28.04.2024 |
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RACING 1 - 2 LEIOA

Racing vs Leioa. Todo mal

El Racing se queda sin Copa tras caer con todo merecimiento contrael Leioa, equipo de Tercera RFEF l El conjunto vizcaíno fue muy superior en el primer tiempo, apenas sufrió en el segundo y tuvo ocasiones para haber marcado más

Juan Gutiérrez, intentando cabecear un balón. / Hardy
Juan Gutiérrez, intentando cabecear un balón. / Hardy
Racing vs Leioa. Todo mal

Lo peor no fue perder, sino merecerlo, recibir toda una lección de fútbol en el primer tiempo por parte de un equipo que sobrevive dos categorías por debajo. Fue sonrojante. En Tercera RFEF juega el Leioa y ayer pareció el equipo grande, el que quiso el balón, el que sabía qué hacer con él, el que firmó las mejores ocasiones y el que más goles marcó.

Dio la sensación de que el equipo vizcaíno terminó pidiendo la hora, pero fue pura inercia. La frialdad de los datos dice que el Racing, a pesar de ir perdiendo, remató su único balón entre palos del segundo tiempo en el minuto 57. A partir de ahí, sólo hubo impotencia. Nadie puede reprochar nada a los jugadores verdiblancos porque lo intentaron hasta el final, pero quizá fue eso lo más preocupante.

Ni el séptimo de caballería salvó al Racing. Fernández Romo no quería hacer uso de él, pero finalmente le tuvo que llamar, lo que ya fue un síntoma de lo mal que iban las cosas. Tuvo que echar mano de Bustos, Soko y Cedric, pero ellos tampoco fueron capaces de cambiar nada. Ayer no le habría salvado ni el Equipo A porque el conjunto cántabro no sólo quedó apeado de todo sueño copero, sino que incluso fue superado en todas las facetas del juego. Los de casa se mostraron desnortados, descolocados y sin capacidad de reacción. Casi fueron ellos los que pidieron la hora para que se acabara ese bochorno. En el segundo tiempo, Fausto Tienza jugó de Pablo Torre. Ahí puede estar el resumen de la contienda. No hubo soluciones desde un banquillo que ayer apostó por lo que no suele apostar: cosas nuevas.

El dibujo pareció más un 4-4-2 que un 4-2-3-1 y colocó a dos extremos a la pierna cambiada, ya que Manu Justo, que jugó hasta en cuatro posiciones diferentes, empezó por la banda izquierda y Marco Camus por la derecha. Fue Jack Harper quien se situó a la espalda de Carlos Castro pero no funcionó ninguno de los dos. Ambos se marcharon al descanso tocados y, en el caso del hispano escocés, después de haber cometido un penalti de alevín.

Todos los de arriba fueron cambiados de posición constantemente durante todo el primer tiempo sin que hubiera resultado. Al final, fue la lógica la que funcionó, ya que el único gol del Racing llegó a partir de una acción de Marco Camus por la banda izquierda, desde donde puede desbordar y centrar. Lo hizo y remató Manu Justo de cabeza. Ahí parecía que podía haber despertado el conjunto cántabro, pero no hubo despertar alguno.


Soko, retirándose lesionado. / Hardy Soko, retirándose lesionado. / Hardy

El Leioa ni se inmutó y siguió siendo mejor, jugando a lo que quería, al ritmo que quería e incluso disfrutando en El Sardinero. Fue un día histórico para los vizcaínos. El empate se fue al traste con el absurdo penalti de Harper, que esperó dentro de su propia área a que cayera el balón para darle un pelotazo con toda la potencia que le permite su pierna derecha. La pelota tardó en caer y, cuando lo hizo y el delantero armó su bota, un rival colocó la suya y lo que hizo fue darle una patada tremenda. La pena máxima era de libro. Y la subió al marcador Luisma, el canterano que, probablemente, nunca había disfrutado tanto en Los Campos de Sport.

El extremo cántabro vestido de azulgrana, que ayer también jugó mucho por medio dentro de ese 4-1-4-1 que dibujó su entrenador, también tuvo mucha culpa del primer tanto de su equipo, que no fue ninguna sorpresa, sino un premio merecido. El Leioa contó ahí con toda la colaboración de la pareja de centrales racinguistas, que ayer resultó un coladero tanto con balón como sin balón. Izan les hizo un caño a cada uno para que, finalmente, fuera Yaniz quien rematara la faena con un certero remate. Sólo unos segundos antes, ya le había ganado una carrera a Mantilla para aprovechar un pase en profundidad que remató desviado. El Leioa movía la pelota en el medio campo como quería, dando todo un toque de atención a un Racing superado que no generó más que el gol.

Algo tenía que cambiar y lo que cambió Fernández Romo fue al lateral derecho. Es difícilmente comprensible que, perdiendo ante un equipo teóricamente inferior, gaste un cambio en un defensor que ni mucho menos estaba siendo el peor de esa primera línea. Está claro que Ceballos no le entra por el ojo al entrenador madrileño, pero si es así, mejor que no le ponga de inicio. No es obligatorio. Quizá quiso ganar profundidad o mayor capacidad de centro.

