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Un estudio pone en duda la importancia del consumo de carne en la formación de la evolución humana

Un nuevo estudio pone en duda la primacía del consumo de carne en la evolución humana temprana. Aunque las pruebas arqueológicas del consumo de carne aumentan de forma espectacular tras la aparición del Homo erectus, los autores del estudio sostienen que este aumento puede explicarse en gran medida por la mayor atención que la investigación presta a este periodo de tiempo, lo que sesga las pruebas a favor de la hipótesis de que "la carne nos hizo humanos".
Un estudio pone en duda la importancia del consumo de carne en la formación de la evolución humana

MADRID, 24 (EUROPA PRESS)

Un nuevo estudio pone en duda la primacía del consumo de carne en la evolución humana temprana. Aunque las pruebas arqueológicas del consumo de carne aumentan de forma espectacular tras la aparición del Homo erectus, los autores del estudio sostienen que este aumento puede explicarse en gran medida por la mayor atención que la investigación presta a este periodo de tiempo, lo que sesga las pruebas a favor de la hipótesis de que "la carne nos hizo humanos".

Los rasgos humanos por excelencia, como el gran cerebro, aparecen por primera vez en el Homo erectus hace casi 2 millones de años. Esta transición evolutiva hacia rasgos similares a los del ser humano se suele relacionar con un importante cambio en la dieta que implica un mayor consumo de carne. Sin embargo el nuevo estudio, publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences', lo pone ahora en duda.

"Generaciones de paleoantropólogos han acudido a yacimientos muy bien conservados en lugares como la garganta de Olduvai en busca de pruebas directas de que los primeros humanos comían carne, y las han encontrado, lo que ha reforzado el punto de vista de que hubo una explosión de consumo de carne después de hace 2 millones de años", explica W. Andrew Barr, profesor adjunto de antropología en la Universidad George Washington, en Estados Unidos, y autor principal del estudio.

"Sin embargo, cuando se sintetizan cuantitativamente los datos de numerosos yacimientos de toda África oriental para poner a prueba esta hipótesis, como hicimos aquí, esa narrativa evolutiva de 'la carne nos hizo humanos' empieza a desvelarse", añade.

Barr y sus colegas recopilaron datos publicados de nueve áreas principales de investigación en África oriental, incluyendo 59 niveles de sitios que datan de hace 2,6 y 1,2 millones de años. Utilizaron varias métricas para rastrear la carnivoría de los homínidos: el número de yacimientos zooarqueológicos que conservan huesos de animales que tienen marcas de corte hechas por herramientas de piedra, el recuento total de huesos de animales con marcas de corte en todos los yacimientos y el número de niveles estratigráficos comunicados por separado.

Los investigadores descubrieron que, cuando se tiene en cuenta la variación en el esfuerzo de muestreo a lo largo del tiempo, no hay un aumento sostenido en la cantidad relativa de pruebas de carnivoría después de la aparición de H. erectus.

Señalan que, aunque la abundancia bruta de huesos modificados y el número de yacimientos y niveles zooarqueológicos aumentaron de forma demostrable tras la aparición de H. erectus, los incrementos se vieron reflejados en un aumento correspondiente de la intensidad del muestreo, lo que sugiere que la causa podría ser el muestreo intensivo, más que los cambios en el comportamiento humano.

"Llevo más de 20 años excavando y estudiando fósiles marcados por el corte, y nuestros hallazgos me sorprendieron mucho", explica Briana Pobiner, investigadora del Programa de Orígenes Humanos del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian y coautora del estudio.

"Este estudio cambia nuestra comprensión de lo que el registro zooarqueológico nos dice sobre los primeros comedores de carne prehistóricos --prosigue--. También demuestra lo importante que es que sigamos planteando grandes preguntas sobre nuestra evolución, al tiempo que seguimos descubriendo y analizando nuevas pruebas sobre nuestro pasado".

En el futuro, los investigadores subrayaron la necesidad de encontrar explicaciones alternativas sobre por qué surgieron ciertos rasgos anatómicos y de comportamiento asociados a los humanos modernos.

Entre las posibles teorías alternativas figuran el aprovisionamiento de alimentos vegetales por parte de las abuelas y el desarrollo del fuego controlado para aumentar la disponibilidad de nutrientes mediante la cocción. Los investigadores advierten que ninguna de estas posibles explicaciones tiene actualmente una base sólida en el registro arqueológico, por lo que queda mucho trabajo por hacer.

"Creo que este estudio y sus conclusiones son de interés no sólo para la comunidad paleoantropológica, sino para todas las personas que actualmente basan sus decisiones dietéticas en alguna versión de esta narrativa de comer carne --apunta Barr--. Nuestro estudio socava la idea de que comer grandes cantidades de carne impulsó los cambios evolutivos de nuestros primeros ancestros".

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