27.04.2024 |
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CABÁRCENO

Cabárceno es un "remanso de paz" sin turistas

La imagen de tranquilidad en los animales de Cabárceno se ha vuelto a repetir desde que el Gobierno de Cantabria decidió el 11 de noviembre cerrar de nuevo la instalación
Cabárceno es un "remanso de paz" sin turistas
Un ciervo con su cría en mitad de la carretera, avestruces y jirafas buscando atención o un sinfín de animales campando a sus anchas son las imágenes que estos días ven los trabajadores del Parque de la Naturaleza de Cabárceno, después de que la instalación se haya visto obligada a cerrar por la pandemia.

La imagen de tranquilidad en los animales de Cabárceno se ha vuelto a repetir desde que el Gobierno de Cantabria decidió el 11 de noviembre cerrar de nuevo la instalación tras decretarse la limitación a la movilidad entre los municipios cántabros para evitar los contagios de la covid-19.

Lo mismo ocurrió con el confinamiento domiciliario, tras el primer estado de alarma en marzo, cuando por primera vez en sus 30 años de historia -que cumple este 2020- este parque de la naturaleza, que es la primera atracción turística de Cantabria, tuvo que cerrar sus puertas al público.

Y esa medida tras batir solo tres meses antes su récord histórico de visitantes, con más de 160.000 turistas que pasaron por este parque el mes de agosto.

Ahora, a lo largo de sus casi 800 hectáreas, los cerca de mil animales de 130 especies diferentes, tanto los que están en recintos como los que viven en libertad, se adueñan y utilizan todo el espacio disponible.

Si lo normal es que cuando hay visitantes en zonas comunes no se observan animales, en estos días en los que el tráfico por el parque se reduce a su personal, se puede ver cómo ciervos, liebres o ardillas se despistan.

“Las características del parque con los grandes recintos que tiene hace que los animales no les afecte demasiado el que haya público o no, lo que sí observamos es que aquellos animales que son especialmente tímidos, que habitualmente no se suelen acercar a la valla, ahora están cómodos y se acercan a las vallas”, ha asegurado, en una entrevista con Efe, el jefe de veterinarios de Cabárceno, Santiago Borragán.

Mientras que los animales no se ven afectados directamente por las consecuencias del cierre del parque, los 137 trabajadores de esta instalación cántabra lo notan mucho porque saben que Cabárceno necesita visitantes para cubrir todos los gastos, ya que “los animales siguen comiendo y no les importa la pandemia”.

La directora de Cabárceno, Beatriz Sainz, no sabe si en las navidades se podrá reabrir el parque porque dependen, “como no puede ser de otra manera”, de la evolución sanitaria de la pandemia.

Y durante el tiempo que dure el cierre perimetral de municipios en la región, los animales seguirán adueñándose de Cabárceno para ir recuperando lo que es su espacio.

CRECE LA FAMILIA

“La adaptación de las crías que nacieron durante la cuarentena en marzo y abril está siendo perfecta y se han adaptado sin problema, la verdad es que prácticamente no ha habido ninguna baja. Aquí siguen Félix y Felisa, los camellos que estuvimos criando a biberón y que nacieron precisamente el día que se decreto el confinamiento domiciliario”, recuerda Borragán.

Y aunque, según ha explicado, en esta época del año no es muy frecuente que haya nacimientos, tienen alguna hembra controlada porque podría parir y que “de regalo de reyes diese alguna cría”, pero ha reiterado que no es lo normal.

A los nacimientos de la cuarentena y a los posibles nuevos integrantes de la gran familia de Cabárceno, se han incorporado una pareja de bisontes lowland, un macho de dos años y una hembra de 13 meses, que se sumarán a la manada cántabra ampliándose así hasta siete bisontes.

Los habitantes de Cabárceno seguirán disfrutando de la soledad que les permite la pandemia y que les deja recuperar el espacio que, con las puertas abiertas del parque, ocupan los miles de turistas que todos los años visitan este espacio natural. 

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