Cierto es que Jorrín puso algunos buenos balones, pero su compañero santanderino se había dejado ver con peligro y asiduidad en campo rival. Los problemas no iban por ahí, pero gastó una bala que echó de menos en los compases finales del encuentro, cuando Manu Justo ya estaba completamente vacío y pedía a gritos algo que su entrenador no le podía dar: una sustitución. El triple cambio del entrenador en el ecuador de la contienda también dio entrada a Bustos y a Borja Domínguez, por lo que este último coincidió en el campo con Sergio Marcos y Fausto Tienza. De lo más extraño de todo el encuentro fue ver a este último jugando por delante de sus compañeros en la sala de máquinas. Aquello tenía poco sentido.

El jugador extremeño está cargado de virtudes pero entre ellas no está la capacidad para dar el último pase, enlazar con los de arriba o llegar al área, que es lo se le pide a un supuesto media punta. Fue como si al entrenador se le hubiera cruzado el cable porque la situación del encuentro quizá estaba demandando todo lo contrario. Es decir, que Tienza se quedara como único pivote y que Borja Domínguez y Sergio Marcos se colocaran por delante. Pero no. Fue al contrario. A pesar de ello, fue en ese instante de partido cuando llegó la única oportunidad de marcar de todo el segundo tiempo, que fue un remate de Marco Camus con su pierna mala que fue al muñeco.


Borja Domínguez, superado. / HardyBorja Domínguez, superado. / Hardy

Nada más. Así de triste fue todo. El santanderino era quien más lo intentaba y el único que transmitía la sensación de poder hacer algo; el único que lograba que pasaran cosas, pero su entrenador le quitó del terreno de juego para hacer sitio a Soko. El dibujo no se toca. Está prohibido y, a pesar de ir perdiendo y ver que pasan los minutos, Fernández Romo mantuvo a sus cuatro defensas. Ni siquiera en la recta final de la contienda, cuando la apuesta fue por colgar balones directamente espoleados también por un público cargado de ansiedad, mandó a algún central a buscar la heroica. Nada. Como si al partido todavía le quedaran otros cincuenta minutos. Quizá, en el fondo, el entrenador era bien consciente de que ayer no iba a salir nada bien y que no merecía la pena intentar nada.

El partido lo estuvo viendo por televisión Pablo Torre para llegar a la conclusión, una vez más, de que cuando él no está, al equipo le cuesta dar sentido al balón. No le gusta tenerlo. Ayer le tocó en el segundo tiempo y, sobre todo, en una última media hora en la que el Leioa ya echó el culo atrás más por cansancio y por administrar la poca gasolina que le quedaba que por que el Racing le estuviera asediando. Todo era lento, previsible y monótono.

No pasó nada y, de hecho, lo único que pudo pasar fue que el Leioa se hubiera marchado de El Sardinero con un resultado mucho mayor. Ya a los diez minutos de la reanudación, tras un error de bulto de Juan al intentar sacar el balón, Luisma le dio un gran pase a Yaniz que, tras un enorme recorte, remató obligando a intervenir a Parera. Éste ya había tenido que ensuciarse las manos a los 35 minutos de encuentro, uno antes del penalti y cuando el resultado estaba empatado a uno. Entonces, una penetración de David Infante por la izquierda en la que dejó vendido a Ceballos terminó con un duro remate con su pierna diestra que el guardameta sacó a córner.

Nueve minutos antes, con 0-1, Sergio López había entrado por la banda izquierda del Racing como si fuera la casa de su madre, había centrado y había rematado Yaniz dentro del área pequeña con todo a favor. Y también ahí tuvo que salvar la papeleta el portero del Racing. Las cuentas son claras: tres paradas de Pareara por sólo una del portero del Leioa. Y a esto hay que sumar el fuerte lanzamiento al palo de Dwomoh, ese delantero de nombre impronunciable, a seis para el final que habría provocado el sonrojo generalizado y, a buen seguro, una sonora pitada en Los Campos de Sport.

Los primeros silbidos ya se oyeron en los compases finales del primer tiempo y se fueron acrecentaron en el segundo. Se oyó el cántico de ‘hay que poner huevos’ y, cuando suena esa música, quiere decir que la cosa no va bien. Lo único que fue capaz de producir el Racing en los compases finales del encuentro fueron tres lanzamientos altos de Borja Domínguez. Nada más. Pura frustración. Ni siquiera la aparición en el partido de Cedric y Soko alteró la rutina de la contienda porque apenas aparecieron. Menos lo hizo el segundo que, para colmo, se marchó lesionado y sin poder apoyar la pierna en el suelo. Esto quiere decir que la Copa Federación corre el peligro de terminar saliendo mucho más cara aún. Puede que no quede en una simple tarde de bochorno.

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