26.04.2024 |
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KÁRATE

Nadia Gómez: "Ha sido muy duro, merezco valorármelo a mí misma"

Con el bronce que ganó en el Europeo del pasado fin de semana, la santanderina dejó atrás de manera definitiva un largo túnel de tres años en los que enlazó la pandemia, dos roturas consecutivas de ligamento en la misma rodilla y la salida del karate de los JJOO de París. Se vio fuera del deporte pero de nuevo está con las mejores

Nadia Gómez
Nadia Gómez: "Ha sido muy duro, merezco valorármelo a mí misma"

PREGUNTA.- ¿Satisfecha con el bronce?

RESPUESTA.- Muy contenta porque hace un año yo estaba en mi casa, lo había dejado todo de lado, estaba cansada. Me tomé un tiempo, en septiembre volví y me dije ‘si vuelves, es para ser la mejor’. Y por ahora estoy cumpliendo objetivos: ganar la liga, el Campeonato de España y ahora un bronce en el Europeo, que era un objetivo más a largo plazo porque sabíamos que antes había que ir dando pequeños pasos. Por eso ya cuando me seleccionaron me puse súper contenta y me lo tomé como la oportunidad que estaba buscando, así que imagínate acabar en el pódium. 

P.- ¿Por qué lo dejaste?

R.- Me rompí el cruzado a principios de 2021, me operé y a finales de ese mismo año, después del Mundial, me lo volví a romper en la misma pierna. Por eso en enero o en febrero estaba mal psicológicamente y en marzo me fui para casa. Necesitaba un descanso. Mi cabeza no me daba para más. 

P.- Pero volviste.

R.- En septiembre volví a competir pero en el primer trofeo al que fui, que era uno a nivel nacional, pequeño, le dije a mi entrenador que no sabía si iba a volver a pelear al máximo nivel porque, aunque gané, me sentí mal peleando. El otro día, en cambio, me decía que cada vez me ve mejor, así que ambos nos pusimos a recordar cómo han cambiado las cosas.

P.- Debes estar pletórica.

R.- Sobre todo, quiero disfrutarlo porque los deportistas somos un poco así, conseguimos algo y en seguida decimos: pues vamos ya a por lo siguiente. Casi ni nos damos tiempo a saborear y valorar el premio. Hablo mucho con mi entrenador y me recuerda lo que hablábamos antes, cómo estaba, lo que decía entonces y lo que estoy consiguiendo ahora. Y quiero aprender a valorarlo también. Porque ha sido un proceso muy duro y me merezco valorármelo a mí misma.

P.- ¿Cuánto pasó entre una lesión y otra?

R.- A finales de enero del 21 fue la primera y en diciembre la otra. Once meses.

P.- ¿Cómo se levanta una de algo así?

R.- Tras pasar el mal trago, decidí ponerme las pilas en todos los aspectos, tanto en el físico como en el psicológico. Ese tiempo que estuve en Cantabria con mi familia, con mis amigos, haber estado súper a gusto, volver a encontrarme, fue muy importante. Ha ayudado a que, cuando he vuelto, esté haciendo karate por gusto y no por presiones, ya que llegué a sentir que era una presión.

P.- ¿Y eso?

R.- No había vida más allá del karate. Y cuando me lesioné y vi que no había nada más, me encontré súper perdida y con la sensación de que no podía hacer otra cosa porque mi vida en Madrid, en el CAR, es el karate. Entonces ya fue como un ‘boom’, me fui a mi casa y cuando volví en septiembre fue porque quise ir a por todas y ser la mejor. Y ahora me lo estoy tomando todo con muchísima calma, más distinto y disfrutando de los entrenamientos.

P.- En el CAR te esperaron, confiaron en ti.

R.- Es el sexto año que llevo en Madrid y tanto el director de la ‘Blume’ como mis entrenadores allí confiaban en que podía volver a estar a un gran nivel, sólo que no había tenido suerte con las lesiones. Les agradeceré eternamente que me dieran la oportunidad de poder seguir aquí. Esta es mi casa.

P.- ¿Cómo es tu rutina en el CAR?

R.- Me levanto, bajo a desayunar a la residencia y el primer entrenamiento es normalmente entre las nueve y diez de la mañana, depende el día. Unos días hago físico por la mañana y karate por la tarde y otros dos sesiones de karate. Luego voy al fisio o también al psicólogo, que es online, voy a comer, echo un rato la siesta, después a entrenar de nuevo y algunas tardes también doy clases a niños. Es un poco rutinario. Algunos días también paso por el spá, la sauna etc. para recuperar y, después, a descansar para empezar de nuevo al día siguiente.

