoholismo.

Además de la pena de cinco años de prisión, se le prohíbe acercarse y comunicarse con la joven, ya mayor de edad, durante diez años. También se le impuso una medida de libertad vigilada durante seis años y se le inhabilitó para cualquier trabajo que implique contacto con menores durante una década.

El acusado admitió que conocía la edad de la joven en todo momento y la persuadió, aprovechando la difícil relación que ella tenía con su madre, para que viajara con él a Gijón, donde residía. Una vez en su domicilio, mantuvieron relaciones sexuales con penetración vaginal.

En los meses siguientes, continuaron con la relación, y el acusado le proporcionó dos teléfonos móviles para evitar que su madre interfiriera en sus contactos. En una ocasión, durante una crisis emocional de la joven, el acusado la recogió de madrugada en su domicilio y se dirigieron a Gijón, donde mantuvieron relaciones sexuales.

Dado que la madre de la menor presentó una denuncia por la desaparición y las relaciones íntimas entre ambos, el acusado le pidió a la joven que no revelara los encuentros sexuales. La denuncia de la madre dio lugar al procedimiento judicial actual, que incluyó como medida cautelar la prohibición de que el acusado se comunique y se acerque a la menor, una medida que ahora se ha convertido en una pena.