27.04.2024 |
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«El plan creo que no fue malo»

Bustos recuerda que, aunque permitieron a la Real dominar la posesión, las mejores ocasiones fueron del RAcing | Asumieron la superioridad del filial con el balón y apostaron por impedir que tuvieran profundidad

Álvaro Bustos, con su protección aún visible en la muñeca izquierda. / Hardy
Álvaro Bustos, con su protección aún visible en la muñeca izquierda. / Hardy
«El plan creo que no fue malo»

Al Racing no le salió el partido del domingo como él esperaba. Había imaginado en su cabeza una cosa bien diferente a la que resultó porque ni fue fiel a sí mismo, ni fue capaz de contrarrestar el plan que puso en práctica Xabi Alonso, ni aprovechó las ocasiones que, a pesar de la inferioridad manifiesta que evidenció durante setenta minutos, incluso tuvo para ganar el partido. Todo mal. Y peor aún es el panorama que se dibuja, que ha alejado al equipo de su primer objetivo. Se ha quedado a cinco puntos cuando sólo quedan nueve por jugarse. Lo único que le da opciones es que ha de jugar aún ante dos rivales directos. Lo malo es que, hasta la fecha, no se ha mostrado capaz de hacer frente a quien es capaz de aguantarle la mirada.

«Estamos fastidiados, ha sido una noche difícil», admitía Álvaro Bustos ayer, después del entrenamiento del día después. Reconoció que lo sucedido el domingo había sido «difícil de digerir» por, sobre todo, haber perdido en el minuto noventa. Sin embargo, eso quizá sea accesorio por mucho que el gol se pareciera demasiado al que le hizo perder al Racing dos puntos contra otro rival directo como el Bilbao Athletic. Cuando hay un patrón que se repite tanto, quizá quiera decir que ha llegado la hora de ir al médico.

Aún hay opciones. Claro que sí. Hay que apurarlas. Las matemáticas suelen ser el último refugio de quien ya se sabe perdido pero en esta liga tan diferente a todas nunca hay que dejar de sumar porque lo que se hace en la primera fase se arrastra a la segunda independientemente de aquello por lo que se esté jugando en ésta. Por eso afirmó Bustos que ayer mismo, con la decepción por lo sucedido ante el filial donostiarra aún reciente y caliente, se habían reunido antes de saltar a entrenar para hacer una pequeña sesión de ejercicios espirituales: «Hemos hablado el equipo, el míster y todos y ya tenemos la mente puesta en el sábado y en la necesidad de ganar ese partido».

Ganar o perder puede ser una cuestión de detalles o de multitud de variables, pero no saber contrarrestar lo que el entrenador rival ha propuesto sobre el terreno de juego se trabaja. Más aún, cuando Aritz Solabarrieta reconoció tras el partido que no le había sorprendido la apuesta de Xabi Alonso por convertir a Pecharromán, su lateral derecho, en medio centro cuando su equipo tenía el balón, lo que le permitía generar una constante superioridad en el medio campo y, sobre todo, provocar un total desconcierto en el equipo verdiblanco, que no supo encontrar la manera de dar respuesta a ese movimiento. Ante esto, lo que hicieron fue refugiarse atrás y, cuando menos, sentirse juntos y arropados.

No alcanzó Bustos ayer a explicar cuál era el plan que habían trazado en el caso de que la Real Sociedad B, como hizo, apostara por ese movimiento táctico que le permitió monopolizar la posesión durante buena parte de la contienda. Probablemente, porque no lo había por mucho que el entrenador verdiblanco dijera que no le había sorprendido. Y tampoco fue capaz de corregirlo sobre la marcha. El extremo asturiano recalcó lo difícil que se hace defender a un rival que utiliza «muchas variantes» en la zona de creación generando «muchas líneas de pase». Era algo con lo que contaban, por lo que decidieron sacrificar una presión alta que habían estado ejercitando durante la semana para cavar una trinchera y esperar a correr.

«No es que el plan fuera jugar a la contra, sino que sabíamos que un equipo como la Real, que tiene muy buenos jugadores, va a tener el balón y va a dominar en muchas fases del partido», argumentó Bustos. Da la impresión, por lo tanto, de que el Racing se limitó a aceptar sus limitaciones o su inferioridad en la sala de máquinas. Admitió que «en determinadas fases del encuentro» deberían, al menos, haber cambiado la dinámica para no convertir el partido en un monólogo, pero no fueron capaces. La apuesta fue por impedir que la posesión guipuzcoana sirviera para algo y, en el fondo, lo consiguieron porque, más allá del gol, el equipo de Xabi Alonso sólo tuvo otra ocasión muy clara y otra menos clara, ambas culminadas por el mismo jugador y ambas abortadas por Lucas Díaz.