P.- ¿Te gusta o alguna vez piensas qué estoy haciendo aquí?

R.- Ha habido momentos que sí que te lo preguntas, cuando al final te ves sola y otra gente está haciendo otras cosas. Pero también me doy cuenta de que compensa. Cuando estoy compitiendo fuera, haciendo lo que me gusta realmente y pudiendo vivir de esto, me vale todo lo sufrido.

P.- Te fuiste a Madrid con 20 años. ¿Cómo fue el cambio?

R.- Cuando llegué no conocía a nadie y fue bastante durillo el entrar a una habitación y decir bueno, aquí tengo que colocar mis cosas, hacer mi vida, empezar a ir por los pasillos coincidiendo con gente que no conozco, la rutina en la residencia… Pero pasar tanto tiempo sola también me ha hecho muy fuerte. Ahora sé estar sola, viajar sola… Me ha hecho muy fuerte.

P.- El 2017 fue un año importante para ti.

R.- Ese año por fin me dieron la oportunidad de disputar el Europeo sub 21 y decidí irme al CAR. Llegué en septiembre y a finales de octubre estaba quedando campeona del Mundo. Osea que el trabajo venía de casa, se reforzó en Madrid un poquitín y empecé bien mi época allí.

P.- ¿Es entonces cuando decides apostar definitivamente por el karate?

R.- Llevaba toda la vida haciendo karate y ya había dejado atrás muchas otras cosas. Cuando tenía 16 años fue la primera vez que quedé campeona de España y ya tuve claro que el karate era lo mío. Descarté hacer otras cosas. A mí me gustaba muchísimo el fútbol y me gustaban muchos otros deportes. De hecho, el karate no parecía que fuera lo que mejor se me daba, pero cuando quedé campeona de España ya fue como la gota que colmó el vaso. Siempre me gustó, empecé desde los 4 y a partir de los 16 ya todo era karate. No gastaba el tiempo en otras cosas por miedo a lesionarme y cuando vine a Madrid con veinte años, al CAR, y quedé campeona del mundo ya sí que enfoque todo para el karate. El cien por cien de mi vida ha sido desde entonces para el karate.

P.- A esa edad, ¿es fácil tener la perspectiva de poder vivir al menos unos años del karate?

R.- Con veinte pensé que sí y de momento va funcionando, aunque he estado dos años de baja y han sido duros en ese sentido. De momento sobrevivo del karate como se puede.

P.- ¿Lo compaginas con estudios?

R.- Estoy matriculada en la UCAM haciendo la carrera (Ciencias de la Actividad Física y del Deporte) a distancia porque durante los años de etapa olímpica estábamos todo el tiempo viajando y era imposible para mí estudiar de manera presencial. Sé que tengo que acabar la carrera antes de dejar todo esto para tener una segunda opción.

P.- ¿Cómo te cazó la pandemia?

R.- Justamente venía de hacer mis dos mejores resultados a nivel absoluto, que fueron dos finales en la Premier League, que son campeonatos de muchísimo nivel. Incluso más difíciles que un Mundial porque, al final, al Mundial va sólo una por país y a la Premier puede ir más gente. Venía de pelearme con las mejores del mundo, estaba ganando a las mejores del mundo. Estaba en mi mejor momento y llegó el Covid, que, para empezar, me dejó sin Europeo, ya que aquella fue mi primera convocatoria senior. Fue un momento duro.

P.- Y acabó la pandemia y llegaron las lesiones.

R.- A los cuatro meses de empezar a competir de nuevo me lesioné la rodilla. Se me juntó todo. Todo esto me rompió tres temporadas en las que he estado perdida. Pensaba que se me echaba el tiempo encima, que me estaba haciendo mayor, que venían las chavalas por detrás apretando. Por eso estar otra vez ahí y ver que tengo compañeras y rivales que son bastante mayores que yo y que siguen estando ahí me ha quitado un poco esa sensación de que la pandemia me había robado el tiempo.

P.- Para colmo, quitaron el karate de los Juegos Olímpicos de París.

R.- Todo sucedió muy junto, fue mucho palo, la verdad. Ahora estamos con la esperanza y la ilusión de que los metan en los del 2028. Está muy difícil y no sabemos cómo va a ir, pero a final de este año ya tienen que tomar una decisión. 

P.- París lo tenía todo: te cogía cerca de casa y a una edad ideal para una deportista.

