Un cambio de dueños suele traer consigo un cambio de personal. Por lo menos, en las altas esferas de la empresa, donde los recién llegados quieren a gente de su entera confianza. De ahí que la de Manuel Higuera, que recuperará los galones de presidente, no vaya a ser la única cara nueva (en parte) que se empiece a ver en breve por las oficinas de Los Campos de Sport. También habrá un nuevo director general. Víctor Alonso es consciente de que tiene las horas contadas en el Racing y, a falta de confirmación oficial, quien se encargará de ocupar su despacho será Felipe Llamazares. En la prensa leonesa ya lo daban ayer por hecho.

¿Quién es Felipe Llamazares? Ha sido, en lo que al mundo del fútbol se refiere, que es lo que importa aquí, el director general de la Cultural Leonesa en la última década. Conoce a Higuera y a Sebastián Ceria, el gran socio capitalista de la empresa que se va a hacer con el control del club, y desde hace unas semanas ya ha estado trabajando en dejar en orden la que ha sido su casa durante los últimos diez años para responder afirmativamente a la llamada que le han hecho los nuevos dueños del Racing. Éstos pondrán al frente de la gestión diaria de la entidad, por lo tanto, a un hombre de su entera confianza. Es lo habitual.

No se puede decir que Víctor Alonso cayera de pie entre el racinguismo. Su contratación fue uno de los primeros pasos que dieron Alfredo Pérez y Pedro Ortiz cuando pasaron a controlar totalmente el club. Realizaron un casting por toda la geografía española y pusieron el ojo en un hombre que había estado vinculado durante prácticamente toda su vida al Real Murcia. Pasó a tener voz y mando y, por ejemplo, fue una figura importante en la contratación de Chuti Molina, a quien conocía de su etapa anterior.

Alonso no sólo se encargó de la gestión burocrática diaria, sino que también tuvo voz y voto en la confección de las plantillas excepto en las temporadas en las que se pusieron al frente del proyecto deportivo José María Amorrortu primero y Mikel Martija después. Con todo, por encima de todo, ha sido señalado por su política social, que ha sido lo más criticado de la etapa de Pitma al frente del Racing. Ha habido fases durante todo este tiempo en el que incluso ha habido cánticos en El Sardinero en su contra, lo que siempre ha generado una cierta incomodidad. Sin embargo, los ya expropietarios de la entidad han cambiado entrenadores y directores deportivos pero nunca le han cambiado a él, sobre quien han mantenido una entera confianza.

Su sustituto, que a falta de confirmarse en próximas fechas, cuando el Consejo Superior de Deportes dé el visto bueno a toda la operación de compraventa del Racing, llegará tras diez años en la Cultural Leonesa. Antes de incorporarse a los despachos fue árbitro y llegó al club leonés en uno de los peores momentos de su historia, tras un descenso administrativo a Tercera División y sin pulmón financiero para aspirar a volver a Segunda B. Sin embargo, él fue capaz de diseñar una salida que incluso llevó al equipo a Segunda División.

La llegada de Aspire en 2015 no le apartó de la gestión de la entidad, que en los últimos tiempos ha seguido una gestión más irregular. De hecho, se va a marchar de León habiendo recibido también las críticas de su propia afición, lo que le asimilaría al propio Víctor Alonso. Como se ve, en todas partes cuecen habas. No se espera, aún así, que la llegada de la nueva propiedad sea similar a la entrada de un elefante en una cacharrería. Su intención no es dar un vuelco a la gestión del club porque Higuera y su socio argentino valoran lo que ha hecho Pitma y, por encima de todo, su éxito al dar estabilidad económica al club. De este modo, Mikel Martija seguirá contando con la confianza de los dirigentes al frente de la dirección deportiva y José Alberto, tras su éxito del curso pasado, también seguirá llevando las riendas del primer equipo. No se prevén tampoco grandes cambios en La Albericia. De hecho, César Anievas ya estaba ahí en la anterior etapa de Higuera como presidente y la relación de éste con Gonzalo Colsa también ha sido buena y cordial.

Si por algo se ha caracterizado la etapa de Pitma al frente del Racing ha sido por dejar hacer a su gente de confianza. Sólo en casos muy puntuales han intervenido en decisiones deportivas. Por ejemplo, Pedro Ortiz sí fue el encargado de desbloquear las negociaciones para las renovaciones de canteranos como Pablo Torre o Siverio y para la destitución de Fernández Romo el pasado mes de diciembre. En cambio, quienes están dentro a buen seguro que ya sabrán que Higuera tendrá un perfil diferente, que es un hombre de fútbol al que le gusta el fútbol y que, cuando menos, tendrá voz también a la hora de diseñar los diferentes proyectos. Se pone al frente de un club en una situación administrativa bien diferente a la que tenía en su anterior etapa. Entonces, se mantenían los embargos con la Agencia Tributaria y la Seguridad Social y había que cumplir con el convenio de acreedores. Toda esa deuda se ha convertido ahora en deuda con Pitma, lo que hace más llevadero el día a día porque permite realizar gastos ordinarios sin tener las cuentas intervenidas. La misma asciende a prácticamente treinta millones de euros mientras que el total de la operación ronda los 35. El agujero, por lo tanto, aún es muy grande y hay mucho por hacer para intentar taparlo. Todo pasa, en ese sentido, por mantenerse en el fútbol.

Pol Moreno se incorpora a los entrenamientos

Tras romper el hielo el pasado lunes y completar la primera doble sesión del verano el martes, el Racing cumplió ayer con el cuarto entrenamiento de la pretemporada. Y hubo una cara nueva. No fue ningún fichaje, sino un futbolista recién renovado que va a iniciar su tercer curso defendiendo los intereses verdiblancos. Se trata de Pol Moreno, que tuvo un permiso especial del club para llegar más tarde. De este modo, el único que falta es Matheus, que, según anuncia el Racing, está resolviendo unos trámites burocráticos para poder viajar. La plantilla realizó parte de la sesión en el gimnasio y otra parte en el Santi Gutiérrez Calle. Hoy toca otra doble sesión.