Admitió Fernández Romo, una vez terminado el encuentro, que su equipo no había sabido «gestionar bien la superioridad» numérica de la que disfrutó en la última media hora de la contienda. Y que, ante esa situación, debieron jugar «con más ritmo, con circulación más rápida, con los de fuera siendo más protagonistas e intentando que los de arriba recibieran en mejores condiciones». Sin embargo, se vio a un equipo demasiado plano. Recordó que delante había también un rival al que hay que tener en cuenta y que, a partir de la expulsión, «se dedicaron a defender y parar el partido, lo que te acaba sacando de la dinámica buena que llevabas hasta ese momento y hace más difícil encontrar esos ritmos que necesitas».

Aseguró el técnico verdiblanco que, hasta el gol de David Rodríguez, había habido un solo equipo sobre el terreno de juego, que había sido el suyo. «Nos sentíamos mejores, pero después marcaron el 1-0 y ahí entramos en una fase mala», reconoció. Es algo que se terminó con la igualada de Bustos, ya que consideró que en el segundo tiempo recuperaron su mejor versión hasta, curiosamente, que «ellos se quedaron con un hombre menos». Ahí llegaron los grandes problemas.

No cree Fernández Romo que su equipo hubiera sido previsible, sino que hay que contar siempre con un rival que también juega, «que defiende y que te supera». «No hemos sido previsibles porque hemos generado situaciones de incertidumbre, pero nos ha faltado la ejecución», apuntó el entrenador del Racing. Quizá se echó de menos la imaginación y el fútbol de Pablo Torre en esos minutos finales y explicó el técnico madrileño que en ese momento quería tener sobre el verde «dos puntas más fijos para ver si la pelota llegaba con más peligro a su área, ya que entonces aún estaban con defensa de cuatro». Sin embargo, apenas dio resultado la idea.

Sostuvo Fernández Romo que el Racing había estado «a la altura de la exigencia», pero también recordó que los primeros que no se conforman son ellos mismos porque buscan «la excelencia, ganar y jugar bien y hacer las cosas lo mejor posible», pero también admitió que «siguen faltando determinadas cosas que hay que seguir mejorando» para llegar a ese punto al que quieren llegar.

«Hay veces que pensamos que jugamos solos», aseveró el entrenador del Racing para poner en valor la oposición mostrada por el bando ferrolano. «Cuando hay un rival que se ha puesto por delante, que tiene buenos jugadores y que intenta pasársela entre centrales para que te acerques para buscarte la espalda... Hay que tener respeto porque, de hecho, ha habido una fase en la que ha faltado organización por querer hacer lo contrario y por querer ir a quitársela, que es cuando mejor se la han pasado», argumentó.

Explicó Fernández Romo que cuando mejor lograron salir con el balón jugado fue cuando encontraron a los futbolistas que alineó por dentro. Lo que sucede es que «cuando el contrario se te junta, se cierran los espacios y es más difícil». Entiende que han de seguir «avanzando y llevar la pelota con más velocidad» y admite que «todo es mejorable», algo que habría dicho, según precisó, incluso si hubieran ganado la contienda. «El mensaje es el mismo porque hay que seguir trabajando y evolucionar sin olvidar que hemos conseguido un punto en un campo complicado», añadió.

«Los dibujos no ganan los partidos, sino las capacidades», afirmó el técnico madrileño. Y explicó que había metido a Isma López para buscar «más profundidad por fuera», a Camus «para que recibiera por dentro y girarse», a Manu Justo «para que jugara a la par de Cedric» y a Borja Domínguez para que «iniciara el juego». Recordó que no por sacar muchos delanteros «se va más a por los partidos» y que incluso lo que hizo fue «pedir calma y tranquilidad para construir lo mejor posible».