26.04.2024 |
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EL LOBO IBÉRICO

Nueva matanza del lobo: «Corría la sangre por la calle»

Nuevos ataques de lobos se suceden en la región, y cada vez son más frecuentes en los propios cascos urbanos de las localidades rurales de Cantabria, cuyos habitantes se levantan mañana si, mañana no, con cadáveres de animales en las puertas de sus casas atacadas por manadas que ya no tienen límites | Son más de 600 reses muertas en los últimos 6 meses, y cerca de 400 ataques de lobo en las diferentes comarcas de la región, de acuerdo con los últimos datos de la Consejería, que registra un aumento «preocupante» en los cascos urbanos

El joven Victor Coira Navamuel posa con el animal herido y varios cuerpos descuartizados por el lobo. / A.E.
El joven Victor Coira Navamuel posa con el animal herido y varios cuerpos descuartizados por el lobo. / A.E.
Nueva matanza del lobo: «Corría la sangre por la calle»

Otro fin de semana trágico para los cántabros que viven en las zonas rurales y que alimentan a sus familias con lo que recogen del campo, sea desde la huerta, o sea desde su corral, con su rebaño de ovejas, cabras o gallinas.

Ahora los lobos atacan en sus propios corrales, entrando en los cascos urbanos, en la propiedad privada, hasta ‘la puerta de casa’ del ganadero, que amanece con su manada atacada, ensangrentada y despiezada por los perros salvajes que rondan sus viviendas, sin temor al humano, que haga que mantengan una distancia.

Hoy los turistas que hicieron noche en Barrio, una localidad de Campoo de Suso, se han llevado las manos a la cabeza y han puesto el grito en el cielo, cuando paseando por sus calles se han encontrado unas 5 ovejas matadas por lobos.

«Corría la sangre por la calle esta mañana, es escandaloso», nos contaba ayer Manuel Coria, ganadero de la zona, conocido por todos, por abanderar movilizaciones en la capital, la Consejería de Medio Rural, y la Delegación del Gobierno, hasta el Parlamento, reivindicando «menos palabrería» y «más hechos» a los políticos responsables.

«Un turista me decía, por dios llama al veterinario, y yo contestaba, calla, ya no se puede hacer nada, y un veterinario me cuesta más que la propia oveja atacada», nos contaba Coria que está «cansado» de que no se haga nada.

«Las indemnizaciones no cubren las pérdidas económicas y personales que sufrimos», afirma, y añade «además de que tardan en llegar 5 o 6 meses». Una de sus reivindicaciones es que las tarifas por indemnización por las reses perdidas sean de mayor cuantía, porque denuncia que «si se llevan al cordero entero no lo cuentan como res perdida» por lo que no se registra y no se indemniza. Coria pide medidas «eficaces» que «ayuden a evitar los ataques, a controlarlo», igual que se controlan otros hábitats. Exigen una normativa que se pueda aplicar, ya que «lo que tenemos hoy no es aplicable, por la norma estatal impera sobre la regional y así no se evitarán más ataques», sentencia.

El pasado mes de junio, el Gobierno de Cantabria autorizó la caza de diez lobos en tres zonas de la región debido a la «importancia y recurrencia» de sus ataques al ganado y los daños causados, dentro del plan de gestión de esta especie, incluida el pasado otoño en el LESPRE, el listado de las silvestres en régimen de protección especial. Pero Manuel Coira considera que es otra norma ‘humo’ que «sólo sirve para contentarnos y callarnos». Además este ganadero lamenta que el procedimiento que utiliza la Consejería no es eficaz, ya que los registros y verificaciones que hacen cuando se sucede un ataque ‘están basadas en informes de la subdirección general de Medio Natural que determinan los daños por agentes y técnicos del departamento’, pero llegan «casi siempre» tarde, y ya los demás animales carroñeros se han cebado con los restos, o bien los lobos se llevan a los corderos enteros para sus cachorros, y no hay muestra que tomar, porque directamente el cordero ha desaparecido.

Por eso reclama «menos palabrería» y más «hechos». Uno de esos hecho ha sido la petición mediante carta hace unas semanas al Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) que realice controles de lobo en la región con el fin de equilibrar la necesaria convivencia entre esta especie y la ganadería extensiva, tal y como establece el Plan de Gestión de Lobo de Cantabria. La carta remitida cuenta con el apoyo de todo el sector ganadero cántabro.

En la carta, tanto el Gobierno de Cantabria como los colectivos del sector ganadero afectados por los ataques del lobo, consideran que la decisión del Ministerio ha sido tomada con «pleno conocimiento» de la oposición de todas las organizaciones profesionales agrarias que representan a los ganaderos españoles como interlocutores del Gobierno de España con un sector que «ya viene sufriendo graves problemas económicos y de viabilidad, por lo que esta decisión no ha hecho otra cosa que agravarse por los conflictos de los últimos meses, y para que el las pérdidas derivadas de los daños del lobo son una condena definitiva».

Tal y como se reclama en la carta, «los daños que se vienen produciendo desde que entró en vigor la orden ministerial, que se han recrudecido de forma muy importante y que se incrementarán aún más cuando el ganado extensivo suba a los pastos como requiere la gestión de estos territorios, exigen intervenciones de inmediato».

El sector afectado quiere hacer ver a la ministra que la gestión de lobo «no se arregla con más dinero porque los ganaderos reclaman lo que es justo, ni un euro más ni uno menos, pero no queremos trabajar para dar de comer al lobo».

La fauna salvaje y la doméstica. ¿Quién protege al cordero o al potro?

En todos estos ataques, además del ganadero hay otras víctimas, silenciosas, somo suelen ser las víctimas, que son las que más sufren. Los corderos, ovejas, potros, cabras y yeguas que son atacadas por los lobos, para alimentar a sus crías y su manada. Organizaciones medio- ambientales y de protección de la fauna en España, junto con ganaderos, gobiernos e incluso la opinión pública sugieren que se busque un equilibrio entre los dos hábitats, el del humano y el de la vida salvaje. Es razonable. Pero y el hábitat del animal doméstico, ¿quién lo protege?

La única solución que por el momento plantea el Gobierno Central, es a base de ayudas económicas, como si un cheque pudiera resucitar a los cientos de corderos y potros que crían los ganaderos con mimo y tesón.

Estos animales, al igual que el lobo, en su día fueron salvajes, y se domesticaron como ayuda al humano para la labranza y el consumo propio. Pero como suele ocurrir con las víctimas, a esos animales se les culpabiliza por ser domésticos, por ‘invadir’ el hábitat del lobo, cuando también fue en su día su propio hábitat. Sólo queda esperar que llegue el día en que humanos, ánimales salvajes y animales domésticos vuelvan a convivir como lo hacían no hace mucho tiempo.

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