El enfrentamiento entre el Eibar y el Espanyol no solo fue un partido de fútbol más; fue un choque que concentró la atención de los aficionados y que resultó crucial en la lucha por el ascenso. Desde el inicio, se percibía en el ambiente la importancia de cada minuto, y el desarrollo del juego no hizo más que confirmarlo.

El Eibar, desde el primer pitido del árbitro, demostró un dominio absoluto del terreno de juego. Su estrategia bien definida y una ejecución impecable le otorgaron una clara superioridad sobre el Espanyol, que se vio abrumado ante el empuje constante del equipo local. La presión en la recuperación del balón y la rapidez en la transición hacia el ataque fueron las armas principales del Eibar durante la primera mitad.

El dominio territorial del Eibar se tradujo en oportunidades de gol, y no tardó en reflejarse en el marcador. Los tantos de Bautista y Peru Nolaskoain llevaron el éxtasis a la grada local, que veía cómo su equipo se encaminaba hacia una victoria contundente y merecida. Sin embargo, el fútbol es un deporte impredecible, y el Espanyol no estaba dispuesto a rendirse sin luchar. Un penalti a favor del equipo visitante, convertido magistralmente por Braithwaite, encendió la chispa de la esperanza en el corazón de los seguidores pericos. 

Con un marcador más ajustado, el Espanyol intensificó sus esfuerzos en busca del empate, mientras el Eibar intentaba mantener su ventaja con uñas y dientes. El drama alcanzó su punto álgido en los últimos compases del encuentro. 

Cuando parecía que el Eibar tenía la victoria en el bolsillo, un error defensivo permitió al Espanyol igualar el marcador con un gol de Salvi Sánchez que dejó boquiabiertos a propios y extraños. El empate parecía el desenlace más probable, pero el destino tenía preparado un giro inesperado. En una última jugada llena de emoción y suspense, un error fatal de Tejero en la defensa del Eibar fue aprovechado al máximo por Lazo, quien no dudó en convertirlo en el gol de la victoria para el Espanyol. 

La euforia invadió a los seguidores visitantes, mientras que el estupor y la decepción se apoderaron de la afición local. El partido entre el Eibar y el Espanyol fue mucho más que un simple encuentro de fútbol; fue un episodio cargado de emoción, intensidad y giros inesperados que mantuvieron a todos los presentes al borde de sus asientos. Ambos equipos demostraron su calidad y determinación, dejando una huella imborrable en la memoria de los aficionados y reafirmando la imprevisibilidad y la magia del deporte rey.