Lola Camús

Santander, 3 jul (EFE).- No ha sido fácil el camino que ha tenido que transitar María José Sáenz de Buruaga hasta convertirse en la primera presidenta de Cantabria desde que en marzo de 2017 se puso al frente de un PP herido y roto. Exigente consigo misma y con los que la rodean, no ha parado hasta conseguir la meta que entonces se propuso: "ganar primero para gobernar después".

Quienes la conocen bien dicen que Buruaga es una persona muy reflexiva, que le da muchas vueltas a las cosas, pero que cuando toma una decisión "va a por ello", caminando recto y superando obstáculos.

Muchos no hubieran dado crédito a lo que estaban oyendo si hace seis años, cuando ganó el 12 Congreso Regional del PP por cuatro votos, les hubieran dicho que María José Sáenz de Buruaga iba a acabar relevando a Miguel Ángel Revilla en Peña Herbosa, la sede del Gobierno regional.

También a muchos les hubiera costado creerlo hace cuatro años, cuando fue proclamada candidata a la Presidencia tras la espantada de la atleta Ruth Beitia, la primera opción del entonces presidente de los populares Pablo Casado para el cartel electoral de 2019... Y algunos han mantenido el escepticismo hasta la misma noche electoral.

"HEMOS HECHO HISTORIA"

"Hemos hecho historia", proclamó eufórica esa noche la presidenta del PP de Cantabria cuando se unió a los afiliados y simpatizantes que la esperaban para celebrar la ansiada victoria en las urnas, mano a mano con Gema Igual, reelegida alcaldesa de Santander con mayoría absoluta y su número dos en la lista al Parlamento.

Unos minutos antes el PP había sumado su escaño número 15, a tres de la mayoría absoluta, un resultado que no vaticinaban ni las encuestas más optimistas para los populares.

Atrás quedaron los malos momentos, las duras críticas y hasta los insultos de los que la llamaron traidora cuando decidió dar un paso adelante y disputarle la Presidencia del partido a Ignacio Diego, que había confiado en ella como su mano derecha, en un controvertido congreso que acabó en los tribunales.

Y también el mal trago de asistir a la presentación como candidata a la Presidencia de Cantabria de la olímpica Ruth Beitia, que terminó renunciando en solo unos días porque las circunstancias la superaron.

María José Sáenz de Buruaga fue la primera mujer al mando del PP en Cantabria y le tocó cerrar heridas y recuperar la unidad, una misión que ya da sobradamente por cumplida.

Ahora es ya la primera presidenta del Gobierno de Cantabria, después de conseguir el objetivo que no se ha cansado de repetir durante toda la campaña: gobernar en solitario y conseguir un acuerdo con el PRC de Miguel Ángel Revilla para que se abstuviera y facilitara su investidura.

MIRANDO AL FUTURO

Y nada más opuesto al mediático Revilla, al que se ha pasado toda la legislatura acusando de dedicarse a recorrer los platós de televisión en vez de gobernar para solucionar los problemas de Cantabria. El líder de los regionalistas ha contraatacado en campaña afeándole que se esconda hasta en los carteles electorales, donde la consabida fotografía del político sonriente pidiendo el voto fue sustituida por un dibujo de Buruaga "mirando el futuro".

El entrecomillado corresponde a la interpretación que hacen en el PP del cartel, con el que, según sostienen, quiso simbolizar el compromiso con el cambio, desmarcándose incluso del resto de los candidatos de su partido, que apostaron por la tradicional fotografía.

El perfil político de Buruaga es el de una gestora que tiene como el mayor de sus orgullos el haber conseguido acabar las obras, empantanadas durante años, del Hospital Marqués de Valdecilla cuando era vicepresidenta y consejera de Sanidad en el gobierno de Ignacio Diego, de 2011 a 2015.

Nacida en la villa marinera de Suances en 1968, se licenció en Derecho después de dejar colgados los estudios de Física. A los 23 años se afilió al Partido Popular y empezó en política como concejal de su pueblo.

Divorciada y casada en segundas nupcias con un fotoperiodista, Miguel de las Cuevas, tiene una hija de 24 años, Araceli, de su primer matrimonio.

Cuando sus obligaciones se lo permiten le gusta perderse en la playa de Los Locos, en Suances, lleva en la guantera del coche todos los discos de Alejandro Sanz y su escritora favorita es Isabel Allende. Una de sus asignaturas pendientes es viajar más fuera de España y el primer destino que tiene en mente es Argentina.

Quienes la conocen bien dicen que Buruaga es muy cercana, empática y cariñosa, aunque no lo parezca por la vehemencia con la que suele defender sus posiciones. También la describen como una mujer muy trabajadora, una hormiguita, una perfeccionista a la que le gusta tenerlo todo controlado, sin que nada se le escape. EFE

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