27.04.2024 |
El tiempo

«No veo la luz», lamenta Vasile

El entrenador de Astillero, que, como sus remeros, lleva sin ver «ni un euro» en todo el año, se ha lesionado en la espalda y no podrá remar las próximas regatas | Al final, hemos tenido que decir: esto sale por huevos», resalta

Vasile Matei, dando indicaciones a sus remeros antes de la regata del pasado domingo. / SDR ASTILLERO
Vasile Matei, dando indicaciones a sus remeros antes de la regata del pasado domingo. / SDR ASTILLERO
«No veo la luz», lamenta Vasile

Nadie dijo que conseguir el objetivo fuera a resultar sencillo, pero tampoco tan difícil. Porque da la sensación de que a Astillero se le está poniendo todo en contra. El último pedrusco que ha encontrado en el camino ha sido la lesión de su entrenador y, a la postre, mejor remero de la plantilla. A Vasile Matei le ha vuelto a crujir la espalda y ha tenido que decir basta, por lo que, como mínimo, no podrá estar con sus hombres en ninguna de las dos regatas de este próximo fin de semana. Es sólo una gota más que está cerca de desbordar el vaso pero que no va a provocar que la cuadrilla baje los brazos. «Habrá que pelear», resume el técnico rumano. Y el equipo demostró el pasado domingo que está en disposición de hacerlo porque lo tenía todo a favor para comenzar a lamerse las heridas tras girar por última vez a cinco segundos de Lapurdi, pero terminó la regata por delante de él. En esa remontada hay mucho significado.

En Pasajes ya no pudo estar Vasile Matei, pero ahí no tuvo la culpa la espalda, sino el trabajo. Había salido del tajo a las seis y media de la mañana y, aunque pudo dirigir a los suyos desde tierra, no se creía en condiciones de estar a bordo. «Compaginar la vida laboral con el remo se va haciendo cada vez más imposible», lamenta. Con todo, ahora el gran problema es esa lesión que le lleva tiempo dando la lata y que ya le había obligado a parar un tiempo tras el Campeonato de Cantabria de larga distancia de Santoña.

«El médico me dijo en su día que como me subiera a la trainera me iba a poner peor de lo que estaba, pero luego iba al club, veía a los chavales entrenar, ves que necesitan gente porque estamos sin completar entre semana y, al final, montas», relata el experimentado remero y entrenador de la ‘San José’. Y claro, como él mismo reconoce, «llega un momento en que te pega» y ya sí hay que quedarse en casa prácticamente inmovilizado: «No me puedo mover. Es una hernia que provoca una malformación en la vértebra, que hace que se salga la almohadilla que hay entre los discos y acabe pinchando el nervio». Suena muy doloroso y, de partida, va a dejar un tiempo a la embarcación azul sin su líder y su guía.

Lo malo es que la lesión de Vasile Matei es sólo otro imprevisto más que se suma a la colección en otro año convulso en el club azul. A día de hoy, el técnico tiene prácticamente a los hombres justos para completar una tripulación, ya que han ido sufriendo pérdidas a lo largo de los últimos meses «por diferentes motivos, ya sea porque no se han arreglado con el club o porque han encontrado un trabajo que no les permitía remar». Todo ello, sumado a que, a día de hoy, nadie ha visto «ni un euro», ni siquiera el entrenador. Desde un principio, el club trasladó a sus deportistas que el dinero que fueran consiguiendo en forma de patrocinios y demás lo irían repartiendo, pero, como recuerda el remero rumano, «no ha aparecido nada durante el año». En el fondo, sólo hay que ver la trainera, que está prácticamente limpia y sin patrocinadores. No hay peor señal con la que comenzar un verano.

Los dos últimos en marcharse lo hicieron apenas un par de semanas antes de que se iniciara la liga. Eran remeros, además, de los que estaban llamados a remar mucho, lo que profundizó en el gran problema que ha tenido el equipo durante la larga pretemporada, que ha sido la imposibilidad de completar la trainera para salir a entrenar. Reconoce Vasile que, tras volver a coger las riendas del equipo tras aquella mala experiencia que tuvo el año del descenso de la ACT, ha sufrido «varios bajones» y ha tenido la tentación de dejarlo todo al comprobar que no se estaba haciendo realidad lo planteado sobre el papel cuando el club le convenció para volver. Sin embargo, ahí sigue. «Es, sobre todo, por los chavales. Ves que entrenan entre semana, que sufren y que sudan, lo que hace que tú también te ilusiones», relata. A esto hay que sumar que se considera un hombre de palabra: «Cuando doy la mano, doy la mano. Y si es la otra parte la que no responde después, es otro problema». Asume que se subió a bordo «con ilusión» a pesar de las carencias que se podían intuir pero, a día de hoy, ve que se está repitiendo lo vivido en su anterior etapa como entrenador azul. Y ese es mal síntoma. «No veo luz», lamenta.

