26.04.2024 |
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CABÁRCENO

Adentrarse en Cabárceno con linterna

Una visitante hace fotos frente a un grupo de gamos durante "Cabárceno Edición Limitada", una visita nocturna guiada al Parque de la Naturaleza de Cabárceno en Cantabria. La nueva propuesta lanzada por la empresa pública Cantur para visitar el Parque de noche con un máximo de seis personas con guía se ofrece coincidiendo con el rito de cortejo de los ciervos (la "berrea") y el de los gamos (la "ronca"). EFE/ Pedro Puente Hoyos
Visita nocturna guiada al Parque de la Naturaleza de Cabárceno en Cantabria. / Pedro Puente Hoyos
Adentrarse en Cabárceno con linterna
 Los menos de 60 afortunados que se han podido apuntar a la nueva experiencia nocturna que ofrece el Parque de la Naturaleza de Cabárceno van a descubrir, linterna en mano, cómo cambia la presencia, los sonidos y hasta el olor de la instalación, así como el comportamiento de los animales que alberga.

"Cabárceno Edición Limitada" es la nueva propuesta lanzada por la empresa pública Cantur para visitar el Parque de noche, con un máximo de seis personas con guía, y que se ofrece coincidiendo con el rito de cortejo de los ciervos (la "berrea") y el de los gamos (la "ronca"), como ha podido presenciar Efe.

Sin embargo, éstos no son más que un reclamo, ya que ambos ritos de apareamiento se pueden apreciar en otras partes de Cantabria. Lo que realmente llama la atención es el comportamiento de los animales por la noche, que difiere en la mayoría de ellos a los de su actitud matutina.

Al llegar, sobre las 20.00 horas, los visitantes se montan en un coche del Parque, que no deja lugar a dudas por su blanco y negro a rayas como si fuera una cebra, para subir a la primera parada: un alto desde el que se ve la puesta de sol tras subir por una vía que no es de acceso a turistas.

Pese a que la visita está condicionada por la situación meteorológica, el camino habitual arranca en el recinto de la fauna ibérica. Allí esperan unos convivientes inusuales: los ciervos, los gamos y los monos de Gibraltar.

Como señala una de las guías del Parque, Lidia, que ésta es la primera ocasión en la que realiza la visita sin ser un ensayo, estos primates son tan hiperactivos que, para distraerse, desparasitan a sus vecinos de forma "altruista".

La visita se olvida de los caminos y pasa directamente por el prado que comparten estos animales. Algunas de las madres de los monos portan en el lomo o en el pecho a sus crías, sin perder un ápice de agilidad en el salto de rama a rama, y pasando a escasos metros del coche como si la cosa no fuese con ellos.

De momento los ciervos no han empezado "la berrea", ya que aún se los ve juntos sin pelear, y para ello habrá que esperar a los primeros días de lluvia o frío del otoño.

Sin embargo, cuando empiece este periodo lucharán por hacerse con el mejor harén, que puede ser de hasta una docena de ciervas, y en ocasiones se olvidarán de comer perdiendo mucho de su peso, que puede ser de unos 250 kilogramos, ya que sólo se centran en la cópula.

La siguiente parada es el recinto de los cinco unicornios blancos del Parque, que son de color más bien gris, o rojizo por el barro en el que se revuelcan, pero que reciben ese nombre por un error de traducción en el pasado.

De camino al siguiente espacio, se ve cómo los ciervos se saltan su particular "confinamiento" y abandonan el recinto de fauna ibérica para pastar en otros, lo que permite ver a un camello bactriano acompañado por dos venados.

Según Lidia, es un comportamiento habitual, sobre todo en los herbívoros, que son "más movidos que los animales que se alimentan de otros animales". Estos, por precaución, duermen a cubierto para que estén controlados durante la noche.

Los osos pardos, uno de los 'platos fuertes' en cuanto a fauna del Cantábrico se refiere, son el siguiente destino. La guía utiliza un "entrenamiento veterinario", consistente en agitar una bolsa de pan llena de manzanas, que como ocurría con el perro de Pavlov, hace que en menos de un minuto acudan varios osos a degustar su 'menú'.

Así, los visitantes tienen a menos de un metro a estos animales, separados, eso sí, por una valla de metal.

Hienas y bisontes son los próximos anfitriones. Las primeras son muy complicadas de ver. De hecho, la directora del Parque, Beatriz Sainz, que acompaña a los periodistas en esta visita, bromea con que muchos visitantes creen que no las hay.

En esta ocasión, sólo una hiena se dejó ver a la luz de linterna para disipar la incredulidad de algunos. Los bisontes fueron menos reticentes y, al escuchar el pan, acudieron en manada hasta que no se les echó nada más y se fueron a descansar.

La última parada, antes de contemplar Santander y los Valles Pasiegos desde el mirador Rubí y recalar en la cafetería de la Mina, donde espera un pequeño ágape de productos cántabros, es el recinto de los hipopótamos pigmeos.

Durante el trayecto se pueden ver otros animales, como liebres o jabalíes, aunque es difícil que una experiencia sea igual un día y al siguiente, ya que depende tanto del tiempo como de lo que el animal quiera hacer en ese momento.

A las pocas horas de sacar esta oferta ya estaban agotadas todas las fechas del programa, lo que llevó a Cantur a ampliar la oferta a dos jueves más de visitas, que también se acabaron rápidamente.

Para estas visitas nocturnas, que tienen una duración de dos horas y media y cuestan 50 euros para adultos y 30 para niños, el número máximo de personas por sesión es de seis personas de la misma unidad familiar o que vivan juntos.

La directora del Parque, que lleva poco más de mes y medio en el cargo, lo ve una forma de disfrutar de la instalación "sin el bullicio del día" y "desde un punto de vista todavía más tranquilo".

"Se han conjugado todos los factores posibles: acabo de incorporarme al Parque, vengo con ganas y mucha ilusión, y era una propuesta que los trabajadores habían hecho en otras ocasiones", asegura la directora, quien espera que este paquete sea "el punto y seguido" de un gran verano de visitas al Parque, que en agosto batió su récord con 160.523 usuarios.

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