26.04.2024 |
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Una misionera busca ayuda en Valencia para ampliar una leprosería en Camerún

La religiosa carmelita descalza Pascale Nicolas ha estado en València para buscar ayuda destinada a ampliar y renovar una leprosería en Camerún gracias a Manos Unidas y a otros benefactores.
La religiosa carmelita descalza Pascale Nicolas ha estado en Valencia para ampliar y renovar una leprosería en Camerún gracias a Manos Unidas Valencia y a otros benefactores.
Una misionera busca ayuda en Valencia para ampliar una leprosería en Camerún

VALÈNCIA, 26 (EUROPA PRESS)

La religiosa carmelita descalza Pascale Nicolas ha estado en València para buscar ayuda destinada a ampliar y renovar una leprosería en Camerún gracias a Manos Unidas y a otros benefactores.

Según explica la misionera, de nacionalidad belga, la leprosería se creó en 1954 como tal solo para enfermos de lepra, pero pronto, poco a poco empezó a atender otras dolencias, gente muy pobre que pedía ayuda por heridas graves".

El centro fue creciendo porque había mujeres que sufrían lepra que acudían con sus maridos, empezaron a tener hijos y así surgió la necesidad de crear una escuela, relata en un comunicado del Arzobispado.

Por tanto, la leprosería se convirtió en un lugar para atención sanitaria general para los más pobres y excluidos del sistema de salud. Actualmente atiende tres tipos de enfermos graves: de lepra, que "ahora son pocos", por heridas crónicas o agudas y por tuberculosis multi resistente".

"Para casos graves, la leprosería tiene reputación de ser el centro de la última suerte ya que algunos hospitales, antes de amputar, nos mandan a los enfermos y en muchos casos los podemos recuperar y evitar que pierdan el miembro. Pero cuando ha sido inevitable, esa operación no la hacemos nosotros, las hermanas nos planteamos cómo ayudar a todas esas personas a recuperar su autonomía mediante prótesis, y que puedan mejorar su calidad de vida", resalta.

Respecto a las prótesis Nicolas recuerda que empezaron a hacerlas allí con ayuda de algunos benefactores, pero "salían muy caras y eran de mala calidad: por debajo de la rodilla costaban unos 750 euros, por encima unos 1.300 euros, y se rompían enseguida, con lo que lamente que "era una pena ver la frustración de las personas que se volvían a quedar igual".

Así se decidió construir un centro de prótesis en un terreno que pertenece a la congregación de las carmelitas misioneras en el barrio de Banga Bakoko, a unos cuatro kilómetros de la leprosería.

Se prevé de cara al futuro que sea un centro polivalente y atienda salud en general, a la vista del crecimiento del barrio donde está, sin estructuras sanitarias. Este proyecto contará con la colaboración de Manos Unidas Valencia.

La vinculación de la misionera llegó gracias a un voluntario de la ONG que, a través de su hija que trabaja en una fundación, se puso en contacto con ingenieros y técnicos de Madrid, Bilbao y Valencia. Todos querían colaborar, pero finalmente quien más se implicó fue Manuel Martínez, profesor de la Universitat Politècnica de València (UPV) que presta su apoyo de manera altruista.

PRÓTESIS EN 3D

El proyecto de prótesis en 3D se lleva a cabo con el asesoramiento de la UPV en material, coste y formación junto al apoyo de Fondos Religiosos para la Salud para confeccionar de forma autónoma las prótesis.

Paralelamente, Manos Unidas construye el edificio que albergará el centro de prótesis y la ONG de las Carmelitas Misioneras financia el transporte de material. "Aún nos falta un generador eléctrico, porque poner paneles solares costaría muchísimo dinero", remarca la religiosa, que busca ayuda para financiar el generador en València, en toda España y en países como Bélgica y Luxemburgo.

Con este nuevo proyecto esperan poner unas cien prótesis al año ya que hacen falta unas cien horas de trabajo para cada una y "hay mucha demanda porque las personas no tienen recursos ni hay centros".

Pascale Nicolas sintió la llamada para ser misionera muy joven. A los 15 años tenía claro que su destino estaba en África y a los 17 años llegó al Congo para un proyecto de una biblioteca junto a un grupo de amigos 'scouts' y del movimiento cristiano. Así conoció a las Carmelitas Misioneras, una congregación española a la que decidió unirse, con lo que se ha convertido en la primera carmelita misionera de nacionalidad belga.

Su primera intención fue estudiar derecho internacional para luchar contra las leyes injustas pero durante su viaje a Congo asistió a un parto muy complicado en el que acompañó a la joven madre, experiencia que la decidió por entregarse a las hermanas de la salud y se hizo enfermera. También ha participado en otros proyectos en países africanos como el Congo, Kenia o Costa de Marfil.

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