Lo cierto es que el entrenador de la cuadrilla astillerense no puede estar más orgulloso de ésta, ya que la sigue viendo motivada a pesar de todos los contratiempos y de la exigencia que él mismo impone. Ve que ellos lo dan todo y eso a él, de partida, le basta. «Puede haber gente muy limitada físicamente y, por ejemplo, el otro día remaron dos chavales de sesenta y pico kilos, pero dan lo que tienen», destaca. Ese día en San Juan sacó «el único barco que podía sacar». En tierra sólo estuvieron él y un par de jóvenes remeros recién aparecidos de las categorías inferiores y que aún están por cocinar. Tiene lo justo, apenas cuenta con cambios, ni siquiera puede remar él y, para colmo, se viene otro fin de semana con dos regatas, lo que hace más patentes aún las carencias.

No descolgarse. A pesar de toda esta colección de problemas, el equipo encontró una reacción de última hora que le permitió librar el último puesto tras remontar cinco segundos en algo más de novecientos metros. Eso quiere decir que la cuadrilla está viva. «Al final, es lo que hemos intentado después de tantos problemas; decir, como dice aquel, que esto sale por huevos. Por huevos que no termino último», apunta el entrenador del equipo azul. Y no lo fueron. «Hay tanta rabia por lo que sufrimos entre semana y por varios motivos, que al final la gente se está exprimiendo y está dando la última gota», añade.

Está claro que el objetivo no es otro que librar el descenso directo y, al menos, disputar el playoff. Y para ello, como recuerda Vasile, es fundamental aferrarse a la clasificación y no venirse abajo esperando un buen momento o un momento de crisis del rival. Que, cuando esto último suceda, ellos estén lo suficientemente cerca como para aprovecharlo. «Hay que ir regata a regata sin pensar en la de dentro de dos semanas ni en la del final. La táctica no es otra que dar todo lo que tengamos y no descolgarnos demasiado», resume.

A día de hoy, Astillero es penúltimo, por lo que está en puesto de descenso directo, pero a un solo punto de ‘La Marinera’. Hay vida después de, como resume, «un primer día muy bueno, un segundo regular y otro malo». Ha habido de todo en tres jornadas. Este último coincidió con el que mayores problemas de personal encontró para dar forma a la tripulación. Lo malo, o quizá, en función de cómo sonría la suerte, lo bueno es que este fin de semana afronta la categoría dos regatas que, como recuerda el entrenador de la ‘San José’, «son dos loterías. La primera, la de San Juan de Luz, es de nuevo a seis largos y con una desigualdad evidente en algunas calles. «Cuando entrenaba a Camargo, recuerdo que nos tocó una muy buena y a Pedreña otra fatal», subraya. Y al día siguiente toca competir en Portugalete, por lo que más de lo mismo. «Lo malo es que tendremos que remar las dos con los mismos, sin cambios ni nada», destaca. Y eso es un problema. Así es todo más complicado.

«El remero va a un sitio que le dé confianza»

Astillero es un club con problemas desde hace mucho tiempo, desde que pasó a ser un club que dejó de tener credibilidad para los remeros, lo que hizo que le costara encontrarlos. Acabó habiendo un cambio de directiva con la llegada de Eli Carral, que no pareció solventar gran cosa y que, además, protagonizó una transición muy mejorable que incluso puede provocar que los socios, en la próxima asamblea, soliciten que los abogados estudien la posibilidad de una acción de responsabilidad contra ella. El próximo otoño hará dos años que el club es liderado por los actuales dirigentes, a los que reunió, como en los viejos tiempos, José Gabriel Sainz de la Maza. Éstos se encontraron con un club que prácticamente no tenía ni remeros pero fueron capaces de salvar el curso pasado. La intención era intentar dar un paso hacia delante este año pero éste se ha ido complicando. «Si no hay un plan logístico en condiciones y por lo menos una buena directiva y unos buenos consejeros... Porque, al final, el remero va a un sitio que le dé confianza y tenga a donde acudir cuando necesite algo», explica Vasile Matei, que tiene muchos años de remo a sus espaldas. «Ahora mismo -añade- esto es casi como los que corren en un patatal, un grupo de gente que corre y que se encuentra bien, pero más por ‘hobby’ que por otra cosa y cada uno como puede». Una figura importante para el mantenimiento del proyecto ha sido José Luis Cruces ‘Garru’, que fue quien logró reunir remeros para mantener el bote en el agua en el 2020. Él es, junto a Israel Bolado, quien dirige la escuela, que es la principal esperanza del club para construir un futuro que le permita «intentar crecer otra vez desde la base». «Los clubes, al no tener financiación externa, no puedes prometer nada ni dar lo que dan los demás, por lo que sólo te queda hacer lo que hacen en Galicia, que es juntar críos y hacerles crecer hasta que lleguen al nivel al que puedan llegar», apunta el entrenador de la ‘San José’.

«No veo la luz», lamenta Vasile
Comentarios