30.04.2024 |
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Pocos pero selectos

El Racing volvió a jugar un partido con público seis meses después  penas una veintena de abonados  acudieron a La Albericia | Sólo los poseedores de un carné oro podían entrar

Los veteranos aficionados verdiblancos se sentaron manteniendo la distancia de seguridad. / hardy
Los veteranos aficionados verdiblancos se sentaron manteniendo la distancia de seguridad. / hardy
Pocos pero selectos

El de ayer fue el primer partido del Racing con público en medio año. Sólo esta afirmación ya supone un paso hacia delante por mucho que fueran muy pocos los aficionados que vivieron el encuentro en vivo y en directo. Apenas fueron una veintena los que acudieron a las instalaciones Nando Yosu. Ni siquiera se completaron todas las vacantes, debidamente señaladas con pegatinas en el piso, ya que sólo tuvieron la posibilidad de acudir los abonados con carné oro, que es el que recibe el que lleva medio siglo o más al pie del cañón. Ayer apenas eran ciento cincuenta los que lo tenían y muchos de ellos ya no están para moverse demasiado. Menos aún, para ver un amistoso.

La única grada del campo número uno de las instalaciones Nando Yosu donde se disputó el partido se dividió a la mitad. En la más lejana a la entrada, se colocaron los futbolistas suplentes, que eran tantos como los que estaban jugando, además de miembros del cuerpo técnico y dirigentes de ambos clubes. Obviamente, destacaron los del Racing. Se dejó ver el presidente Alfredo Pérez acompañado de algunos de sus directivos y de Tuto Sañudo. Se sentaron en sillas de plástico en la zona de arriba mientras que unos metros por delante, ya en la grada, bien juntos y sin perder detalle, siguieron el encuentro Pedro Menéndez, José María Amorrortu y Cali Trueba, que son quienes tendrán la última palabra para decidir quién de los que jugó ayer se queda, quién se va cedido y quién se va al Rayo. Difícil se lo pusieron ayer.

Los aficionados que tuvieron el privilegio de ver el encuentro no son tampoco de los más animosos, sino que son más de seguir la contienda en silencio o simplemente intercambiando impresiones. Por eso la Real Sociedad B apareció en el terreno de juego en silencio, como si no hubiera nadie, sin recibir ningún aplauso y sin que sus jugadores tampoco aplaudieran porque no había nada que devolver. Camino de repetir la historia se presentaron los del Racing pero, en un momento dado, iniciaron el ritual de las palmas y, entonces sí, se hicieron sentir por fin los que estaban en ese fondo sur.

La Real Sociedad jugó enteramente de negro, por lo que el pantalón coincidía con el del Racing, que vistió su nueva equipación titular. En un partido normal eso no podría haber sucedido, pero ayer se miró para otro lado. El colegiado fue Castellanos Argüeso, de casa y recién ascendido a Segunda B. Quizá los donostiarras se lo encuentren en un futuro. Sólo enseñó una amarilla, que fue a Óscar Gil. Nadie protestó al igual que apenas se festejaron los goles. Por fin pudo haber aficionados, pero se mantuvo la sensación de ser un encuentro a puerta cerrada.

Con tanta juventud y con apenas cuatro jugadores del curso pasado, a los seguidores allí presentes les costó reconocer a los suyos. «Al menos sabemos que uno se llama Mateo», dijo uno reaccionando a lo mucho que nombraban Iván Crespo y otros compañeros a quien se encargó de la banda derecha en el primer tiempo. Obviamente, al entrar en las instalaciones Nando Yosu hubo que lavarse las manos con gel y ahí no hubo problema. Un poco más hubo con la mascarilla. En el inicio del primer tiempo se veía de todo: alguna medio caída y demasiadas narices al aire. Tanto es así, que el guardia de seguridad tuvo que pedir a todos que se la pusieran bien. Alguna réplica recibió de uno de ellos pero todos obedecieron hasta el final.

Aunque se había anunciado que sólo se podría entrar con el carné oro, hubo al menos un par de abonados que intentaron entrar haciéndose los despistados o simplemente probando suerte. Les respondieron que no y ellos, sin ningún problema, se dieron la vuelta. En la puerta había una mujer de la empresa de seguridad, la misma que suele haber en la entrada de prensa en Los Campos de Sport. Junto a la asistente del colegiado que se colocó en la banda más cercana al campo número dos, fue la única mujer ayer en las instalaciones Nando Yosu. En la grada no había ninguna, ni entre los aficionados ni entre el personal de los equipos y de los clubes. Curioso.

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