En una jornada electoral que mantenía en vilo a la opinión pública, el partido político Vox experimentó la desilusión de no conseguir representación en el Parlamento de Galicia. A pesar de un incremento en el respaldo popular con respecto a los comicios de 2020, la formación liderada por Santiago Abascal no alcanzó el umbral del 5 % necesario para asegurar la presencia de sus representantes en la única Cámara autonómica donde aún no tenían escaños.

El secretario general de Vox, Ignacio Garriga, expresó en una detallada rueda de prensa la complejidad de los desafíos enfrentados durante la campaña electoral del 18-F. Garriga señaló que esta etapa estuvo "claramente marcada por el juego sucio", argumentando que diversos factores dificultaron la transmisión efectiva de las propuestas y planteamientos de Vox a la ciudadanía gallega. Entre estos factores, destacó la exclusión del partido de los debates electorales, una situación que, según Garriga, reflejó una "clara voluntad" de "silenciar" la voz de Vox en el proceso electoral.

El líder de Vox también apuntó hacia la estrategia de "voto útil" o "voto del miedo" promovida por el Partido Popular (PP), que instaba a los votantes a consolidar su apoyo en torno al PP para impedir que otras fuerzas políticas, como el Bloque Nacionalista Galego (BNG) y el Partido Socialista de Galicia (PSdeG), se hicieran con el Gobierno de la Xunta. Este planteamiento estratégico, según Garriga, desfavoreció a Vox y limitó su capacidad para atraer votantes.

En una muestra de responsabilidad política, Garriga indicó que Vox realizará una "absoluta y total" autocrítica para analizar los resultados y detectar áreas de mejora. Asimismo, afirmó que el partido redoblará sus esfuerzos para que su mensaje llegue de manera más efectiva a los ciudadanos gallegos y al conjunto de la sociedad española. Este compromiso se torna especialmente relevante en vista de las próximas elecciones autonómicas en el País Vasco, donde Vox espera al menos mantener el escaño que ya posee.

Desde el anuncio de las elecciones, la relación entre el PP y Vox se caracterizó por tensiones palpables. De manera notable, Miguel Tellado, actual portavoz de los populares en el Congreso, insinuó que Vox no debería presentarse en Galicia, argumentando que la contienda electoral se jugaba en torno a dos bloques: la revalidación de la mayoría absoluta del PP o el riesgo de que fuerzas nacionalistas y socialistas alcanzaran el Gobierno autonómico. Vox, sin embargo, reafirmó su intención de participar en todos los procesos electorales como representantes de aquellos que consideran no tienen una voz adecuada fuera de su partido.

La campaña electoral estuvo marcada por las intensas confrontaciones verbales de Santiago Abascal hacia Alberto Núñez Feijóo y el PP de Galicia. Abascal reprochó la estrategia del "voto útil" y acusó a sus contrincantes de "demonizar" a Vox. En el cierre de campaña, Abascal censuró al PP por faltar al respeto a los votantes de Vox y lo instó a reflexionar sobre su actitud en relación con la participación de Vox en las elecciones.

Ignacio Garriga, al analizar los resultados electorales de la noche del 18-F, puso el foco en lo que calificó como el "fracaso mayúsculo" del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y de la coalición electoral Sumar en los comicios gallegos. Los socialistas lograron su peor resultado histórico en la región, mientras que la coalición liderada por Yolanda Díaz no consiguió representación. Garriga destacó la debilidad actual de los partidos del Gobierno y llamó al PP a no "blanquear" al PSOE, argumentando que acciones como pactos y acuerdos podrían estar debilitando la posición del PP frente al partido gobernante.

El vicepresidente de Vox también advirtió sobre el crecimiento del Bloque Nacionalista Galego, que se consolidó como el principal partido de la oposición, superando incluso al PSOE en votos con más del 30 % del total. Abascal denunció el "avance inexorable" del nacionalismo en Galicia, atribuyendo parte de esta tendencia a las políticas lingüísticas implementadas por los populares. Aunque reconoció que no eran buenos resultados para España, Garriga celebró que el BNG no gobernara en Galicia y subrayó la responsabilidad compartida entre socialistas y populares por el crecimiento del nacionalismo, al utilizarlo como apoyo estratégico en momentos clave para alcanzar el poder.

En conclusión, el líder de Vox en Cataluña enfatizó la necesidad de mantener una "distancia infinita con el nacionalismo". Garriga insistió en aprovechar la actual debilidad de los partidos del Gobierno para exponer y denunciar sus acciones. Advertir sobre la peligrosidad de Pedro Sánchez en momentos de debilidad se convirtió en un llamado de atención, indicando que "cuando Sánchez está más débil es cuando Sánchez está más peligroso".

La noche electoral del 18-F dejó un panorama complejo y cargado de tensiones, con Vox enfrentándose a desafíos que van más allá de la mera contienda electoral. El análisis detallado de los resultados y las declaraciones de los líderes del partido revelan una profunda reflexión sobre el presente y una estrategia de futuro que promete redoblar esfuerzos y ajustar su mensaje para ganar terreno en el complejo tablero político español.