R.- Sí, me pillaba muy bien. Pero ya te digo que al final me han pasado muchas cosas en estos últimos años. Es posible que hubiera afrontado ese ciclo olímpico y me hubiera ido bien o que quizá me hubiera ido mal. Si hubiera caído en la misma lesión y hubiera sufrido todo lo que me cayó encima, con la perspectiva de los Juegos habría estado fatal. Está claro que era una muy buena edad y lloré mucho cuando sacaron el karate del programa porque para mí fue un palo muy grande. Estar de los 23 a los 27 haciendo un ciclo olímpico habría estado muy bien, pero bueno, ahora pienso que si el año que viene pudiéramos entrar, también me pillaría bien ese nuevo ciclo.

P.- ¿Estar en unos Juegos era tu sueño de infancia?

R.- Cuando era pequeña, como no era deporte olímpico, decía que quería ser campeona de Cantabria, de España, de Europa y el Mundo. Me acuerdo que escribí una redacción en clase siendo súper pequeña al respecto. Porque no pensábamos en los Juegos Olímpicos, pero cuando vives en el CAR y convives con gente que todo su día a día es estar en unos Juegos, obviamente duele estar fuera.

P.- ¿Cómo te dio por el karate?

R.- Era una niña super movida. No paraba quieta y, de hecho, por eso me llaman bicho, porque mi padre me lo empezó a llamar porque era así, un bichillo. Yo iba a todo en el colegio. Me apuntaban a todo: a futbito, a karate, a ballet, a otras actividades extraescolares…

P.- Para que te cansaras.

R.- Para que me cansara. Eso es. Salía de las actividades y del colegio y me iba al barrio, a La Albericia, y seguía jugando al fútbol con los niños, jugando a peleas… No paraba quieta, era incansable. Y acabé en el karate. Fui descartando las demás actividades y me quedé con ello. Después del colegio ya me apunté a un gimnasio y me fue bien. Son casualidades de la vida que mis padres me apuntaran a un arte marcial para ver si me calmaba.

P.- Por la tarde las calles están llenas de niños y niñas karatekas camino de sus clases. No sé si luego terminan muchos.

R.- Hay muchísimos colegios que tienen karate o judo entre sus actividades. Y hablo con la gente y todos me dicen ‘yo de niño hice karate’, pero muchos se quedan por el camino. Aún así, es verdad que hay muchísimo movimiento y que hay muchísimos karatekas en España. Es un deporte minoritario pero no tanto, ya que igual tenemos a 70.000 licencias. Es un deporte muy practicado, hay muchos niños y mucha competición.

P.- ¿Has vuelto a ver los combates del Europeo?

R.- He visto algún combate suelto de las rondas pero sí unas cuantas veces el de la final por el bronce porque me he estado fijando en la grada, en cómo reaccionaba la gente, en cómo entré de contenta a la final, sonriendo, y me gusta, la verdad.

P.- Por todo lo que has sufrido en los últimos años, ¿te ha sabido mejor este bronce que los oros en el Mundial y el Europeo sub 21?

R.- Es diferente. Esto al final ha sido la prueba de que todo esfuerzo tiene su recompensa y que todo pasa y que todo pasa por algo. Hay que dejar que pase tiempo pero hay que saber en qué invertir ese tiempo. Me ha sabido súper bien, no te puedo decir que mejor que esos oros porque para mí fueron lo mejor que me ha pasado en mi carrera deportiva, pero esto ha sido un ‘boom’ de confianza y de querer más.

P.- ¿A pensar en el Mundial ahora?

R.- Primero hay que procesar todo lo que ha pasado porque ha sido una preparación dura. Hay que tener una mentalidad fría y empezar a entrenar de nuevo poco a poco y sin prisa, intentando disfrutar de los entrenamientos. Será a partir de septiembre cuando estemos súper enfocados en el Mundial.

P.- ¿Toca descanso, entonces?

R.- Estaré unos días en Cantabria para celebrar con mis amigos y mi familia lo que ha pasado y después, lo dicho, volveré otra vez a entrenar poco a poco porque el mes que viene está la Premier de Rabat y hay que seguir. 

P.- ¿Qué te ha dado el karate más allá de las medallas?

R.- El karate me ha llenado en muchísimos aspectos. He crecido muchísimo como persona porque de otra manera no habría viajado lo que he viajado ni conocido las culturas que conozco, ni a la gente que he conocido. He visto muchas cosas que no habría visto sin salir de España, muchas culturas… Me ha abierto los ojos al mundo.

Nadia Gómez: "Ha sido muy duro, merezco valorármelo a mí misma"
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