El selectivo bursátil español está teniendo un inicio de década que permanecerá en la mente de los inversores durante mucho tiempo. 2020 está siendo uno de los años más convulsos que se recuerdan en la bolsa española y los sufridos inversores tratan de encontrar algún salvavidas bursátil que les permita capear el temporal de la mejor manera posible. De momento, disponen de apenas un par de ellos. Hoy vamos a analizar el escenario actual en el que se mueven las cotizaciones de una bolsa nacional marcada por fuertes caídas y pocos valores seguros.

Marzo de 2020, una fecha que pasará a la historia financiera

Los analistas ya han acuñado un término para referirse al epicentro del desplome bursátil de la bolsa española: Marzo negro. Se ha ganado el nombre por derecho propio, ya que entre el 6 y el  16 del mes de marzo, el Ibex 35 se dejaba más de 3000 puntos. Nunca antes se había registrado una caída tan rápida y de tanta magnitud en la bolsa española. Por ello, marzo de 2020 pasará a la historia de las finanzas como el mes en el que el Ibex borraba de un plumazo casi dos décadas de crecimiento.

Empresas que resisten la sangría

Por asombroso que pueda parecer, la brutal caída experimentada por el Ibex 35 se ha visto contenida por apenas un puñado de empresas que están logrando permanecer en verde contra viento y marea. Hablamos principalmente de Cellnex y Viscofan, las únicas dos empresas de la bolsa española que no se han contagiado del pánico del coronavirus.

Lo más extraordinario de estas compañías es que no solo han logrado resistir a la masacre bursátil, sino que han registrado ganancias de dos dígitos desde principios de este año. Por sorprendente que pueda parecer, este crecimiento tiene fácil explicación: se trata de compañías centradas en sectores esenciales en la situación actual, como las telecomunicaciones o la alimentación, más necesarias que nunca, y las compañías cuentan con una deuda inferior a la media y alta presencia internacional.

Meses de incertidumbre por delante

Parece que los inversores deberán armarse de paciencia y prudencia para afrontar la segunda mitad de este año tan complicado. El Ibex 35 se encuentra actualmente en una especie de tierra de nadie, en la que podrían producirse movimientos violentos en cualquiera de las direcciones. El mercado bursátil se está mostrando hiperreactivo ante prácticamente cualquier noticia que se publica sobre la pandemia y con la incertidumbre crecen los niveles de volatilidad, lo que complica la operativa. Tampoco ayuda la tradicional volatilidad que se registra históricamente entre los meses de mayo y octubre, debido a la menor liquidez de los mercados por una menor actividad financiera.

En resumidas cuentas, todo apunta a que las aguas no se calmarán hasta que se disipen al menos parcialmente las dudas que atenazan a nuestra economía. Toca esperar pues al progresivo levantamiento del confinamiento y a la reapertura del turismo y la hostelería, dos fuentes de riqueza fundamentales para nuestro país. También habrá que analizar detenidamente las medidas económicas adoptadas por las autoridades y sus consecuencias a corto, medio y largo plazo. Dado que todo esto no se producirá de la noche a la mañana, los próximos meses estarán forzosamente marcados por la incertidumbre.