La salud de la princesa de Gales, Kate Middleton, continúa siendo un misterio tras su hospitalización la semana pasada para una "cirugía abdominal programada", como informó el Palacio de Kensington. La calificación de la cirugía como "programada" sugiere que no fue una emergencia, pero ha provocado especulaciones debido a la prolongada convalecencia prevista, que se extiende hasta después de Semana Santa.

La falta de información detallada ha alimentado las conjeturas sobre la condición de la princesa Catalina, de 42 años. La última aparición pública de Middleton fue en la celebración navideña con la familia real, donde se la vio sonriente y elegante. Desde entonces, se ha mantenido una discreción total en torno a su estado de salud, con el Palacio enfatizando el deseo de la princesa de mantener en privado su información médica personal.

Esta situación ha llevado a una preocupación creciente entre los británicos, especialmente con el príncipe Guillermo cancelando compromisos para estar al lado de su esposa y cuidar de sus hijos. La situación se agrava con la próxima cirugía del rey Carlos III por agrandamiento de próstata y el diagnóstico de melanoma maligno de Sarah Ferguson, ex cuñada de Carlos III.

Los medios británicos destacan la importancia de Kate Middleton en la imagen modernizada de la monarquía, resaltando su popularidad y su papel clave en la familia real. Su ausencia prolongada del ojo público, señala "The Telegraph", deja un vacío notable, siendo descrita como "insustituible" y "la estrella de su generación".

La decisión de mantener en privado los detalles de su enfermedad, aunque comprensible, ha sido vista como una oportunidad perdida tanto para su imagen pública como para el beneficio de aquellos que podrían haberse visto alentados por su experiencia. La falta de transparencia en torno a su condición médica continúa generando especulaciones y preocupación.