la Defensa, cómoda. «Defendimos mucho, hicimos un gran esfuerzo defensivamente y a lo mejor eso nos pesó un poco, pero el plan de partido creo que no fue malo», explicó el extremo gijonés. Falta saber cuál fue ese plan. Y, según sus palabras, pasaba por aceptar la rendición en la zona alta del campo para esperar en un bloque medio o bajo con el fin de que superar líneas se convirtiera en una misión imposible para los hombres de Xabi Alonso. Y cree Bustos que lo lograron porque «a la Real le costó profundizar». Y reconoció que ese era su «objetivo»: «Que pudieran llegar al medio campo y que pudieran tener el balón, jugar y dominar hasta ahí», pero no más. Y cree que consiguieron ese objetivo. «A partir de tres cuartos creo que defendimos bien, los defensas estuvieron muy cómodos y las ocasiones creo que más claras del partido fueron para nosotros», resumió el extremo izquierdo verdiblanco.

El Racing, por lo tanto, no entró en la guerra por la posesión. Aunque todos habían coincidido la semana anterior en afirmar que buena parte de las opciones de ganar el encuentro pasaban por hacerse con el balón, preciado tesoro que, en principio, iban a querer los dos, lo cierto es que el equipo de Solabarrieta ni lo intentó. Y Bustos no lo vio del todo mal porque cree que «hay partidos en los que hay que saber sufrir». Es más, considera que si su equipo hubiera marcado y se hubiera llevado todo el botín, hoy nadie estaría hablando de quién llevó la iniciativa, sino de la capacidad del conjunto cántabro para haberse sabido adaptar a las circunstancias  y ganar «un partido de esos de Segunda B que hay que jugar y hay que ganar». Y es posible que tenga razón.

Por un lado, en el seno del equipo cántabro eran conscientes de que el filial donostiarra «iba a tener bastante el balón porque es uno de los equipos que más juega al fútbol en esta categoría» mientras que ellos mismos también tenían «claro» que debían «tener el balón para no estar defendiendo los noventa minutos». Pero lo cierto es que sólo empezaron a tenerlo un poco más cuando Xabi Alonso movió el banquillo y convirtió a los suyos en un equipo más normal y sin tantas alternativas diferentes. En opinión de Bustos, les faltó «tener un poco más de pausa» cuando se hacían con la pelota «y un poco más de tranquilidad». Aún así, insistió en que el planteamiento tampoco fue malo y la mejor prueba de ello era que dispusieron de ocasiones para haberse quedado con todo el botín. «No hicimos gol y eso nos pesó al final», recordó.

Para colmo, el gol de la victoria visitante llegó casi en el descuento. Eso hizo que el resultado doliera más, ya que los jugadores verdiblancos vieron cómo «todo el buen trabajo» que hicieron durante noventa minutos se difuminaba y se quedaba en nada. Lo peor es que fue un gol ya conocido, que fue una repetición de otros ya sufridos. Por eso consideraba Bustos que deben «trabajar el por qué» sucede eso. «Será un fallo táctico, de concentración... Lo miraremos», apuntó. «Lo que está claro es que no puede volver a pasar porque ya no hay margen de error. Quedan tres partidos y hay que ir a por los tres sí o sí», añadió.

En ese sentido, la derrota del domingo ha dejado las cosas claras y ha tirado la calculadora a la basura. Ya no sirve hacer cuentas, sólo ganar. Y la primera victoria de la nueva racha que toca fabricar ha de ser el sábado en Irún. «Si no ganas ese partido te tienes que despedir de quedar entre los tres primeros», resumió. A su vez, considera que si ganan, todos se verá «con otros ojos» dentro de siete días. 

Vaticinó Bustos en Irún «un partido diferente al de la Real Sociedad B», por lo que vino a descartar que esa derrota fuera a provocar muchos cambios para no repetir la historia. «La Real tiene un sistema de juego y una forma de juego diferente al de todos los equipos», recordó el extremo asturiano. Son conscientes de que el Real Unión también «juega bien» pero considera que todo pasa por que ellos mismos sean capaces de «seguir la línea de los últimos partidos» en los que llegaron a sumar 16 puntos de 18 posibles. Tienen claro que ese es el camino correcto y que han de hacer lo posible para no desviarse demasiado de él.

Hay que apurar las opciones de entrar entre los tres primeros pero «sin volverse locos» y ejercer de kamikaze, ya que no va a ser un todo o nada en esta temporada tan rara. De no quedar entre los tres primeros, el Racing jugará en la segunda fase por una plaza en Primera RFEF y por eso no se puede dejar ir. «Todos los puntos van a ser importantes para una cosa o por otra», concluyó Bustos.

«El plan creo que no fue malo»
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