La perplejidad sobre el uso de tildes en las mayúsculas llega hasta Hoznayo, donde una imagen reciente de un cartel ha desatado una ola de cuestionamientos sobre el uso correcto de las tildes en las mayúsculas. En la señal en cuestión, se han identificado tres palabras escritas en mayúscula sin ninguna tilde: "FRANCES", "ATENCION" y "DESVIO". A partir de ahí se desató el debate al exhibir palabras en mayúscula sin ninguna tilde, planteando la interrogante: ¿hay que acentuar las mayúsculas o no? La Real Academia Española (RAE) arroja luz sobre este enigma al explicar que, a pesar de las dudas, las normas ortográficas no han variado en este punto.

Las reglas fundamentales de la acentuación gráfica continúan aplicándose, aclara la RAE, señalando que, aunque la letra base de la escritura es la minúscula, ciertas situaciones exigen el uso de mayúsculas, como los nombres propios o al inicio de un texto. Además, es común emplear mayúsculas en mensajes específicos, como carteles de aviso, eslóganes publicitarios o títulos de libros.

La función principal de las reglas de acentuación gráfica es indicar la sílaba tónica de la palabra, asegurando una pronunciación clara y precisa. Por ende, no hay razón para omitir las tildes al utilizar mayúsculas. La pregunta adecuada no sería si se deben tildar las mayúsculas, sino por qué razón se optaría por no hacerlo.

La creencia de que las mayúsculas no llevan tilde ha sido difundida, incluso algunos afirman haberla escuchado en la escuela. Este mito pudo haberse alimentado por limitaciones técnicas, como las de las antiguas máquinas de escribir, que dificultaban colocar tildes sobre las mayúsculas de manera limpia. Sin embargo, este trato especial a las mayúsculas no tenía justificación, ya que las imprentas siempre contaron con tipos diferentes para mayúsculas con y sin tilde.

Con el avance de la tecnología, la escritura de tildes en mayúsculas se ha vuelto sencilla, eliminando cualquier excusa para no aplicar las reglas de acentuación gráfica en cualquier contexto. En resumen, la ortografía académica nunca ha avalado la omisión de tildes en las mayúsculas. La era moderna ha proporcionado las herramientas necesarias para preservar la integridad lingüística sin importar el formato o la situación.